En la política y el acontecer nacional, ningún año se salva de controversia, pero el 2014 fue especial para lamento de nuestras instituciones públicas y nuestras expectativas de tener una vida mejor en este país. Hubo sucesos destacados, como la polémica elección de Fiscal General, el “éxodo” de niños guatemaltecos a EE.UU., los negocios de Byron Lima desde la cárcel, la elección de magistrados para las Salas de Apelaciones y Corte Suprema de Justicia, la campaña anticipada y la batalla entre partidos políticos y el Tribunal Supremo Electoral, sobre todo el Patriota, y la aprobación ¡de urgencia nacional! de un inmenso presupuesto público, que creó sin discusión parlamentaria algunos nuevos impuestos.
El partido oficial desencantó en todos los sentidos a quienes teníamos una minúscula expectativa de que ellos mejorarían la seguridad ciudadana, no porque fuéramos ingenuos sino porque bien dicen que la esperanza es lo último que muere. El Patriota es una combinación de la corrupción y cinismo del gobierno de Portillo con la inoperancia del gobierno de Colom; una mezcla explosiva. Parece que cada gobierno se esfuerza en ser peor que el anterior. Y así termina el 2014, cediendo su lugar al 2015 que tampoco se salvará de controversia en el día a día pero particularmente porque es año electoral. ¿Quien quiere que nos gobierne los próximos cuatro años? ¿Baldizón, Sinibaldi, Sandra Torres? ¿Permanecerá la alianza PP-Líder en el Congreso?
El panorama no es nada alentador, pero, nuevamente, la esperanza es lo último que muere así que debemos mantener la frente en alto y no perder la idea que un día Guatemala será un país de civilización y paz. La pregunta es si la generación que viene entrando, la que en unos años le tocará ocupar los puestos de poder e influencia en la política y las empresas, será la que tome el enorme sacrificio de enderezar el rumbo de este país. El costo será enorme, pero si lo logra esta generación pasará a la historia con merecido respeto.
En fin, el 2014 ya acabó. Estos últimos días sirven para descansar, pasar con la familia y amigos y olvidarse por un momento de los ajetreos de nos decepcionan día a día. A todos los que han seguido a este joven periódico en línea les deseo un feliz 2015, lleno de paz y recompensas. ¡Nos vemos el otro año!
En la política y el acontecer nacional, ningún año se salva de controversia, pero el 2014 fue especial para lamento de nuestras instituciones públicas y nuestras expectativas de tener una vida mejor en este país. Hubo sucesos destacados, como la polémica elección de Fiscal General, el “éxodo” de niños guatemaltecos a EE.UU., los negocios de Byron Lima desde la cárcel, la elección de magistrados para las Salas de Apelaciones y Corte Suprema de Justicia, la campaña anticipada y la batalla entre partidos políticos y el Tribunal Supremo Electoral, sobre todo el Patriota, y la aprobación ¡de urgencia nacional! de un inmenso presupuesto público, que creó sin discusión parlamentaria algunos nuevos impuestos.
El partido oficial desencantó en todos los sentidos a quienes teníamos una minúscula expectativa de que ellos mejorarían la seguridad ciudadana, no porque fuéramos ingenuos sino porque bien dicen que la esperanza es lo último que muere. El Patriota es una combinación de la corrupción y cinismo del gobierno de Portillo con la inoperancia del gobierno de Colom; una mezcla explosiva. Parece que cada gobierno se esfuerza en ser peor que el anterior. Y así termina el 2014, cediendo su lugar al 2015 que tampoco se salvará de controversia en el día a día pero particularmente porque es año electoral. ¿Quien quiere que nos gobierne los próximos cuatro años? ¿Baldizón, Sinibaldi, Sandra Torres? ¿Permanecerá la alianza PP-Líder en el Congreso?
El panorama no es nada alentador, pero, nuevamente, la esperanza es lo último que muere así que debemos mantener la frente en alto y no perder la idea que un día Guatemala será un país de civilización y paz. La pregunta es si la generación que viene entrando, la que en unos años le tocará ocupar los puestos de poder e influencia en la política y las empresas, será la que tome el enorme sacrificio de enderezar el rumbo de este país. El costo será enorme, pero si lo logra esta generación pasará a la historia con merecido respeto.
En fin, el 2014 ya acabó. Estos últimos días sirven para descansar, pasar con la familia y amigos y olvidarse por un momento de los ajetreos de nos decepcionan día a día. A todos los que han seguido a este joven periódico en línea les deseo un feliz 2015, lleno de paz y recompensas. ¡Nos vemos el otro año!