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La igualdad de oportunidades es imposible

Redacción
13 de marzo, 2014

Recibí varios comentarios en relación a mi artículo “¿Crecimiento Económico con equidad?” publicado el 7 de marzo en RepúblicaGT (http://www.republicagt.com/opinion/crecimiento-economico-con-equidad_27ca5a/), lo que me brinda la oportunidad de seguir ampliando el tema. 

Leo que se reconoce el que los seres humanos no seamos iguales. Esto es un buen punto de partida para la discusión. Sin embargo, se explica que lo que se desea es que todos puedan acceder a las mismas oportunidades y libertades para construir sus proyecto de vida. 
Aquí quiero ser claro que no existe ni existirá jamás un sistema que logre que cada uno de nosotros podamos acceder a las mismas oportunidades. Lo que sí se puede lograr es un punto de partida en el que todos seamos iguales ante la ley. Esto es, que todos seamos medidos con la misma vara. 
Entiendo que se quieran crear condiciones para que cada una de las personas que viven en un país puedan tener más oportunidades. Lo único que se puede lograr en un sistema verdaderamente justo en el que se respeten los derechos individuales y no se den tratos desiguales ante la ley y la justicia es un sistema que genere más cantidad de oportunidades para todos. Ahora bien, hay quienes, por sus diferencias naturales y situaciones particulares de tiempo y lugar tendrán más capacidad de aprovechar ciertas oportunidades que otros. Las oportunidades no les llegarán a todos por igual y tampoco serán aprovechadas igualmente por todos. 
Un país que goce de una verdadera igualdad ante la ley y que se respeten sin excepción los derechos individuales a la vida, la libertad y la propiedad de la personas creará más oportunidades que aquel que carece de esta igualdad y que irrespeta estos derechos fundamentales del ser humano. Sólo un sistema así es capaz de generar más riqueza para todos. 
Por esto entiendo que se alce la voz para protestar contra situaciones injustas y desigualdades existentes generadas por un sistema mercantilista basado en privilegios para unos pocos grupos de presión. Un sistema así genera riqueza para unos a costa de otros. Sistemas así son cortoplacistas, no importa el futuro. En el largo plazo terminaremos todos empobreciéndonos o dejaremos de crecer y generar riqueza como lo hemos estado haciendo en Guatemala en los últimos 33 años, donde el Producto Interno Bruto per cápita apenas ha crecido. Y grupos de presión los hay por todos lados y en todos los sectores. 
No es lo mismo enriquecerse en un sistema mercantilista que en un sistema de libre mercado. En el primero algunos políticos, productores y trabajadores se benefician por tener leyes que les otorgan privilegios mientras que en el segundo el productor es recompensado por el consumidor siempre y cuando éste considere que le sirve de la mejor manera. El primero utiliza la coerción y la fuerza mientras que el segundo la persuasión. En el primero ocurren intercambios que provocan riquezas empobrecedores mientras que en el segundo todo se enriquecen con los intercambios. En el primero se reducen las oportunidades, el crecimiento económico y la mejora de nivel de vida de todos mientras que en el segundo se multiplican las oportunidades, aumenta el crecimiento económico y mejora el nivel de vida de todos. 
Es preferible el segundo sistema, el de mercado libre,  bajo igualdad ante la ley y respeto irrestricto a los derechos individuales aunque se obtengan resultados desiguales porque este sistema creará más cantidad de oportunidades de mejora de nivel de vida para todos.

La igualdad de oportunidades es imposible

Redacción
13 de marzo, 2014

Recibí varios comentarios en relación a mi artículo “¿Crecimiento Económico con equidad?” publicado el 7 de marzo en RepúblicaGT (http://www.republicagt.com/opinion/crecimiento-economico-con-equidad_27ca5a/), lo que me brinda la oportunidad de seguir ampliando el tema. 

Leo que se reconoce el que los seres humanos no seamos iguales. Esto es un buen punto de partida para la discusión. Sin embargo, se explica que lo que se desea es que todos puedan acceder a las mismas oportunidades y libertades para construir sus proyecto de vida. 
Aquí quiero ser claro que no existe ni existirá jamás un sistema que logre que cada uno de nosotros podamos acceder a las mismas oportunidades. Lo que sí se puede lograr es un punto de partida en el que todos seamos iguales ante la ley. Esto es, que todos seamos medidos con la misma vara. 
Entiendo que se quieran crear condiciones para que cada una de las personas que viven en un país puedan tener más oportunidades. Lo único que se puede lograr en un sistema verdaderamente justo en el que se respeten los derechos individuales y no se den tratos desiguales ante la ley y la justicia es un sistema que genere más cantidad de oportunidades para todos. Ahora bien, hay quienes, por sus diferencias naturales y situaciones particulares de tiempo y lugar tendrán más capacidad de aprovechar ciertas oportunidades que otros. Las oportunidades no les llegarán a todos por igual y tampoco serán aprovechadas igualmente por todos. 
Un país que goce de una verdadera igualdad ante la ley y que se respeten sin excepción los derechos individuales a la vida, la libertad y la propiedad de la personas creará más oportunidades que aquel que carece de esta igualdad y que irrespeta estos derechos fundamentales del ser humano. Sólo un sistema así es capaz de generar más riqueza para todos. 
Por esto entiendo que se alce la voz para protestar contra situaciones injustas y desigualdades existentes generadas por un sistema mercantilista basado en privilegios para unos pocos grupos de presión. Un sistema así genera riqueza para unos a costa de otros. Sistemas así son cortoplacistas, no importa el futuro. En el largo plazo terminaremos todos empobreciéndonos o dejaremos de crecer y generar riqueza como lo hemos estado haciendo en Guatemala en los últimos 33 años, donde el Producto Interno Bruto per cápita apenas ha crecido. Y grupos de presión los hay por todos lados y en todos los sectores. 
No es lo mismo enriquecerse en un sistema mercantilista que en un sistema de libre mercado. En el primero algunos políticos, productores y trabajadores se benefician por tener leyes que les otorgan privilegios mientras que en el segundo el productor es recompensado por el consumidor siempre y cuando éste considere que le sirve de la mejor manera. El primero utiliza la coerción y la fuerza mientras que el segundo la persuasión. En el primero ocurren intercambios que provocan riquezas empobrecedores mientras que en el segundo todo se enriquecen con los intercambios. En el primero se reducen las oportunidades, el crecimiento económico y la mejora de nivel de vida de todos mientras que en el segundo se multiplican las oportunidades, aumenta el crecimiento económico y mejora el nivel de vida de todos. 
Es preferible el segundo sistema, el de mercado libre,  bajo igualdad ante la ley y respeto irrestricto a los derechos individuales aunque se obtengan resultados desiguales porque este sistema creará más cantidad de oportunidades de mejora de nivel de vida para todos.