Cuando en un país como el nuestro, vemos altos niveles de impunidad y constantes señalamientos de opacidad en el manejo de los recursos públicos y en la toma de decisiones; cuando también vemos que dichos actos no redundan en investigaciones serias o sanciones, especialmente en aquellos casos en los que se infringe la ley o se dan enriquecimientos ilícitos con fondos públicos; entonces resulta lógico que nos preguntemos si no estamos ante un Estado capturado por intereses particulares, en donde como un círculo vicioso el sistema progresivamente se desfigura en favor de los que transgreden la ley, y a la vez, es más difícil prosperar para los que quieren cumplir con la ley.
‘la captura del Estado (CdE), se ha concebido usualmente como una forma de corrupción a gran escala que debilita la estructura económica de un país porque distorsiona la formulación de leyes, normas, decretos, reglas y regulaciones. Cuando la formulación de leyes y regulaciones tiene el propósito de favorecer intereses que contradicen el bienestar general, se generan fuertes distorsiones culturales, sociales y económicas…’
Es posible que en nuestro país pueda existir un GOBIERNO EN DONDE IMPERE LA IGUALDAD ANTE LA LEY, en donde nadie sea superior a la ley, y estén sujetos a ella gobernantes y gobernados?
Ante un problema complejo, quizá no exista una solución simple y única, sino más bien una serie de medidas, que vayan abriendo un espacio para que impere la ley y la institucionalidad, que pareciera ser una mera ilusión para ciertos casos, y empiece a ser más efectiva.
Quizás deban tomarse medidas de DESREGULACIÓN Y REGULACIÓN LEGAL, en aspecto puntuales, en forma simultánea.
Por dónde empezar, seguramente por tomar conciencia del problema.
No sería bueno acaso, luego de tomar conciencia del problema, ¿empezar por transparentar todos esos procesos de financiamiento a campañas y regular los conflictos de interés que surjan de ellos?
Cuando en un país como el nuestro, vemos altos niveles de impunidad y constantes señalamientos de opacidad en el manejo de los recursos públicos y en la toma de decisiones; cuando también vemos que dichos actos no redundan en investigaciones serias o sanciones, especialmente en aquellos casos en los que se infringe la ley o se dan enriquecimientos ilícitos con fondos públicos; entonces resulta lógico que nos preguntemos si no estamos ante un Estado capturado por intereses particulares, en donde como un círculo vicioso el sistema progresivamente se desfigura en favor de los que transgreden la ley, y a la vez, es más difícil prosperar para los que quieren cumplir con la ley.
‘la captura del Estado (CdE), se ha concebido usualmente como una forma de corrupción a gran escala que debilita la estructura económica de un país porque distorsiona la formulación de leyes, normas, decretos, reglas y regulaciones. Cuando la formulación de leyes y regulaciones tiene el propósito de favorecer intereses que contradicen el bienestar general, se generan fuertes distorsiones culturales, sociales y económicas…’
Es posible que en nuestro país pueda existir un GOBIERNO EN DONDE IMPERE LA IGUALDAD ANTE LA LEY, en donde nadie sea superior a la ley, y estén sujetos a ella gobernantes y gobernados?
Ante un problema complejo, quizá no exista una solución simple y única, sino más bien una serie de medidas, que vayan abriendo un espacio para que impere la ley y la institucionalidad, que pareciera ser una mera ilusión para ciertos casos, y empiece a ser más efectiva.
Quizás deban tomarse medidas de DESREGULACIÓN Y REGULACIÓN LEGAL, en aspecto puntuales, en forma simultánea.
Por dónde empezar, seguramente por tomar conciencia del problema.
No sería bueno acaso, luego de tomar conciencia del problema, ¿empezar por transparentar todos esos procesos de financiamiento a campañas y regular los conflictos de interés que surjan de ellos?