No le conocí personalmente y, por lo tanto, nunca le pude ni dar las gracias ni el afectuoso abrazo que se merecía. Pero su figura y su obra marcaron mi vida. Mis primeros recuerdos políticos son de Adolfo Suárez, y su obra y su gestión permitieron que pudiera crecer en un país que ganaba la libertad y la democracia, no sin esfuerzo y sacrificios, pero sin sangre ni enfrentamientos civiles. En solo cuatro años y medio de vértigo (1976-81), Suárez, apoyado y respaldado por el Rey Juan Carlos, condujo el proceso de democratización de España, desmanteló el régimen dictatorial, negoció con los partidos de la oposición una nueva constitución, la de 1978, y un acuerdo para afrontar la crisis económica (los Pactos de la Moncloa de 1977). Lo hizo en medio de fuertes tensiones, acosado por el terrorismo y el golpismo de la ultraderecha y en una coyuntura difícil, la de la crisis mundial de 1973.
Gracias por todo y para siempre, presidente Suárez.
No le conocí personalmente y, por lo tanto, nunca le pude ni dar las gracias ni el afectuoso abrazo que se merecía. Pero su figura y su obra marcaron mi vida. Mis primeros recuerdos políticos son de Adolfo Suárez, y su obra y su gestión permitieron que pudiera crecer en un país que ganaba la libertad y la democracia, no sin esfuerzo y sacrificios, pero sin sangre ni enfrentamientos civiles. En solo cuatro años y medio de vértigo (1976-81), Suárez, apoyado y respaldado por el Rey Juan Carlos, condujo el proceso de democratización de España, desmanteló el régimen dictatorial, negoció con los partidos de la oposición una nueva constitución, la de 1978, y un acuerdo para afrontar la crisis económica (los Pactos de la Moncloa de 1977). Lo hizo en medio de fuertes tensiones, acosado por el terrorismo y el golpismo de la ultraderecha y en una coyuntura difícil, la de la crisis mundial de 1973.
Gracias por todo y para siempre, presidente Suárez.