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¿Quién le debe a quién?

Redacción República
16 de junio, 2014

El próximo mes de julio el Tribunal Supremo Electoral (TSE), como cada año, deberá pagar a los partidos políticos la deuda política. Deuda que, según el artículo 21 de la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP), tenemos los tributarios con los políticos cuyos partidos obtuvieron más del 5% del total de los sufragios válidos en las elecciones generales o que lograron “colar” a un diputado en el Congreso. 

Esta deuda, según el artículo antes mencionado, es “a razón de el equivalente en quetzales de dos dólares de los Estados Unidos de América, por voto legalmente emitido a su favor” y deberá pagarse durante 4 años en cuotas iguales. Por lo que este año el TSE pagará en concepto de deuda política US$2 millones 849 mil 543.50, algo así como Q22 millones 796 mil a políticos de 15 partidos. 
Este financiamiento de los tributarios a los políticos de los partidos, surge con el supuesto propósito de mantener su independencia en el debate de los problemas nacionales, así como su influencia partidaria independiente en el Congreso para el análisis, discusión y aprobación de leyes; y por supuesto en la delicada tarea de fiscalizar al Ejecutivo. 
Con este artículo también se pretendía limitar el financiamiento externo de los políticos e imponer un techo de gasto para la campaña, que a todas luces ha sido rebasado en una campaña por demás anticipada y violando todos los artículos que la prohíben. 
La deuda política a estas alturas de la campaña anticipada se convierte en un “dulcito” para quienes llevan años anunciándose como los salvadores del país. Para los tributarios es una carga más en el abultado presupuesto anual; deuda que pierde sentido al analizar las acciones de los congresistas de turno. 
Los tributarios debemos financiarles a los políticos el funcionamiento de sus partidos, funcionamiento que hemos visto reflejado en el Congreso a través de sus diputados que aprueban sin pudor préstamos, reformas y leyes sin el más mínimo análisis y debate. No dudo que haya diputados que intentan hacer bien su trabajo, desafortunadamente son los menos y quienes menos dinero reciben por el pago de la “deuda”. 
Por otro lado, algunos políticos piensan que estamos tan en deuda con ellos que aprobaron reformar el “apetecible” artículo 21 para que en lugar de US$2 por voto ahora sean US$4, dejándolo así para que no digamos que son unos avorazados por el dinero ajeno ya que la propuesta inicial era de US$5. Además de otras reformas a la LEPP, como la lista de diputados por cuotas de sexo y etnia por solo mencionar algunas. Estas reformas están en análisis en la Corte de Constitucionalidad. 
Si continuamos revisando el trabajo de los partidos políticos a través de sus congresistas podemos hablar de las aprobaciones de presupuestos desfinanciados con sus respectivas ampliaciones de Q2 mil millones en este año, así como la repartición de privilegios y negocios a sus aliados, a través de leyes. 
Los partidos políticos se han convertido simplemente en un vehículo para llegar al poder, por lo que no es de extrañar los cambios de colores por parte de los diputados conforme se acercan las elecciones como una clara muestra de la falta de una estructura en las ideas o peor aún de una integración filosófica. 
Si los tributarios tenemos una “deuda política”; entonces, los políticos también tienen una deuda no sólo moral sino también judicial con nosotros. Mientras no se limite el poder de los políticos, la única “deuda” que se pagará será la deuda política con cargo a los tributarios. 
Después de todo este análisis, me pregunto: ¿quién le debe a quién?

@Md30

¿Quién le debe a quién?

Redacción República
16 de junio, 2014

El próximo mes de julio el Tribunal Supremo Electoral (TSE), como cada año, deberá pagar a los partidos políticos la deuda política. Deuda que, según el artículo 21 de la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP), tenemos los tributarios con los políticos cuyos partidos obtuvieron más del 5% del total de los sufragios válidos en las elecciones generales o que lograron “colar” a un diputado en el Congreso. 

Esta deuda, según el artículo antes mencionado, es “a razón de el equivalente en quetzales de dos dólares de los Estados Unidos de América, por voto legalmente emitido a su favor” y deberá pagarse durante 4 años en cuotas iguales. Por lo que este año el TSE pagará en concepto de deuda política US$2 millones 849 mil 543.50, algo así como Q22 millones 796 mil a políticos de 15 partidos. 
Este financiamiento de los tributarios a los políticos de los partidos, surge con el supuesto propósito de mantener su independencia en el debate de los problemas nacionales, así como su influencia partidaria independiente en el Congreso para el análisis, discusión y aprobación de leyes; y por supuesto en la delicada tarea de fiscalizar al Ejecutivo. 
Con este artículo también se pretendía limitar el financiamiento externo de los políticos e imponer un techo de gasto para la campaña, que a todas luces ha sido rebasado en una campaña por demás anticipada y violando todos los artículos que la prohíben. 
La deuda política a estas alturas de la campaña anticipada se convierte en un “dulcito” para quienes llevan años anunciándose como los salvadores del país. Para los tributarios es una carga más en el abultado presupuesto anual; deuda que pierde sentido al analizar las acciones de los congresistas de turno. 
Los tributarios debemos financiarles a los políticos el funcionamiento de sus partidos, funcionamiento que hemos visto reflejado en el Congreso a través de sus diputados que aprueban sin pudor préstamos, reformas y leyes sin el más mínimo análisis y debate. No dudo que haya diputados que intentan hacer bien su trabajo, desafortunadamente son los menos y quienes menos dinero reciben por el pago de la “deuda”. 
Por otro lado, algunos políticos piensan que estamos tan en deuda con ellos que aprobaron reformar el “apetecible” artículo 21 para que en lugar de US$2 por voto ahora sean US$4, dejándolo así para que no digamos que son unos avorazados por el dinero ajeno ya que la propuesta inicial era de US$5. Además de otras reformas a la LEPP, como la lista de diputados por cuotas de sexo y etnia por solo mencionar algunas. Estas reformas están en análisis en la Corte de Constitucionalidad. 
Si continuamos revisando el trabajo de los partidos políticos a través de sus congresistas podemos hablar de las aprobaciones de presupuestos desfinanciados con sus respectivas ampliaciones de Q2 mil millones en este año, así como la repartición de privilegios y negocios a sus aliados, a través de leyes. 
Los partidos políticos se han convertido simplemente en un vehículo para llegar al poder, por lo que no es de extrañar los cambios de colores por parte de los diputados conforme se acercan las elecciones como una clara muestra de la falta de una estructura en las ideas o peor aún de una integración filosófica. 
Si los tributarios tenemos una “deuda política”; entonces, los políticos también tienen una deuda no sólo moral sino también judicial con nosotros. Mientras no se limite el poder de los políticos, la única “deuda” que se pagará será la deuda política con cargo a los tributarios. 
Después de todo este análisis, me pregunto: ¿quién le debe a quién?

@Md30