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¡Por Dios, marchaos!

Redacción
15 de diciembre, 2014

Hitler había invadido Polonia, ocupándola en tan sólo unas semanas y se aprestaba a invadir Bélgica, violando el estado de neutralidad de este pequeño país. Mientras tanto, el gobierno británico dudaba. El Primer Ministro Neville Chamberlain, arquitecto de un patético cúmulo de malentendidos y asunciones equivocadas con respecto a la naturaleza del régimen nazi, trataba aún de sostenerse en el poder. El rey había ordenado la disolución del gabinete y una nueva composición. Al verse rechazado, presenta su dimisión y el rey elige a Winston Churchill para encabezar el nuevo gobierno. Al conocerse el resultado, en la Cámara de los Comunes, uno de los diputados, le grita a un desconsolado Chamberlain, “¡Ya han hecho todo el mal que podían! ¡Por Dios, marchaos!”

Esta historia me ha hecho reflexionar. Quizá la payasada chavista del referéndum revocatorio no era una idea tan mala al final de cuentas. Porque a como están las cosas con un gobierno convertido en vulgar cleptocracia, en donde los pactos políticos se han convertido en una deuda multibillonaria que deberemos pagar los que seguimos tributando mientras que los políticos se compran mansiones de pésimo gusto para parecer rancheros prósperos en medio de un país que se muere de hambre, entre otras muchísimas carencias. En los últimos meses he notado que el presidente es incapaz de pronunciar dos palabras coherentes sin sonar a que está perdido entre las roscas que le han construido alrededor, flotando en una irrealidad cómoda en la que les gusta vivir a la mayoría de personas que no están dispuestas a enfrentarse con sus propias mediocridades e incapacidades.

A esto se suma la incapacidad de la vicepresidenta de mantenerse callada. Además, sufre de alguna anomalía seria en la habilidad de construir oraciones que tengan algún sentido. Leo y releo la frase con la que justificó el terrible estado del hospital mental y no lo puedo creer. “Para los que no lo conocen, el lugar es re bonito”, en una oración en la que no se sabe si lo que está haciendo es invitar a la gente a que vaya a conocer ese paraíso denunciado por la BBC o si todavía cree que está en una de esas conversaciones de relleno típicas de quien se está poniendo uñas acrílicas. En fin, la realidad es tan dura, la incapacidad tan manifiesta, la ignorancia de ambos mandatarios tan insolente que hasta he llegado a pensar que ese referéndum revocatorio no resulta ser tan mala idea.

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El problema de sustituir a esta banda es que no sabemos quienes vendrían en su lugar. A lo mejor y la medicina resultaría peor que la enfermedad, porque para serles completamente sincero, yo creí que caer más bajo que el gobierno de Álvaro Colom era imposible, y ¡oh sorpresa!, todavía hay más pisos para abajo en el inframundo. En el caso de la hora triste de Inglaterra tenían a Winston Churchill, que gobernó con responsabilidad y mano firme durante los seis años de la guerra, en nuestro caso, ya no nos queda ni siquiera, el Chapulín Colorado…

¡Por Dios, marchaos!

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15 de diciembre, 2014

Hitler había invadido Polonia, ocupándola en tan sólo unas semanas y se aprestaba a invadir Bélgica, violando el estado de neutralidad de este pequeño país. Mientras tanto, el gobierno británico dudaba. El Primer Ministro Neville Chamberlain, arquitecto de un patético cúmulo de malentendidos y asunciones equivocadas con respecto a la naturaleza del régimen nazi, trataba aún de sostenerse en el poder. El rey había ordenado la disolución del gabinete y una nueva composición. Al verse rechazado, presenta su dimisión y el rey elige a Winston Churchill para encabezar el nuevo gobierno. Al conocerse el resultado, en la Cámara de los Comunes, uno de los diputados, le grita a un desconsolado Chamberlain, “¡Ya han hecho todo el mal que podían! ¡Por Dios, marchaos!”

Esta historia me ha hecho reflexionar. Quizá la payasada chavista del referéndum revocatorio no era una idea tan mala al final de cuentas. Porque a como están las cosas con un gobierno convertido en vulgar cleptocracia, en donde los pactos políticos se han convertido en una deuda multibillonaria que deberemos pagar los que seguimos tributando mientras que los políticos se compran mansiones de pésimo gusto para parecer rancheros prósperos en medio de un país que se muere de hambre, entre otras muchísimas carencias. En los últimos meses he notado que el presidente es incapaz de pronunciar dos palabras coherentes sin sonar a que está perdido entre las roscas que le han construido alrededor, flotando en una irrealidad cómoda en la que les gusta vivir a la mayoría de personas que no están dispuestas a enfrentarse con sus propias mediocridades e incapacidades.

A esto se suma la incapacidad de la vicepresidenta de mantenerse callada. Además, sufre de alguna anomalía seria en la habilidad de construir oraciones que tengan algún sentido. Leo y releo la frase con la que justificó el terrible estado del hospital mental y no lo puedo creer. “Para los que no lo conocen, el lugar es re bonito”, en una oración en la que no se sabe si lo que está haciendo es invitar a la gente a que vaya a conocer ese paraíso denunciado por la BBC o si todavía cree que está en una de esas conversaciones de relleno típicas de quien se está poniendo uñas acrílicas. En fin, la realidad es tan dura, la incapacidad tan manifiesta, la ignorancia de ambos mandatarios tan insolente que hasta he llegado a pensar que ese referéndum revocatorio no resulta ser tan mala idea.

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