La discrecionalidad de los políticos es el peor cheque en blanco que se puede puede entregar. Concedido aquel, las ocurrencias -estado de ánimo incluido- sirven para justificar cualquier decisión cuyo costo es asumido por la ciudadanía. Sin embargo, si está de acuerdo en otorgarle ese privilegio, no es correcto quejarse cuando se vea perjudicado. Por esa razón, la arbitrariedad debería de desaparecer de las normativas y el político ajustar su actuación exactamente a lo que se le permite hacer, dejando a un lado la potestad de tomar decisiones caprichosas.
La persona designada para Fiscal General -o aquella que no lo sea- probablemente despierte pasiones en determinados grupos. Es humano y comprensible, pero no se ajusta a Derecho. No vale -como ya ocurrió una vez- que venga un organismo internacional secundado por grupos de presión, a desdecir de la selección y/o la elección. El primer filtro está en la postuladora y el segundo en la decisión exclusiva del mandatario, tal y como señala la normativa vigente. Podría parecer autoritario, pero eso es algo que debería haberse valorado antes de votar por un “SI” que aprobó esa redacción constitucional. La próxima vez, el ciudadano deberá ponderar más profundamente el poder que otorga al político.
La discrecionalidad de los políticos es el peor cheque en blanco que se puede puede entregar. Concedido aquel, las ocurrencias -estado de ánimo incluido- sirven para justificar cualquier decisión cuyo costo es asumido por la ciudadanía. Sin embargo, si está de acuerdo en otorgarle ese privilegio, no es correcto quejarse cuando se vea perjudicado. Por esa razón, la arbitrariedad debería de desaparecer de las normativas y el político ajustar su actuación exactamente a lo que se le permite hacer, dejando a un lado la potestad de tomar decisiones caprichosas.
La persona designada para Fiscal General -o aquella que no lo sea- probablemente despierte pasiones en determinados grupos. Es humano y comprensible, pero no se ajusta a Derecho. No vale -como ya ocurrió una vez- que venga un organismo internacional secundado por grupos de presión, a desdecir de la selección y/o la elección. El primer filtro está en la postuladora y el segundo en la decisión exclusiva del mandatario, tal y como señala la normativa vigente. Podría parecer autoritario, pero eso es algo que debería haberse valorado antes de votar por un “SI” que aprobó esa redacción constitucional. La próxima vez, el ciudadano deberá ponderar más profundamente el poder que otorga al político.