Parece que tantos años de políticos “caducados” nos han hecho inmunes a las aberraciones que ocurren hoy en día en nuestra Guatemala. 

Los jefes de bloque del Congreso acordaron que las plenarias, ahora extraordinarias porque los padres de la patria están de “descanso”, se realizarán los días miércoles y jueves. No habría nada de extraordinario en eso… más que el cinismo de hacer coincidir su “agenda de trabajo” con los días en que no se celebrará ningún partido de football. Sí, ¡las sesiones coinciden con los días de descanso del Mundial!

Tenemos también a un Ministro de Gobernación que, nuevamente, argumenta la “urgencia nacional” para anunciar una adquisición millonaria para la ampliación de cárceles. Esa “urgencia nacional” hace muchos años que la conocemos; el hacinamiento de las cárceles no es un problema nuevo; y la necesidad de construir más cárceles ya era conocida incluso en documentos oficiales. Para quien quiera refrescarse la memoria puede buscar una copia del añejo Acuerdo Nacional para el Avance de la Seguridad y la Justicia (http://www.segeplan.gob.gt/downloads/clearinghouse/politicas_publicas/Acuerdo%20Nacional%20de%20Seguridad%20y%20Justicia.pdf), firmado hace cinco años por los Presidentes de los tres organismos de Estado e incumplido por todos. ¿Bajo qué justificación vienen ahora entonces a argumentar “urgencia nacional”? ¡Lo lamentable son las señales de poca transparencia bajo el paraguas de la seguridad… que nunca llega!

Y, ¿qué decir del Superintendente de Administración Tributaria, con intenciones de contratar a alguien más para que haga su trabajo? ¡Bajo esa lógica deberíamos, entonces, contratar empresas extranjeras que han tenido éxito en otros países en materia de seguridad, educación y salud pública (por lo menos)! Lo más grave de este último punto es leer entre líneas el discurso del Presidente y la Vicepresidente defendiendo la contratación de un tercero, bajo el argumento de no alcanzar las metas de recaudación. No hacen más que confirmar lo que se evidenciaba: que la SAT responde directamente a sus directrices, vulnerando la ya debilitada autonomía. Y si no cumple, ¡lo destituyo! Y si me critican, ¡llamo a los medios! 

Hay una necedad de aumentar la recaudación fiscal para gastar más. Lo primero sería acoplar el gasto a lo recolectado; lo segundo, algo que hace años se conoce como necesario, ampliar la base tributaria. Si suben impuestos, siempre somos los mismos lo que pagamos; si ponen multas, somos los que pagamos quienes cumplimos (a los morosos les damos exoneraciones). Si cada guatemalteco económicamente activo, sea formal o informal, pagara sus impuestos no seríamos los que sí pagamos los castigados siempre. Y si la administración pública fuera eficiente, sin corrupción y no clientelar, otra sería la historia. 

Pero, estamos tan acostumbrados a todo eso, que es como un día más de lluvia donde estamos más interesados en saber quiénes pasan a los octavos del Mundial.