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Pestañazo

Redacción
01 de abril, 2014

Hace unos días, empecé a leer un libro que hasta el momento me ha gustado muchísimo. Se llama “Blink”, de Malcolm Gladwell. Intenta explicarnos diferentes puntos. Uno de ellos es aprender que las decisiones tomadas rápidamente pueden ser tan buenas como las hechas con mayor deliberación; pero también nos muestra que las impresiones pueden ser educadas y controladas. 

El ser humano tiene la capacidad para determinar rápidamente cuando está en peligro, o identificar un “mal presentimiento” que lo lleva a tomar decisiones mayormente acertadas. Un ejemplo muy sencillo que presenta el libro, es el supuesto en el que nos encontramos en la calle y vemos un camión que se dirige rápidamente hacia nosotros sin intención de parar. Nuestra reacción, sin lugar a dudas, será el movernos para evitar ser atropellados. Esta decisión surge a raíz del “inside computer” o subconsciente que, basado en otras experiencias, ordena a nuestra mente y cuerpo a actuar de determinada forma. Aquí la orden es “sálvate”. 
Como señalaba, uno de los objetivos del libro es hacernos ver que estas decisiones rápidas se pueden realizar no sólo en situaciones sencillas o cotidianas sino en momentos más trascendentales. Se logra, si entendemos educar nuestro subconsciente para combinar el cúmulo de experiencias que guardamos en la mente con la habilidad de reaccionar rápidamente. En psicología y filosofía, el término es conocido como “thin slicing” y se refiere a la capacidad para identificar patrones en eventos pasados, basados únicamente en “rodajas finas”, o ventajas estrechas de la experiencia. 
Lo anterior me lleva a afirmar que  podríamos ser entonces una sociedad que si se educa en este sentido, rápidamente seríamos capaces de identificar a buenos y malos políticos por el simple hecho de unir experiencias vividas con situaciones presentes para sacar conclusiones veloces e inminentes. Por ejemplo, escuchar un discurso de un candidato parecido al de algún político condenado por delitos como lavado de dinero u otros, inmediatamente debería hacernos ver que es irreal su propuesta y que probablemente fallará en uno u otro sentido. 
Sin embargo, por otro lado también se encuentra la otra cara de esta misma situación: ¿Podemos educar nuestro subconsciente para pensar sin tener que pensar, aún cuando no sabemos lo que queremos como país? El primer paso está definitivamente en reconocer que la oferta política existe así, por la demanda persistente del electorado de ese formato político. Inicia todo en mejorar el sistema político guatemalteco, propiciando la educación y formación de jóvenes dentro de los partidos políticos para que hagan carrera en la institución, siguiendo una ideología en común que consideren la vía correcta para alcanzar el desarrollo, etc. 
En otras palabras, si seguimos pidiendo, aceptando o tolerando al mismo tipo de políticos, de nada servirá que identifiquemos rápido quién es bueno o malo si de todas formas lo aceptaremos y apoyaremos. 
El objetivo del espacio, no es solo hablar de un buen libro, o criticar lo que ya sabemos que debe ser mejorado. Más bien, es un llamado a revolucionar la forma en la que percibimos el mundo y nuestro entorno. Es un reto a la sociedad para aprender a tener memoria, a informarnos, y sobre todo, a sacar con un pestañazo, conclusiones rápidas de las intenciones de algunos partiendo de lo que sabemos y hemos vivido. Termino diciendo que confío en que en algún momento, nuestro país será capaz de identificar rápidamente el peligro de un camión político que se acerca a atropellarnos, para quitarnos del camino con el fin de “salvarnos”. Ojalá y sea desde las próximas elecciones. 
 @almazariegos

Pestañazo

Redacción
01 de abril, 2014

Hace unos días, empecé a leer un libro que hasta el momento me ha gustado muchísimo. Se llama “Blink”, de Malcolm Gladwell. Intenta explicarnos diferentes puntos. Uno de ellos es aprender que las decisiones tomadas rápidamente pueden ser tan buenas como las hechas con mayor deliberación; pero también nos muestra que las impresiones pueden ser educadas y controladas. 

El ser humano tiene la capacidad para determinar rápidamente cuando está en peligro, o identificar un “mal presentimiento” que lo lleva a tomar decisiones mayormente acertadas. Un ejemplo muy sencillo que presenta el libro, es el supuesto en el que nos encontramos en la calle y vemos un camión que se dirige rápidamente hacia nosotros sin intención de parar. Nuestra reacción, sin lugar a dudas, será el movernos para evitar ser atropellados. Esta decisión surge a raíz del “inside computer” o subconsciente que, basado en otras experiencias, ordena a nuestra mente y cuerpo a actuar de determinada forma. Aquí la orden es “sálvate”. 
Como señalaba, uno de los objetivos del libro es hacernos ver que estas decisiones rápidas se pueden realizar no sólo en situaciones sencillas o cotidianas sino en momentos más trascendentales. Se logra, si entendemos educar nuestro subconsciente para combinar el cúmulo de experiencias que guardamos en la mente con la habilidad de reaccionar rápidamente. En psicología y filosofía, el término es conocido como “thin slicing” y se refiere a la capacidad para identificar patrones en eventos pasados, basados únicamente en “rodajas finas”, o ventajas estrechas de la experiencia. 
Lo anterior me lleva a afirmar que  podríamos ser entonces una sociedad que si se educa en este sentido, rápidamente seríamos capaces de identificar a buenos y malos políticos por el simple hecho de unir experiencias vividas con situaciones presentes para sacar conclusiones veloces e inminentes. Por ejemplo, escuchar un discurso de un candidato parecido al de algún político condenado por delitos como lavado de dinero u otros, inmediatamente debería hacernos ver que es irreal su propuesta y que probablemente fallará en uno u otro sentido. 
Sin embargo, por otro lado también se encuentra la otra cara de esta misma situación: ¿Podemos educar nuestro subconsciente para pensar sin tener que pensar, aún cuando no sabemos lo que queremos como país? El primer paso está definitivamente en reconocer que la oferta política existe así, por la demanda persistente del electorado de ese formato político. Inicia todo en mejorar el sistema político guatemalteco, propiciando la educación y formación de jóvenes dentro de los partidos políticos para que hagan carrera en la institución, siguiendo una ideología en común que consideren la vía correcta para alcanzar el desarrollo, etc. 
En otras palabras, si seguimos pidiendo, aceptando o tolerando al mismo tipo de políticos, de nada servirá que identifiquemos rápido quién es bueno o malo si de todas formas lo aceptaremos y apoyaremos. 
El objetivo del espacio, no es solo hablar de un buen libro, o criticar lo que ya sabemos que debe ser mejorado. Más bien, es un llamado a revolucionar la forma en la que percibimos el mundo y nuestro entorno. Es un reto a la sociedad para aprender a tener memoria, a informarnos, y sobre todo, a sacar con un pestañazo, conclusiones rápidas de las intenciones de algunos partiendo de lo que sabemos y hemos vivido. Termino diciendo que confío en que en algún momento, nuestro país será capaz de identificar rápidamente el peligro de un camión político que se acerca a atropellarnos, para quitarnos del camino con el fin de “salvarnos”. Ojalá y sea desde las próximas elecciones. 
 @almazariegos