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Una propuesta muy simple

Redacción
11 de junio, 2014

Increíble la polémica que ha desatado en Guatemala la condena en Suiza por vida de Edwin Sperisen, ex Director de la Policía Nacional Civil, por crímenes cometidos en Guatemala en 2006. El Tribunal lo encontró responsable de la ejecución directa de un reo y la complicidad en el asesinato de otros seis reclusos durante la operación Pavo Real, la cual intentaba tomar el control de la Cárcel de Pavón. En septiembre de 2006, yo tenía poco tiempo de haber llegado a Guatemala, menos de un año, y no me daba buena impresión el supuesto éxito de la operación de la que se jactaba el gobierno. “Por supuesto que los reos no deben tener control de la cárcel”, pensaba yo. “No es gran cosa”, me recuerdo pensar, “que el gobierno restablezca control en el lugar donde más control debiera ejercer, en todo momento, sin excepción – la cárcel.” 

Aunque con la afirmación de que el gobierno debería de controlar absolutamente las cárceles yo tenía la razón, imposible discutirlo, el tiempo me paró dando más conocimiento, contexto y criterio sobre cómo son las cosas en Guatemala. Las cárceles en aquel entonces, y ahora, son propiedad de los reos, quienes desde allí operan el crimen organizado en todo el país. Esto afecta a todos, lo cual tiene a la ciudadanía en psicosis y de rodillas. En las cárceles, ocurren decapitaciones, desmembraciones, homicidios, y se ordenan la extorsión, secuestro, sicariato, etc. que nos impacta afuera de las paredes. Tomar control es, y fue, esencial, como primer paso a rescatar este país, y eso no iba a ser, ni va a ser, un proceso pacífico. 
Sentemos un axioma. En un estado de derecho democrático, nunca se justifican ejecuciones extrajudiciales, en ningún sentido. Habiendo dicho eso, entrar a retomar una cárcel en manos de los más vil asesinos de un país si justifica entrar bajo la disposición mental, el espíritu, de “extremo prejuicio”. Es decir, las autoridades al entrar a la cárcel el Pavón, tenían la harta obligación de entrar armados hasta los dientes, con agresividad y máxima hostilidad, o arriesgarse de morir uno mismo. De lo que hizo o no hizo Sperisen, no sé nada, pero no debemos de olvidarnos de algo. El contexto ex ante en el que las autoridades guatemaltecas tuvieron que operar para entrar a la cárcel de Pavón, la casa matriz del crimen organizado, era más peligroso y beligerante del que tuvo que penetrar Seal Team Six, el comando Americano que mató a Osama Bin Laden. No estoy seguro si este contexto fue del conocimiento del estimado tribunal suizo, que no cuenta con el peritaje ni la experiencia de vivir en uno de los países más violentos del mundo. Es importante porque levanta duda razonable, en cualquier mente. 
Pero supongamos que Sperisen es lo que dijo el tribunal suizo que es, culpable. Aún así, todavía tenemos el problema de que las cárceles guatemaltecas están en manos de los reos. No he oído nadie decir que no las son. Para el estado guatemalteco, tarea número uno sería, no la pobreza, ni la desigualdad, ni mas años para el gobierno de turno, sería retomar las cárceles. Ahora bien, ¿hay alguien que cree que este proceso sería pacifico? ¿Qué no habría repercusiones extremas e imprevisibles en la sociedad? Ahora, con el último que lo intentó pasando condena perpetua en una cárcel extranjera, ¿Quién se atrevería de levantar un dedo por la sociedad guatemalteca? 
Ningún guatemalteco lo va a hacer, eso es seguro. Independientemente de los méritos de los casos, ya con soldados enjuiciados por Totonicapán y Sperisen en una cárcel en Suiza, los que deberían de funcionar como agentes de paz en Guatemala están muy racionalmente adversos al riesgo. Tal vez es bueno que lo sean, pero hay tareas peligrosas que cumplir, y por muy mal pago, y desprecio además. Los guatemaltecos no pueden confiar más en sus policías y soldados para imponer orden, por la simple razón que ellos no confían en los guatemaltecos. El crimen organizado opera desde las cárceles. Para tomar las cárceles, ¿quién nos queda? 
Propongo que la comunidad internacional tome las cárceles de Guatemala. La justicia suiza le dio la lección a Guatemala de cómo no tomar una cárcel, que nos vengan a dar la lección de cómo si tomar una cárcel. Para evitar malos entendimientos, que la operación sea acompañada por las embajadas extranjeras, el Procurador de los Derechos Humanos en el país, los medios nacionales e internacionales, etc. Lo digo en serio. Que todo sea grabado en video, para tener pruebas de lo que pasa en las cárceles de Guatemala, y como se desenvuelve la operación. Los extranjeros no deberían de tener mayor problema con mi propuesta. Son los entes que mas deberían de gozar de la confianza y buena fe de los reos, ya que por años les han defendido sus derechos humanos.

