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Democracia cultural

Redacción
09 de junio, 2014

Según el filósofo Comte-Sponville, democracia es el régimen en el cual el pueblo es soberano; nadie puede gobernar o legislar sin su aprobación o al margen de su control. La democracia tiene que ver con la república. Ésta alberga ideales y principios como la indivisibilidad del territorio, la igualdad, la universalidad del respeto a la ley, la vida y dignidad humana como valor supremo. 

Guatemala es una república y su sistema de gobierno es democrático y representativo. Pero ¿qué entendemos cada uno de nosotros por democracia? ¿cómo la ejercemos? ¿qué derechos y obligaciones nos confiere vivir en su sistema democrático? Cada una de las posibles respuestas, dependerá del contexto en que las respondamos y de nuestra propia concepción de la vida y del Estado. Por ejemplo, las cuestiones medioambientales que han generado problemas de conflicto, soluciones de sostenibilidad y, entre ambos extremos, discursos, luchas, manifestaciones, estudios, leyes, reglamentos, sentencias, etc., se debieran abordar por los interesados (que somos todos) con paridad y validez de la información, con respeto a la opinión del prójimo y del sistema jurídico. 
Todos estamos relacionados al medioambiente y su conservación y tenemos el derecho a participar en la toma de decisiones sobre asuntos públicos como mecanismo para la protección ambiental, ya sea de forma individual o colectiva; debemos preocuparnos y actuar en contra de quienes atenten contra la destrucción de las fuentes de agua, contaminen nuestra atmósfera, ensucien nuestros suelos y aniquilen la biodiversidad del planeta. ¿Quiénes son estas personas? Nosotros mismos… Sí. Un simple cambio de aceite del automóvil debiera hacernos reflexionar sobre cómo se gestionan esos desechos, nuestros desechos. Cada vez que tomamos del supermercado un producto envasado en plástico, nos compramos un par de jeans, una joya, un teléfono móvil o un preciado libro. 
¿Qué tiene que ver esto con la república y la democracia? Mucho. Nosotros (gobernados) tenemos en nuestras manos el control sobre quienes ejercen la Administración del Estado y su patrimonio, pues no pueden actuar al margen de la sociedad a quien se deben. 
Cuando se ignora el Estado de Derecho, se privilegia a unos frente a otros con el uso de la fuerza, del sistema de justicia o de legislación, cuando se transgreden los derechos individuales, y se atenta contra la vida de la comunidad al mal-usar los preciados recursos naturales sin tomar en cuenta la preservación a largo plazo y medidas de mitigación y reparación reales, cuando se omite educar consumidor sobre sus obligaciones con respecto a sus desechos sólidos, cuando se ignora y desacredita la opinión y el sentir del prójimo, entonces se apaga la luz de la República y la Democracia se reduce a escombros. En fin, somos nosotros quienes damos contenido a la democracia en una república. 
La mejor herramienta para el ejercicio de la democracia es la información que debe cumplir con las cualidades de publicidad, veracidad, accesibilidad y simetría. ¿Por qué? Porque nos permitirá a todos dialogar sobre base cierta a fin de llegar con mayor facilidad a soluciones factibles y sostenibles. Todos (Estado, ciudadanía, empresarios, ecologistas…) al ponderar dentro de una República democrática los elementos economía-medioambiente debemos partir de una plataforma y un lenguaje común que nos permita comunicarnos, entendernos, llegar a acuerdos y honrar su cumplimiento. De ahí que necesitamos una democracia cultural basada en la simetría de información de sus actores, del uso de un solo lenguaje vinculante que nos proveerá de la posibilidad real de construir condiciones de viabilidad, sostenibilidad e igualdad para todos.

Democracia cultural

Redacción
09 de junio, 2014

Según el filósofo Comte-Sponville, democracia es el régimen en el cual el pueblo es soberano; nadie puede gobernar o legislar sin su aprobación o al margen de su control. La democracia tiene que ver con la república. Ésta alberga ideales y principios como la indivisibilidad del territorio, la igualdad, la universalidad del respeto a la ley, la vida y dignidad humana como valor supremo. 

Guatemala es una república y su sistema de gobierno es democrático y representativo. Pero ¿qué entendemos cada uno de nosotros por democracia? ¿cómo la ejercemos? ¿qué derechos y obligaciones nos confiere vivir en su sistema democrático? Cada una de las posibles respuestas, dependerá del contexto en que las respondamos y de nuestra propia concepción de la vida y del Estado. Por ejemplo, las cuestiones medioambientales que han generado problemas de conflicto, soluciones de sostenibilidad y, entre ambos extremos, discursos, luchas, manifestaciones, estudios, leyes, reglamentos, sentencias, etc., se debieran abordar por los interesados (que somos todos) con paridad y validez de la información, con respeto a la opinión del prójimo y del sistema jurídico. 
Todos estamos relacionados al medioambiente y su conservación y tenemos el derecho a participar en la toma de decisiones sobre asuntos públicos como mecanismo para la protección ambiental, ya sea de forma individual o colectiva; debemos preocuparnos y actuar en contra de quienes atenten contra la destrucción de las fuentes de agua, contaminen nuestra atmósfera, ensucien nuestros suelos y aniquilen la biodiversidad del planeta. ¿Quiénes son estas personas? Nosotros mismos… Sí. Un simple cambio de aceite del automóvil debiera hacernos reflexionar sobre cómo se gestionan esos desechos, nuestros desechos. Cada vez que tomamos del supermercado un producto envasado en plástico, nos compramos un par de jeans, una joya, un teléfono móvil o un preciado libro. 
¿Qué tiene que ver esto con la república y la democracia? Mucho. Nosotros (gobernados) tenemos en nuestras manos el control sobre quienes ejercen la Administración del Estado y su patrimonio, pues no pueden actuar al margen de la sociedad a quien se deben. 
Cuando se ignora el Estado de Derecho, se privilegia a unos frente a otros con el uso de la fuerza, del sistema de justicia o de legislación, cuando se transgreden los derechos individuales, y se atenta contra la vida de la comunidad al mal-usar los preciados recursos naturales sin tomar en cuenta la preservación a largo plazo y medidas de mitigación y reparación reales, cuando se omite educar consumidor sobre sus obligaciones con respecto a sus desechos sólidos, cuando se ignora y desacredita la opinión y el sentir del prójimo, entonces se apaga la luz de la República y la Democracia se reduce a escombros. En fin, somos nosotros quienes damos contenido a la democracia en una república. 
La mejor herramienta para el ejercicio de la democracia es la información que debe cumplir con las cualidades de publicidad, veracidad, accesibilidad y simetría. ¿Por qué? Porque nos permitirá a todos dialogar sobre base cierta a fin de llegar con mayor facilidad a soluciones factibles y sostenibles. Todos (Estado, ciudadanía, empresarios, ecologistas…) al ponderar dentro de una República democrática los elementos economía-medioambiente debemos partir de una plataforma y un lenguaje común que nos permita comunicarnos, entendernos, llegar a acuerdos y honrar su cumplimiento. De ahí que necesitamos una democracia cultural basada en la simetría de información de sus actores, del uso de un solo lenguaje vinculante que nos proveerá de la posibilidad real de construir condiciones de viabilidad, sostenibilidad e igualdad para todos.