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Acta de defunción para el fútbol nacional

Redacción República
06 de mayo, 2014

Lo sucedido en estos días en los estadios de fútbol no es más que el corolario de una serie de “degradaciones” que viene sufriendo el fútbol nacional, desde hace más de 30 años. La muerte de un fanático de fútbol a manos de las barras bravas de un equipo contrario nos retrata tanto el estado de cosas en los escenarios deportivos como el nivel de pérdida del sentido de la vida entre algunos malos guatemaltecos. 

Lo que está llamado a ser un punto de encuentro de la familia, en un día de descanso, se ha vuelto nuevamente en un escenario de terror. Este penoso y trágico accidente pesará en la Psiquis de los guatemaltecos, que poco a poco ya han ido abandonando ya los estadios de fútbol, primero por lo que se ha convertido en un deporte avejentado, y luego, por estos actos vandálicos que afectan a quienes asisten a los eventos. Parece que más guatemaltecos se seguirán apuntando a ponerse una camiseta extranjera y a reunirse en torno a una televisión para desfogar sus pasiones y cada vez menos tomarán la ruta de reunir amigos y familiares para apoyar lo propio, lo nacional, en nuestros propios recintos deportivos. 
Lo que sucederá a partir de ahora es “bola cantada”. Los políticos se apresurarán a discutir en el Congreso normas más severas para los delitos cometidos en espectáculos deportivos. Quizá hasta lleguen a emitir alguna norma sobre el particular. Las fuerzas de seguridad harán notar su presencia en desplegados muy notorios, y los federativos aplicarán algunos pocos correctivos a los equipos involucrados. Pero ya podemos anticipar que esto será flor de un día. Como ha sucedido con otros gestos meramente casuísticos de nuestras autoridades (tal el caso de los cepos, los cinturones de seguridad y más reciente las normas de uso del chaleco), pronto pasarán esta medidas a sufrir ese desgaste paulatino que hace que las medidas severas de hoy, sean simplemente las anécdotas de mañana. Parece como si lo guatemaltecos padeciéramos de déficit de atención. 
Que se pueden tomar medidas importantes para reducir estos actos, seguro que sí. Por ejemplo un mayor control ejercido sobre los grupos que provocan estos incidentes, o controles más estrictos dentro y fuera de los recintos, o tecnología de reconocimiento de rostro para prevenir el acceso de estos criminales al área de encuentros deportivos, etc. Pero ese no es realmente el punto. Nada de eso es efectivo sino hay un cambio de cultura en nosotros. Ese cambio de cultura pasa al menos por 3 componentes: certeza de castigo, ánimo de permanencia en las medidas y colaboración ciudadana para hacer valer las normas. Así que si escuchamos de nuevo que este incidente genera toda una serie de respuestas reflejo de nuestras autoridades, empecemos a demandar de éstas y por supuesto de nosotros mismos, estas 3 pautas de conducta.

Acta de defunción para el fútbol nacional

Redacción República
06 de mayo, 2014

Lo sucedido en estos días en los estadios de fútbol no es más que el corolario de una serie de “degradaciones” que viene sufriendo el fútbol nacional, desde hace más de 30 años. La muerte de un fanático de fútbol a manos de las barras bravas de un equipo contrario nos retrata tanto el estado de cosas en los escenarios deportivos como el nivel de pérdida del sentido de la vida entre algunos malos guatemaltecos. 

Lo que está llamado a ser un punto de encuentro de la familia, en un día de descanso, se ha vuelto nuevamente en un escenario de terror. Este penoso y trágico accidente pesará en la Psiquis de los guatemaltecos, que poco a poco ya han ido abandonando ya los estadios de fútbol, primero por lo que se ha convertido en un deporte avejentado, y luego, por estos actos vandálicos que afectan a quienes asisten a los eventos. Parece que más guatemaltecos se seguirán apuntando a ponerse una camiseta extranjera y a reunirse en torno a una televisión para desfogar sus pasiones y cada vez menos tomarán la ruta de reunir amigos y familiares para apoyar lo propio, lo nacional, en nuestros propios recintos deportivos. 
Lo que sucederá a partir de ahora es “bola cantada”. Los políticos se apresurarán a discutir en el Congreso normas más severas para los delitos cometidos en espectáculos deportivos. Quizá hasta lleguen a emitir alguna norma sobre el particular. Las fuerzas de seguridad harán notar su presencia en desplegados muy notorios, y los federativos aplicarán algunos pocos correctivos a los equipos involucrados. Pero ya podemos anticipar que esto será flor de un día. Como ha sucedido con otros gestos meramente casuísticos de nuestras autoridades (tal el caso de los cepos, los cinturones de seguridad y más reciente las normas de uso del chaleco), pronto pasarán esta medidas a sufrir ese desgaste paulatino que hace que las medidas severas de hoy, sean simplemente las anécdotas de mañana. Parece como si lo guatemaltecos padeciéramos de déficit de atención. 
Que se pueden tomar medidas importantes para reducir estos actos, seguro que sí. Por ejemplo un mayor control ejercido sobre los grupos que provocan estos incidentes, o controles más estrictos dentro y fuera de los recintos, o tecnología de reconocimiento de rostro para prevenir el acceso de estos criminales al área de encuentros deportivos, etc. Pero ese no es realmente el punto. Nada de eso es efectivo sino hay un cambio de cultura en nosotros. Ese cambio de cultura pasa al menos por 3 componentes: certeza de castigo, ánimo de permanencia en las medidas y colaboración ciudadana para hacer valer las normas. Así que si escuchamos de nuevo que este incidente genera toda una serie de respuestas reflejo de nuestras autoridades, empecemos a demandar de éstas y por supuesto de nosotros mismos, estas 3 pautas de conducta.