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¿Qué pretenden los terroristas? Parte II

Redacción República
07 de octubre, 2014

El caso de los nefastos resultados de la “paz”
guatemalteca debe servir de ejemplo a los países latinoamericanos, hostigados
por las guerrillas rojas que intentan legalizarse a toda costa. Los únicos
objetivos de los terroristas guatemaltecos, salvadoreños, colombianos,
mexicanos, peruanos, uruguayos, paraguayos y de otros países han sido llegar al
poder para vengarse del propio Estado y sus fuerzas de seguridad y, de paso,
lucrar con la desgracia humana que los mismos terroristas han sembrado.

En Guatemala en 1996 se firmaron los
Acuerdos de Paz bajo las condiciones chantajistas de la guerrilla. Los países
europeos, siendo garantes de estos acuerdos, insistieron en la creación de las
organizaciones no gubernamentales (ONG) dedicadas a la protección de los
derechos humanos – organizaciones no auditables y no fiscalizables – y se
comprometieron a mantenerlas económicamente a través de las donaciones.

Así, la “defensa de los
derechos humanos” se ha convertido en un negocio en este país centroamericano,
pero un negocio exclusivo de los exguerrilleros-terroristas. Sin embargo,
escondiéndose bajo la piel de los “defensores” y percibiendo millones de euros
del dinero ajeno, los oenegeros siguen sembrando el terror entre la población y
continúan destruyendo la propiedad pública y privada.

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Según
los datos proporcionados por la Comisión Europea, “Guatemala se beneficia del
Instrumento Europeo para la Democracia y los Derechos Humanos, y de otras líneas
temáticas de apoyo a ONG. El Instrumento Europeo para la Democracia y los
Derechos Humanos ha aportado 6 millones de quetzales anuales en estos últimos
años (ahora mismo funcionan 26 proyectos, por más de 70 millones de quetzales)
y las otras líneas temáticas más de 20 millones de quetzales por año
(actualmente 29 proyectos, por más de 150 millones de quetzales).”

Solo la Unión Europea
directamente ha donado el año pasado más de 30 millones de euros a varias ONG
guatemaltecas. Por su parte, Alemania, por ejemplo, hasta el 2012 donó 5
millones 220 mil euros a las ONG para el “apoyo a procesos de transformación de conflictos y memoria histórica’. En total, en los
últimos dos años los países de la Unión Europea y Noruega gastaron alrededor de
500 millones de euros en los “programas de apoyo a Guatemala”, administradas,
en su mayoría, por las ONG.

De acuerdo con el gobierno noruego,
en Guatemala el aporte es de los más significativos, ya que “Noruega es el 11º donante
al país en términos cuantitativos”. Según las valoraciones expresadas en el
informe de la Organización Europea de Cooperación y Desarrollo (OECD), Noruega
es en términos cualitativos aún más importante para el país. La evaluación
concluye que “Noruega es un donante valiente que no rehusa declarar la
necesidad de proteger los derechos humanos, un tema crítico, pero beligerante
para avanzar en el desarrollo del país”.

Si bien la labor de algunas ONG
puede considerarse como constructiva y provechosa para el país, no se puede
olvidar del terrorismo oenegero que, con el dinero ajeno, acosa a Guatemala. El
último caso es el acto terrorista en el municipio de San Juan Sacatepéquez, a
escasos kilómetros de la capital guatemalteca, donde fueron masacradas 11
personas (todos ellos campesinos indígenas). Se supo desde el momento del
crimen quiénes son los responsables: los mismo que
se escudan bajo el falso título de los “defensores de los derechos humanos” –
concretamente el Comité del Unidad Campesina (CUC) encabezado por exguerrillero
y beneficiario de las donaciones internacionales Daniel Pascual. El mismo CUC
que quemó la Embajada de España en el 1980 con múltiples víctimas mortales. El
mismo CUC que ahora es mantenido con el dinero proveniente de España (y otros
países europeos) o, mejor dicho, con el dinero de los contribuyentes españoles
y europeos.

Según
el mismo informe de la Comisión Europea, a esta ONG – CUC – le fueron donados
desde el 2011 casi 3,5 millones de euros. Esto sin contar otras fuentes de las
donaciones europeas: las organizaciones no gubernamentales y civiles
extranjeras y los recursos provenientes directamente de los gobiernos de
aquellos países.