Una propuesta muy simple

Redacción
11 de junio, 2014

Increíble la polémica que ha desatado en Guatemala la condena en Suiza por vida de Edwin Sperisen, ex Director de la Policía Nacional Civil, por crímenes cometidos en Guatemala en 2006. El Tribunal lo encontró responsable de la ejecución directa de un reo y la complicidad en el asesinato de otros seis reclusos durante la operación Pavo Real, la cual intentaba tomar el control de la Cárcel de Pavón. En septiembre de 2006, yo tenía poco tiempo de haber llegado a Guatemala, menos de un año, y no me daba buena impresión el supuesto éxito de la operación de la que se jactaba el gobierno. “Por supuesto que los reos no deben tener control de la cárcel”, pensaba yo. “No es gran cosa”, me recuerdo pensar, “que el gobierno restablezca control en el lugar donde más control debiera ejercer, en todo momento, sin excepción – la cárcel.” 

Aunque con la afirmación de que el gobierno debería de controlar absolutamente las cárceles yo tenía la razón, imposible discutirlo, el tiempo me paró dando más conocimiento, contexto y criterio sobre cómo son las cosas en Guatemala. Las cárceles en aquel entonces, y ahora, son propiedad de los reos, quienes desde allí operan el crimen organizado en todo el país. Esto afecta a todos, lo cual tiene a la ciudadanía en psicosis y de rodillas. En las cárceles, ocurren decapitaciones, desmembraciones, homicidios, y se ordenan la extorsión, secuestro, sicariato, etc. que nos impacta afuera de las paredes. Tomar control es, y fue, esencial, como primer paso a rescatar este país, y eso no iba a ser, ni va a ser, un proceso pacífico. 
Sentemos un axioma. En un estado de derecho democrático, nunca se justifican ejecuciones extrajudiciales, en ningún sentido. Habiendo dicho eso, entrar a retomar una cárcel en manos de los más vil asesinos de un país si justifica entrar bajo la disposición mental, el espíritu, de “extremo prejuicio”. Es decir, las autoridades al entrar a la cárcel el Pavón, tenían la harta obligación de entrar armados hasta los dientes, con agresividad y máxima hostilidad, o arriesgarse de morir uno mismo. De lo que hizo o no hizo Sperisen, no sé nada, pero no debemos de olvidarnos de algo. El contexto ex ante en el que las autoridades guatemaltecas tuvieron que operar para entrar a la cárcel de Pavón, la casa matriz del crimen organizado, era más peligroso y beligerante del que tuvo que penetrar Seal Team Six, el comando Americano que mató a Osama Bin Laden. No estoy seguro si este contexto fue del conocimiento del estimado tribunal suizo, que no cuenta con el peritaje ni la experiencia de vivir en uno de los países más violentos del mundo. Es importante porque levanta duda razonable, en cualquier mente. 
Pero supongamos que Sperisen es lo que dijo el tribunal suizo que es, culpable. Aún así, todavía tenemos el problema de que las cárceles guatemaltecas están en manos de los reos. No he oído nadie decir que no las son. Para el estado guatemalteco, tarea número uno sería, no la pobreza, ni la desigualdad, ni mas años para el gobierno de turno, sería retomar las cárceles. Ahora bien, ¿hay alguien que cree que este proceso sería pacifico? ¿Qué no habría repercusiones extremas e imprevisibles en la sociedad? Ahora, con el último que lo intentó pasando condena perpetua en una cárcel extranjera, ¿Quién se atrevería de levantar un dedo por la sociedad guatemalteca? 
Ningún guatemalteco lo va a hacer, eso es seguro. Independientemente de los méritos de los casos, ya con soldados enjuiciados por Totonicapán y Sperisen en una cárcel en Suiza, los que deberían de funcionar como agentes de paz en Guatemala están muy racionalmente adversos al riesgo. Tal vez es bueno que lo sean, pero hay tareas peligrosas que cumplir, y por muy mal pago, y desprecio además. Los guatemaltecos no pueden confiar más en sus policías y soldados para imponer orden, por la simple razón que ellos no confían en los guatemaltecos. El crimen organizado opera desde las cárceles. Para tomar las cárceles, ¿quién nos queda? 
Propongo que la comunidad internacional tome las cárceles de Guatemala. La justicia suiza le dio la lección a Guatemala de cómo no tomar una cárcel, que nos vengan a dar la lección de cómo si tomar una cárcel. Para evitar malos entendimientos, que la operación sea acompañada por las embajadas extranjeras, el Procurador de los Derechos Humanos en el país, los medios nacionales e internacionales, etc. Lo digo en serio. Que todo sea grabado en video, para tener pruebas de lo que pasa en las cárceles de Guatemala, y como se desenvuelve la operación. Los extranjeros no deberían de tener mayor problema con mi propuesta. Son los entes que mas deberían de gozar de la confianza y buena fe de los reos, ya que por años les han defendido sus derechos humanos.