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Ucrania, una frontera volátil entre Europa y Rusia

Redacción
12 de marzo, 2014

Jared Diamond en su libro “Guns, Germs and Steel” intenta responder a la pregunta que Yali, un inteligente pero poco ilustrado político de Nueva Guinea le hizo en julio de 1972. En la conversación que mantenían, Yali, quien sabía que sus compatriotas eran al menos tan inteligentes como los blancos, preguntó: “¿Por qué ustedes los blancos desarrollaron tanta ‘cargo’ y la trajeron a Nueva Guinea mientras nosotros, la gente negra, tenemos tan poca ‘cargo’ propiamente nuestra?” 

Esa pregunta va al fondo para explicar la razón de las diferencias en el desarrollo de los países y de los continentes. Diamond argumentará la importancia de los determinantes geográficos. Y no le falta razón. Eurasia es el continente más grande del planeta. Y además es un continente cuyo eje va de levante a poniente. Estas dos condiciones han permitido que en su territorio se desarrollen los más grandes imperios y las más avanzadas civilizaciones. Roma, Persia, India y China. 
En el occidente de Eurasia, alrededor del Mar Mediterráneo, surgió y creció el imperio romano y unos siglos después, al noroccidente, el imperio de Carlomagno. Con el transcurso del tiempo, las naciones que fueron herederas directas de ambos imperios, Alemania y Francia, el Benelux, además de Inglaterra, Iberia (España y Portugal), Italia y Grecia formaron el núcleo de la Unión Europea. 
Al extremo norte, en las grandes estepas de Eurasia aparecieron hace unos 1000 años varios principados de origen varego (sueco). Un grupo de ellos en el siglo IX conquistó Kiev en el sur y formó el estado de Rus sobre lo que fue antes el “jaganato” de Rus constituido por grupos eslavos y fineses. Más tarde y más al norte, creció y se hizo poderoso el Gran Principado de Moscú que se convirtió en el sucesor del Rus de Kiev. A finales del siglo XVI sus príncipes tomaron el título de Zar y se declararon sucesores de los “césares” romanos y bizantinos. Pero Moscú, si quería crecer, enriquecerse y mantener su existencia, requería una salida a mares templados. Su opción inmediata era avanzar hacia el sur, hacia Ucrania y el mar Negro. Eso fue lo que hizo. En 1667 Ucrania (okraina en ruso antiguo significa “territorio fronterizo”) fue dividida entre Polonia y Rusia. Cien años más tarde las fuerzas rusas alcanzaron la Crimea, anexándola en 1783, y con ello Rusia se aseguró una salida al resto del mundo. 
Dos mundos y tres civilizaciones se enfrentan aquí desde hace siglos. Samuel Huntington nos previene en su “Choque de las civilizaciones” que muchos de los fenómenos que observamos posteriores a la disolución de la Unión Soviética pueden entenderse “desde la perspectiva de la civilización insistiendo en los estrechos vínculos culturales, personales e históricos entre Rusia y Ucrania y el entrecruzamiento de rusos y ucranianos en ambos países, pero se centra en la línea de fractura de civilización que separa la Ucrania oriental ortodoxa de la Ucrania occidental uniata.” En esta región fronteriza entre las civilizaciones católica y occidental, ortodoxa y musulmana, al igual que en la antigua Yugoslavia existe el combustible necesario para incendiarla mediante cualquier chispa.

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A esta profunda fracturageográfica-civilizatoria hoy se le agregan los intereses de mediano plazo de unaEuropa pobre en recursos de energía y de una Rusia rica en todo tipo derecursos naturales pero geográficamente fácil de ser asfixiada por sus antagonistas.Para hacer aún más complicado el panorama actual en la región, habrá que incluirla enorme corrupción de las elites ucranianas que han sustraído inmensosrecursos e impedido por su voracidad y desprecio por el estado de derecho elcrecimiento de la economía ucraniana al tiempo que Europa les ha “prometido,”claramente sin intención de cumplir, su integración a la Unión Europea y suadvenimiento a un espejismo de bienestar, riqueza y democracia para esaspoblaciones. El análisis simplista de esta complejasituación, que muchos tomadores de decisión están haciendo en los centros depoder, puede llevar al mundo a una confrontación de graves consecuencias. Laguerra de Crimea en 1853-56 tuvo como pretexto la salvaguarda de los lugaressantos en Palestina y resultó con casi 750,000 soldados muertos. Sin embargo,las verdaderas causas del conflicto hace 150 años son las mismas que hoy en díanos presenta esta turbulenta región.    