No obstante, hay esperanzas de que
todo esto no suceda en los demás países que deben tomar en cuenta todos los
errores cometidos en el proceso de la mal llamada “paz” en Guatemala. La
comunidad internacional, sobre todo los donantes europeos de las organizaciones
guatemaltecas, deben estar conscientes de que están financiando el crimen
organizado y el terrorismo legalizado que van a seguir sucediendo mientras
exista este financiamiento. Al fin, los propios ciudadanos europeos tienen que
exigir a sus gobiernos la rendición de cuentas del gasto de sus propios
impuestos.

http://esblog.panampost.com/author/anton-toursinov/

¿Qué pretenden los terroristas? Parte II

Redacción República
07 de octubre, 2014

El caso de los nefastos resultados de la “paz”
guatemalteca debe servir de ejemplo a los países latinoamericanos, hostigados
por las guerrillas rojas que intentan legalizarse a toda costa. Los únicos
objetivos de los terroristas guatemaltecos, salvadoreños, colombianos,
mexicanos, peruanos, uruguayos, paraguayos y de otros países han sido llegar al
poder para vengarse del propio Estado y sus fuerzas de seguridad y, de paso,
lucrar con la desgracia humana que los mismos terroristas han sembrado.

En Guatemala en 1996 se firmaron los
Acuerdos de Paz bajo las condiciones chantajistas de la guerrilla. Los países
europeos, siendo garantes de estos acuerdos, insistieron en la creación de las
organizaciones no gubernamentales (ONG) dedicadas a la protección de los
derechos humanos – organizaciones no auditables y no fiscalizables – y se
comprometieron a mantenerlas económicamente a través de las donaciones.

Así, la “defensa de los
derechos humanos” se ha convertido en un negocio en este país centroamericano,
pero un negocio exclusivo de los exguerrilleros-terroristas. Sin embargo,
escondiéndose bajo la piel de los “defensores” y percibiendo millones de euros
del dinero ajeno, los oenegeros siguen sembrando el terror entre la población y
continúan destruyendo la propiedad pública y privada.

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Según
los datos proporcionados por la Comisión Europea, “Guatemala se beneficia del
Instrumento Europeo para la Democracia y los Derechos Humanos, y de otras líneas
temáticas de apoyo a ONG. El Instrumento Europeo para la Democracia y los
Derechos Humanos ha aportado 6 millones de quetzales anuales en estos últimos
años (ahora mismo funcionan 26 proyectos, por más de 70 millones de quetzales)
y las otras líneas temáticas más de 20 millones de quetzales por año
(actualmente 29 proyectos, por más de 150 millones de quetzales).”

Solo la Unión Europea
directamente ha donado el año pasado más de 30 millones de euros a varias ONG
guatemaltecas. Por su parte, Alemania, por ejemplo, hasta el 2012 donó 5
millones 220 mil euros a las ONG para el “apoyo a procesos de transformación de conflictos y memoria histórica’. En total, en los
últimos dos años los países de la Unión Europea y Noruega gastaron alrededor de
500 millones de euros en los “programas de apoyo a Guatemala”, administradas,
en su mayoría, por las ONG.

De acuerdo con el gobierno noruego,
en Guatemala el aporte es de los más significativos, ya que “Noruega es el 11º donante
al país en términos cuantitativos”. Según las valoraciones expresadas en el
informe de la Organización Europea de Cooperación y Desarrollo (OECD), Noruega
es en términos cualitativos aún más importante para el país. La evaluación
concluye que “Noruega es un donante valiente que no rehusa declarar la
necesidad de proteger los derechos humanos, un tema crítico, pero beligerante
para avanzar en el desarrollo del país”.

Si bien la labor de algunas ONG
puede considerarse como constructiva y provechosa para el país, no se puede
olvidar del terrorismo oenegero que, con el dinero ajeno, acosa a Guatemala. El
último caso es el acto terrorista en el municipio de San Juan Sacatepéquez, a
escasos kilómetros de la capital guatemalteca, donde fueron masacradas 11
personas (todos ellos campesinos indígenas). Se supo desde el momento del
crimen quiénes son los responsables: los mismo que
se escudan bajo el falso título de los “defensores de los derechos humanos” –
concretamente el Comité del Unidad Campesina (CUC) encabezado por exguerrillero
y beneficiario de las donaciones internacionales Daniel Pascual. El mismo CUC
que quemó la Embajada de España en el 1980 con múltiples víctimas mortales. El
mismo CUC que ahora es mantenido con el dinero proveniente de España (y otros
países europeos) o, mejor dicho, con el dinero de los contribuyentes españoles
y europeos.

Según
el mismo informe de la Comisión Europea, a esta ONG – CUC – le fueron donados
desde el 2011 casi 3,5 millones de euros. Esto sin contar otras fuentes de las
donaciones europeas: las organizaciones no gubernamentales y civiles
extranjeras y los recursos provenientes directamente de los gobiernos de
aquellos países.

No obstante, hay esperanzas de que
todo esto no suceda en los demás países que deben tomar en cuenta todos los
errores cometidos en el proceso de la mal llamada “paz” en Guatemala. La
comunidad internacional, sobre todo los donantes europeos de las organizaciones
guatemaltecas, deben estar conscientes de que están financiando el crimen
organizado y el terrorismo legalizado que van a seguir sucediendo mientras
exista este financiamiento. Al fin, los propios ciudadanos europeos tienen que
exigir a sus gobiernos la rendición de cuentas del gasto de sus propios
impuestos.

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