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La hora de Peña Nieto y de México

Redacción
28 de febrero, 2014

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La caída del Chapo Guzmán es, indiscutiblemente, un éxitopara el gobierno mexicano y para Enrique Peña Nieto en particular. Sin duda nopone fin a la guerra contra los cárteles ni supone el final del crimenorganizado. Pero la caída del “jefe de jefes” es en sí misma un símbolo. Elsímbolo de que 2014 es el año en el que México va a emprender su particular“gran salto adelante”.El panorama que afronta el presidente mexicano lucedespejado. En el terreno político no es un año electoral (como sí lo será 2015)lo cual da mayor margen de acción a Peña Nieto. Tiene al PRI y sus baronescohesionados en torno a su gestión, y las prebendas del poder. En la oposicióncunde la división y la falta de alternativas viables. En la izquierda labatalla de los próximos años va a ser entre el PRD y Morena de Andrés ManuelLópez Obrador por conquistar y hacerse con ese espacio político.  Y la oposición de centro derecha, el PAN,está a la espera del resultado de las próximas elecciones internas para tomardecisiones y posicionarse.Con ese panorama (un oficialismo unido y fuerte y unaoposición fracturada) todo apunta a que saldrán sin mayor dificultad las leyessecundarias que deben dar forma concreta a los cambios estructurales yconstitucionales aprobados en la pasada legislatura. Además, económicamente, México tiene por delante unasituación mejor que la de 2013 gracias sobre todo a la recuperación de EstadosUnidos. La viabilidad del proyecto reformista de Peña Nieto, que dio comienzoel año pasado con la aprobación de las reformas fiscal, política, educativa y,sobre todo, energética, depende en gran parte de que la economía funcione ylegitime esos cambios. En caso contrario el costo del fracaso se traduciría enuna derrota en las urnas en las legislativas del año que viene y, por lo tanto,en la paralización de las reformas.Como señala el analista del diario Excelsior, JorgeFernández Menéndez, “ahora tiene que abordar el proceso de leyes secundarias,pero lo está haciendo desde una posición de fortaleza, no de debilidad. Suúnico punto débil es que la recuperación económica aún no se siente… Pero esuna decisión de políticas públicas poder revertir esas carencias y convertirlasen expectativas de crecimiento reales. El escenario está puesto para que laadministración de Peña pueda avanzar con rapidez en varios terrenos,incluyendo la seguridad y la economía. Es su oportunidad”.Además, México ha roto con su tradicional aislamiento conrespecto a América latina y su apuesta por la Alianza del Pacífico sitúa a estepaís en el camino correcto para confirmar su papel de potencia regional. El ejeMéxico-Bogotá-Lima-Santiago se está convirtiendo en un gran polo de atracciónregional al que ya se ha adherido Costa Rica y Panamá al cual más pronto quetarde se unirán otros países como Guatemala. Eso convierte a la Alianza engeneral y a México en particular en un referente regional, sobre todo teniendoen cuenta la parálisis que afecta a Brasil.Tras el Mundial de fútbol y las elecciones presidenciales deoctubre, el futuro gobierno brasileño, casi con toda probabilidad de DilmaRousseff de nuevo, deberá encarar reformas de estructurales pues el modelobrasileño (proteccionista y con una presión fiscal del 35%) es inviable. Unasreformas que ya ha empezado a aplicar Peña Nieto y que en el caso de Brasil esmuy posible que no exista ni voluntad política ni apoyos suficientes paraimpulsarlas.En resumen, el éxito de Peña Nieto, de producirse, tendráefectos sobre la política interna (consolida su gestión y el predominiopriista) y la geopolítica regional (el proyecto de la Alianza del Pacífico encabezadoentre otros por México gana en viabilidad frente a un ALBA debilitado por lacrisis venezolana y un liderazgo brasileño en entredicho).

La hora de Peña Nieto y de México

Redacción
28 de febrero, 2014

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La caída del Chapo Guzmán es, indiscutiblemente, un éxitopara el gobierno mexicano y para Enrique Peña Nieto en particular. Sin duda nopone fin a la guerra contra los cárteles ni supone el final del crimenorganizado. Pero la caída del “jefe de jefes” es en sí misma un símbolo. Elsímbolo de que 2014 es el año en el que México va a emprender su particular“gran salto adelante”.El panorama que afronta el presidente mexicano lucedespejado. En el terreno político no es un año electoral (como sí lo será 2015)lo cual da mayor margen de acción a Peña Nieto. Tiene al PRI y sus baronescohesionados en torno a su gestión, y las prebendas del poder. En la oposicióncunde la división y la falta de alternativas viables. En la izquierda labatalla de los próximos años va a ser entre el PRD y Morena de Andrés ManuelLópez Obrador por conquistar y hacerse con ese espacio político.  Y la oposición de centro derecha, el PAN,está a la espera del resultado de las próximas elecciones internas para tomardecisiones y posicionarse.Con ese panorama (un oficialismo unido y fuerte y unaoposición fracturada) todo apunta a que saldrán sin mayor dificultad las leyessecundarias que deben dar forma concreta a los cambios estructurales yconstitucionales aprobados en la pasada legislatura. Además, económicamente, México tiene por delante unasituación mejor que la de 2013 gracias sobre todo a la recuperación de EstadosUnidos. La viabilidad del proyecto reformista de Peña Nieto, que dio comienzoel año pasado con la aprobación de las reformas fiscal, política, educativa y,sobre todo, energética, depende en gran parte de que la economía funcione ylegitime esos cambios. En caso contrario el costo del fracaso se traduciría enuna derrota en las urnas en las legislativas del año que viene y, por lo tanto,en la paralización de las reformas.Como señala el analista del diario Excelsior, JorgeFernández Menéndez, “ahora tiene que abordar el proceso de leyes secundarias,pero lo está haciendo desde una posición de fortaleza, no de debilidad. Suúnico punto débil es que la recuperación económica aún no se siente… Pero esuna decisión de políticas públicas poder revertir esas carencias y convertirlasen expectativas de crecimiento reales. El escenario está puesto para que laadministración de Peña pueda avanzar con rapidez en varios terrenos,incluyendo la seguridad y la economía. Es su oportunidad”.Además, México ha roto con su tradicional aislamiento conrespecto a América latina y su apuesta por la Alianza del Pacífico sitúa a estepaís en el camino correcto para confirmar su papel de potencia regional. El ejeMéxico-Bogotá-Lima-Santiago se está convirtiendo en un gran polo de atracciónregional al que ya se ha adherido Costa Rica y Panamá al cual más pronto quetarde se unirán otros países como Guatemala. Eso convierte a la Alianza engeneral y a México en particular en un referente regional, sobre todo teniendoen cuenta la parálisis que afecta a Brasil.Tras el Mundial de fútbol y las elecciones presidenciales deoctubre, el futuro gobierno brasileño, casi con toda probabilidad de DilmaRousseff de nuevo, deberá encarar reformas de estructurales pues el modelobrasileño (proteccionista y con una presión fiscal del 35%) es inviable. Unasreformas que ya ha empezado a aplicar Peña Nieto y que en el caso de Brasil esmuy posible que no exista ni voluntad política ni apoyos suficientes paraimpulsarlas.En resumen, el éxito de Peña Nieto, de producirse, tendráefectos sobre la política interna (consolida su gestión y el predominiopriista) y la geopolítica regional (el proyecto de la Alianza del Pacífico encabezadoentre otros por México gana en viabilidad frente a un ALBA debilitado por lacrisis venezolana y un liderazgo brasileño en entredicho).