Ucrania, una frontera volátil entre Europa y Rusia

Redacción
12 de marzo, 2014

Jared Diamond en su libro “Guns, Germs and Steel” intenta responder a la pregunta que Yali, un inteligente pero poco ilustrado político de Nueva Guinea le hizo en julio de 1972. En la conversación que mantenían, Yali, quien sabía que sus compatriotas eran al menos tan inteligentes como los blancos, preguntó: “¿Por qué ustedes los blancos desarrollaron tanta ‘cargo’ y la trajeron a Nueva Guinea mientras nosotros, la gente negra, tenemos tan poca ‘cargo’ propiamente nuestra?” 

Esa pregunta va al fondo para explicar la razón de las diferencias en el desarrollo de los países y de los continentes. Diamond argumentará la importancia de los determinantes geográficos. Y no le falta razón. Eurasia es el continente más grande del planeta. Y además es un continente cuyo eje va de levante a poniente. Estas dos condiciones han permitido que en su territorio se desarrollen los más grandes imperios y las más avanzadas civilizaciones. Roma, Persia, India y China. 
En el occidente de Eurasia, alrededor del Mar Mediterráneo, surgió y creció el imperio romano y unos siglos después, al noroccidente, el imperio de Carlomagno. Con el transcurso del tiempo, las naciones que fueron herederas directas de ambos imperios, Alemania y Francia, el Benelux, además de Inglaterra, Iberia (España y Portugal), Italia y Grecia formaron el núcleo de la Unión Europea. 
Al extremo norte, en las grandes estepas de Eurasia aparecieron hace unos 1000 años varios principados de origen varego (sueco). Un grupo de ellos en el siglo IX conquistó Kiev en el sur y formó el estado de Rus sobre lo que fue antes el “jaganato” de Rus constituido por grupos eslavos y fineses. Más tarde y más al norte, creció y se hizo poderoso el Gran Principado de Moscú que se convirtió en el sucesor del Rus de Kiev. A finales del siglo XVI sus príncipes tomaron el título de Zar y se declararon sucesores de los “césares” romanos y bizantinos. Pero Moscú, si quería crecer, enriquecerse y mantener su existencia, requería una salida a mares templados. Su opción inmediata era avanzar hacia el sur, hacia Ucrania y el mar Negro. Eso fue lo que hizo. En 1667 Ucrania (okraina en ruso antiguo significa “territorio fronterizo”) fue dividida entre Polonia y Rusia. Cien años más tarde las fuerzas rusas alcanzaron la Crimea, anexándola en 1783, y con ello Rusia se aseguró una salida al resto del mundo. 
Dos mundos y tres civilizaciones se enfrentan aquí desde hace siglos. Samuel Huntington nos previene en su “Choque de las civilizaciones” que muchos de los fenómenos que observamos posteriores a la disolución de la Unión Soviética pueden entenderse “desde la perspectiva de la civilización insistiendo en los estrechos vínculos culturales, personales e históricos entre Rusia y Ucrania y el entrecruzamiento de rusos y ucranianos en ambos países, pero se centra en la línea de fractura de civilización que separa la Ucrania oriental ortodoxa de la Ucrania occidental uniata.” En esta región fronteriza entre las civilizaciones católica y occidental, ortodoxa y musulmana, al igual que en la antigua Yugoslavia existe el combustible necesario para incendiarla mediante cualquier chispa.

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A esta profunda fracturageográfica-civilizatoria hoy se le agregan los intereses de mediano plazo de unaEuropa pobre en recursos de energía y de una Rusia rica en todo tipo derecursos naturales pero geográficamente fácil de ser asfixiada por sus antagonistas.Para hacer aún más complicado el panorama actual en la región, habrá que incluirla enorme corrupción de las elites ucranianas que han sustraído inmensosrecursos e impedido por su voracidad y desprecio por el estado de derecho elcrecimiento de la economía ucraniana al tiempo que Europa les ha “prometido,”claramente sin intención de cumplir, su integración a la Unión Europea y suadvenimiento a un espejismo de bienestar, riqueza y democracia para esaspoblaciones. El análisis simplista de esta complejasituación, que muchos tomadores de decisión están haciendo en los centros depoder, puede llevar al mundo a una confrontación de graves consecuencias. Laguerra de Crimea en 1853-56 tuvo como pretexto la salvaguarda de los lugaressantos en Palestina y resultó con casi 750,000 soldados muertos. Sin embargo,las verdaderas causas del conflicto hace 150 años son las mismas que hoy en díanos presenta esta turbulenta región.