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El Kaibil Balam Vive I

Redacción
10 de abril, 2014

Lentamente se abren paso entre la densa vegetación de la selva africana. En columna avanzan bajo el abrazador sol en un ambiente de calor sofocante. Dignos, estoicos, como sacados de una película de acción, los kaibiles se infiltran y neutralizan el campamento insurgente. Agotados, con ampollas y escaldaduras llegan a la zona de aterrizaje en donde se escucha después de un rato el hermoso ruido de los motores de varios helicópteros. Finalmente aterrizan cerca de su base, se suben a camiones son transportados hacia el campamento. En el camino los locales los saludan, emocionados agitan sus brazos, algunos hasta corren siguiendo los vehículos. Hombres, mujeres y niños gritando “!kaibiles amigos!” 

Trece contingentes guatemaltecos han sido desplegados a la República Democrática del Congo (RDC) como cascos azules del componente militar de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización del Congo (MONUSCO). Durante todo este tiempo la unidad Kaibil, con su esfuerzo y trabajo constante se ha ganado los corazones y confianza del pueblo congolés. 
Los kaibiles, conocidos como GUASFOR, son la punta de lanza de la MONUSCO, se adentran por días en las regiones más peligrosas y remotas del Congo en áreas donde otras unidades no se atreven o tiene prohibido operar. Abren la brecha, se adentran en las profundidades de la selva y caminan en la vasta sabana africana. Su sola presencia es suficiente para disuadir a las milicias y levantarle la moral a las otras unidades participantes. Protegen a la población de la barbarie de los grupos armados que secuestran y mutilan niños y mujeres. 
La gente lo sabe, el kaibil es su amigo y está realmente comprometido con la misión y la protección de la población civil, aunque le cueste la vida. Incluso aquellas organizaciones y agencias no gubernamentales que lucran criticando al Ejército de Guatemala en estas latitudes son irónicamente las mismas que tan frecuentemente solicitan su protección y escolta. Las ironías de la vida. 
Con su sudor, sangre, y esfuerzo realiza labores inimaginables para muchos con poco equipo y obsoleto. Arriesga su vida, pone el pecho y enfrenta de cara la adversidad. Es por eso que se ha ganado el respeto de los locales, de las agencias, de las unidades militares con las que colabora, y de las mismas fuerzas negativas de quienes protege a la población. 
Su labor pasa desapercibida en Guatemala, como si los 13,000 kilómetros que nos separan los convirtiera en una fantasía en vez de una realidad. ¡Son ya diez años de participación! El soldado guatemalteco es noble, valiente y fiel. Hombres sencillos que se esmeran día a día, que se levantan a entrenar bajo cualquier condición climática y que han llegado incluso a ofrendar su vida en cumplimiento del deber. Los guatemaltecos merecen conocer la heroica labor de los kaibiles en el Congo, en donde día a día honran y ponen en alto el nombre de Guatemala. 
La doctrina y entrenamiento militar de Guatemala ha demostrado ser muy superior a la de muchos países participantes, dándose incluso el nombramiento del comandante de GUASFOR para comandar la Fuerza de Tarea Uele, conformada diversas unidades de más de cinco países. 
Es importante conocer esta labor para comprender el impacto negativo que ha tenido la falta de una política de Estado para la participación en misiones de paz. Debido a la casi inexistente coordinación y unión de esfuerzos entre el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de la Defensa, Guatemala no ha cosechado en el campo militar y diplomático lo positivo que han venido sembrando las fuerzas especiales en el Congo. Seamos justos con nuestros soldados; hijos, amigos, hermanos.

El Kaibil Balam Vive I

Redacción
10 de abril, 2014

Lentamente se abren paso entre la densa vegetación de la selva africana. En columna avanzan bajo el abrazador sol en un ambiente de calor sofocante. Dignos, estoicos, como sacados de una película de acción, los kaibiles se infiltran y neutralizan el campamento insurgente. Agotados, con ampollas y escaldaduras llegan a la zona de aterrizaje en donde se escucha después de un rato el hermoso ruido de los motores de varios helicópteros. Finalmente aterrizan cerca de su base, se suben a camiones son transportados hacia el campamento. En el camino los locales los saludan, emocionados agitan sus brazos, algunos hasta corren siguiendo los vehículos. Hombres, mujeres y niños gritando “!kaibiles amigos!” 

Trece contingentes guatemaltecos han sido desplegados a la República Democrática del Congo (RDC) como cascos azules del componente militar de la Misión de Naciones Unidas para la Estabilización del Congo (MONUSCO). Durante todo este tiempo la unidad Kaibil, con su esfuerzo y trabajo constante se ha ganado los corazones y confianza del pueblo congolés. 
Los kaibiles, conocidos como GUASFOR, son la punta de lanza de la MONUSCO, se adentran por días en las regiones más peligrosas y remotas del Congo en áreas donde otras unidades no se atreven o tiene prohibido operar. Abren la brecha, se adentran en las profundidades de la selva y caminan en la vasta sabana africana. Su sola presencia es suficiente para disuadir a las milicias y levantarle la moral a las otras unidades participantes. Protegen a la población de la barbarie de los grupos armados que secuestran y mutilan niños y mujeres. 
La gente lo sabe, el kaibil es su amigo y está realmente comprometido con la misión y la protección de la población civil, aunque le cueste la vida. Incluso aquellas organizaciones y agencias no gubernamentales que lucran criticando al Ejército de Guatemala en estas latitudes son irónicamente las mismas que tan frecuentemente solicitan su protección y escolta. Las ironías de la vida. 
Con su sudor, sangre, y esfuerzo realiza labores inimaginables para muchos con poco equipo y obsoleto. Arriesga su vida, pone el pecho y enfrenta de cara la adversidad. Es por eso que se ha ganado el respeto de los locales, de las agencias, de las unidades militares con las que colabora, y de las mismas fuerzas negativas de quienes protege a la población. 
Su labor pasa desapercibida en Guatemala, como si los 13,000 kilómetros que nos separan los convirtiera en una fantasía en vez de una realidad. ¡Son ya diez años de participación! El soldado guatemalteco es noble, valiente y fiel. Hombres sencillos que se esmeran día a día, que se levantan a entrenar bajo cualquier condición climática y que han llegado incluso a ofrendar su vida en cumplimiento del deber. Los guatemaltecos merecen conocer la heroica labor de los kaibiles en el Congo, en donde día a día honran y ponen en alto el nombre de Guatemala. 
La doctrina y entrenamiento militar de Guatemala ha demostrado ser muy superior a la de muchos países participantes, dándose incluso el nombramiento del comandante de GUASFOR para comandar la Fuerza de Tarea Uele, conformada diversas unidades de más de cinco países. 
Es importante conocer esta labor para comprender el impacto negativo que ha tenido la falta de una política de Estado para la participación en misiones de paz. Debido a la casi inexistente coordinación y unión de esfuerzos entre el Ministerio de Relaciones Exteriores y el Ministerio de la Defensa, Guatemala no ha cosechado en el campo militar y diplomático lo positivo que han venido sembrando las fuerzas especiales en el Congo. Seamos justos con nuestros soldados; hijos, amigos, hermanos.