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IGSS: ¿Conquista Laboral?

Redacción
30 de abril, 2014

Conquista para quienes ejercen en el poder dentro de la institución; para el trabajador promedio, promesas incumplidas. La promesa del ahorro para el retiro, la más intangible y difícil de cumplir de todas. Además, una promesa que ha sido olvidada por todos, menos por quienes hoy sufren del bajo poder adquisitivo de las pensiones y por quienes no tienen certeza alguna de cuánto recibirán en el futuro. Más allá de los problemas administrativos de la institución, la manipulación política en el nombramiento de sus autoridades, la deuda del gobierno para con la institución o cualquier otro problema administrativo, el problema financiero que afronta el programa de pensiones del IGSS es algo que debería preocupar a todos. Los cotizantes ya que su futura pensión está en juego; los contribuyentes ya que en caso de un problema financiero en el IGSS seguramente les tocará pagar los platos rotos; los trabajadores en el subempleo, autoempleo o trabajo por cuenta propia ya que bajo el sistema actual el ahorro para el retiro no pasa de ser una vana esperanza. 

El IVS, el programa que tiene a su cargo el manejo de las pensiones de los trabajadores que han cotizado para el retiro, está destinado colapsar financieramente en el mediano plazo. El sistema IVS funciona como un mega-cuchubal en donde cada vez hay más personas que tienen derecho a la “mano” pero, relativamente, cada vez hay menos personas que pagan su “cuota” respectiva. El trabajador ahorra a lo largo de su vida para obtener una pensión pero nunca se convierte en dueño de dicho ahorro; las cotizaciones de los jóvenes se utilizan para pagar las pensiones de los adultos que pasan a situación de retiro. Situación para la cual no existen muchas salidas; una de ellas, aumentar la cantidad de cotizantes, una posibilidad muy lejana en Guatemala dada la poca creación de empleo; otra, que los trabajadores activos paguen una proporción cada vez más grande de su salario en concepto de cotización para financiar a los que están situación de retiro; o bien, la quiebra del sistema. 
Una de las pocas salidas para este “mega-insostenible-cuchubal” es un sistema de capitalización individual, en donde cada trabajador sea dueño de sus ahorros para el retiro. Lo que en Chile, en su momento, llamaron el sistema de la “libretita”; una “libretita” de ahorro individual a largo plazo. Un sistema que transfiere a cada trabajador la propiedad de lo que efectivamente se ha ganado. Creer que este problema del IGSS puede resolverse perfeccionando el sistema existente o administrando mejor la institución es una grave equivocación. El problema es de carácter demográfico y estructural de la economía guatemalteca. Un sistema de ahorro para el retiro en donde los ahorros de los trabajadores se manejan de acuerdo a los intereses de funcionarios públicos, políticos de turno, líderes sindicales o representantes gremiales difícilmente puede ser considerado como una conquista laboral. Salvo por quienes se benefician de tener cautivos a cientos de miles de trabajadores vedándoles otras opciones.

IGSS: ¿Conquista Laboral?

Redacción
30 de abril, 2014

Conquista para quienes ejercen en el poder dentro de la institución; para el trabajador promedio, promesas incumplidas. La promesa del ahorro para el retiro, la más intangible y difícil de cumplir de todas. Además, una promesa que ha sido olvidada por todos, menos por quienes hoy sufren del bajo poder adquisitivo de las pensiones y por quienes no tienen certeza alguna de cuánto recibirán en el futuro. Más allá de los problemas administrativos de la institución, la manipulación política en el nombramiento de sus autoridades, la deuda del gobierno para con la institución o cualquier otro problema administrativo, el problema financiero que afronta el programa de pensiones del IGSS es algo que debería preocupar a todos. Los cotizantes ya que su futura pensión está en juego; los contribuyentes ya que en caso de un problema financiero en el IGSS seguramente les tocará pagar los platos rotos; los trabajadores en el subempleo, autoempleo o trabajo por cuenta propia ya que bajo el sistema actual el ahorro para el retiro no pasa de ser una vana esperanza. 

El IVS, el programa que tiene a su cargo el manejo de las pensiones de los trabajadores que han cotizado para el retiro, está destinado colapsar financieramente en el mediano plazo. El sistema IVS funciona como un mega-cuchubal en donde cada vez hay más personas que tienen derecho a la “mano” pero, relativamente, cada vez hay menos personas que pagan su “cuota” respectiva. El trabajador ahorra a lo largo de su vida para obtener una pensión pero nunca se convierte en dueño de dicho ahorro; las cotizaciones de los jóvenes se utilizan para pagar las pensiones de los adultos que pasan a situación de retiro. Situación para la cual no existen muchas salidas; una de ellas, aumentar la cantidad de cotizantes, una posibilidad muy lejana en Guatemala dada la poca creación de empleo; otra, que los trabajadores activos paguen una proporción cada vez más grande de su salario en concepto de cotización para financiar a los que están situación de retiro; o bien, la quiebra del sistema. 
Una de las pocas salidas para este “mega-insostenible-cuchubal” es un sistema de capitalización individual, en donde cada trabajador sea dueño de sus ahorros para el retiro. Lo que en Chile, en su momento, llamaron el sistema de la “libretita”; una “libretita” de ahorro individual a largo plazo. Un sistema que transfiere a cada trabajador la propiedad de lo que efectivamente se ha ganado. Creer que este problema del IGSS puede resolverse perfeccionando el sistema existente o administrando mejor la institución es una grave equivocación. El problema es de carácter demográfico y estructural de la economía guatemalteca. Un sistema de ahorro para el retiro en donde los ahorros de los trabajadores se manejan de acuerdo a los intereses de funcionarios públicos, políticos de turno, líderes sindicales o representantes gremiales difícilmente puede ser considerado como una conquista laboral. Salvo por quienes se benefician de tener cautivos a cientos de miles de trabajadores vedándoles otras opciones.