Con la más
reciente elección de Magistrados de la CSJ y de la Corte de Apelaciones hemos
logrado llegar a conclusiones relevantes sobre la precariedad de nuestro
Sistema de Justicia y lo viciado del proceso. Pero a ello, me gustaría
agregarle ciertas reflexiones con respecto al Sistema de Partidos Políticos, y
el rol que juegan en los procesos de elección de quienes dirigen las
principales instituciones de justicia, y fiscalización del país.

Hasta la fecha,
existen 25 partidos políticos inscritos en el Tribunal Supremo Electoral. De
los cuales, 24 han propuesto o siguen proponiendo al fundador del partido como
principal candidato presidencial: PP- Otto Pérez Molina; LIDER- Manuel
Baldizón; TODOS- Roberto Alejos; etc. (La única excepción es la URNG).

Esta práctica
común, no solo le ha restado institucionalidad y mecanismos meritocráticos a
las asociaciones políticas, sino también ha provocado cierto sentido de
servilismo por parte de los afiliados y miembros del partido hacia el fundador
o candidato presidencial, debido a que es él y su círculo cercano quienes decidirán
quien ocupa qué y en dónde, indiferentemente de sus capacidades. Además, ello
ha permitido que la lealtad esté colocada en estas figuras de autoridad dentro
de los partidos, y no a la ideología partidaria, y mucho menos a los electores.

No obstante, el
mayor riesgo sucede cuando estos partidos políticos, constituidos por dichos
vicios, llegan al poder. La prácticas de servilismo se replican nuevamente
dentro de el Estado, y el resultado: una división de poderes inexistente. Por
qué una vez adentro, el único interés del congresista es mantenerse en su
poder, lo cual implica buena relación con el “dueño del partido”. Y si no me
creen, basta con ver como este Congreso ha pasado –sin cuestionamiento alguno-
las principales propuestas que ha hecho el Ejecutivo, como la Reforma Fiscal,
el Presupuesto General de la Nación, Bonos, Préstamos y lo más reciente:
Magistrados Electos para la CSJ y las Cortes de Apelaciones. Además de las continuas reuniones que ha
sostenido el Binomio Presidencial con la bancada del Patriota para felicitarlos
por su buena labor dentro del Congreso.

Desafortunadamente,
la forma en como está constituido el Sistema Político del país, y la Ley de
Comisiones de Postulación también ha favorecido el uso de estas prácticas en
otros ámbitos más allá del Organismo Legislativo. El Sistema Judicial compuesto
por las Cortes (CSJ Y CA) el Ministerio Público, al igual que la Contraloría
General de Cuentas, son algunas de las otras instituciones que también caen en
dinámicas de servilismo con Presidentes y dueños de los partidos. Solo basta
con ver que hasta la fecha no existe ningún ex presidente o funcionario público
relevante que esté siendo juzgado en el país por delitos de corrupción. A pesar
que hace cuatro años oíamos repetidamente como Roxana Baldetti afirmaba que
tenía pruebas en contra de Sandra Torres por enriquecimiento ilícito. Hecho que
nos ayuda explicar la “sorpresiva” alianza entre LIDER y PP, y como ambos se
cubren la espalda de posibles persecuciones penales en el presente y en el
futuro cooptando el sistema judicial.

En resumen, las
anomalías en los procesos de postulación tienen una relación directa con la
debilidad institucional de nuestros partidos políticos que exportan sus malas
prácticas al Estado y logran cooptar cualquier institución que pueda limitar o
fiscalizar su administración.

Así que más que
reforzar y reformar la Ley de Comisiones de Postulación o de repetir procesos,
nuestros esfuerzos deberían estar enfocados en fomentar la institucionalidad de
nuestros partidos y fortalecer la separación de poderes para limitar cualquier
abuso de poder.