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¿Patriota?

Redacción
04 de junio, 2014

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española un “Patriota” es: Persona que tiene amor a su patria y procura todo su bien. Basado en esa definición, me es imposible calificar de Patriota a quien busca romper o trastocar el orden constitucional de Guatemala. El querer cambiar, a placer y conveniencia, la Carta Magna de nuestro país encaja mejor en la definición de traidor. 

El presidente Otto Pérez Molina parece haber olvidado los valores republicanos e intenta adherirse a la moda latinoamericana de perpetuarse en el poder. La ambición desmedida de ocupar la jefatura de estado y de gobierno ha llevado a gobernantes tanto de derecha como de izquierda a buscar una Constitución a su sabor y antojo. Evo Morales, Rafael Correa, Álvaro Uribe y Daniel Ortega son tan solo ejemplos. 
El presidente Pérez Molina y el diputado Arístides Crespo no sacaron el tema de una posible modificación a la Constitución de manera casual. Esto fue un acto meticulosamente estudiado para crear las condiciones las ideales para su estancia perpetua en la silla presidencial. 
El General Pérez Molina siempre se ha vanagloriado de su papel en el autogolpe de estado de Jorge Antonio Serrano Elías, sacando siempre a relucir sus valores democráticos, patrióticos y republicanos. Sin ánimos de ofender al presidente, he de decir que buscar concretar una reforma constitucional ilegal es antidemocrático, antipatriótico y nada republicano. 
Hay varias lecturas en cuanto a la propuesta presidencial de reformar la constitución. La primera es que el partido Patriota no cuenta con ninguna figura política importante como para buscar la continuidad partidista en el poder. La segunda, el Presidente cree que él es único ser capacitado para gobernar Guatemala. La tercera, los funcionarios quieren permanecer en su puesto para aprovecharse de la inmunidad que la ley que hoy quieren violar les da en materia judicial. 
Los políticos en Guatemala parecen no tener límite. La corrupción ha destrozado la confianza en el modelo democrático republicano. La impunidad es una constante y la indolencia del ciudadano es pasmosa. Ante nuestra realidad, he de mostrar mi respeto y admiración para los licenciados Álvaro Velásquez y Mynor Berganza, quienes con valentía han interpuesto una acción legal en contra del mandatario. 
La administración de Pérez Molina se ha caracterizado por la poca transparencia e irresponsables declaraciones, pero el creerse superiores a la ley y pensar que le puede hablar a los ciudadanos como ignorantes absolutos es la muestra inequívoca de enajenación que el poder ejerce sobre los gobernantes. 
Señor Presidente, con todo respeto, el hecho de ser unos simples ciudadanos no nos hace tontos, así como el simple hecho de usted ser un gobernante no lo hace ni rey, ni ungido y menos insustituible.

¿Patriota?

Redacción
04 de junio, 2014

Según el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española un “Patriota” es: Persona que tiene amor a su patria y procura todo su bien. Basado en esa definición, me es imposible calificar de Patriota a quien busca romper o trastocar el orden constitucional de Guatemala. El querer cambiar, a placer y conveniencia, la Carta Magna de nuestro país encaja mejor en la definición de traidor. 

El presidente Otto Pérez Molina parece haber olvidado los valores republicanos e intenta adherirse a la moda latinoamericana de perpetuarse en el poder. La ambición desmedida de ocupar la jefatura de estado y de gobierno ha llevado a gobernantes tanto de derecha como de izquierda a buscar una Constitución a su sabor y antojo. Evo Morales, Rafael Correa, Álvaro Uribe y Daniel Ortega son tan solo ejemplos. 
El presidente Pérez Molina y el diputado Arístides Crespo no sacaron el tema de una posible modificación a la Constitución de manera casual. Esto fue un acto meticulosamente estudiado para crear las condiciones las ideales para su estancia perpetua en la silla presidencial. 
El General Pérez Molina siempre se ha vanagloriado de su papel en el autogolpe de estado de Jorge Antonio Serrano Elías, sacando siempre a relucir sus valores democráticos, patrióticos y republicanos. Sin ánimos de ofender al presidente, he de decir que buscar concretar una reforma constitucional ilegal es antidemocrático, antipatriótico y nada republicano. 
Hay varias lecturas en cuanto a la propuesta presidencial de reformar la constitución. La primera es que el partido Patriota no cuenta con ninguna figura política importante como para buscar la continuidad partidista en el poder. La segunda, el Presidente cree que él es único ser capacitado para gobernar Guatemala. La tercera, los funcionarios quieren permanecer en su puesto para aprovecharse de la inmunidad que la ley que hoy quieren violar les da en materia judicial. 
Los políticos en Guatemala parecen no tener límite. La corrupción ha destrozado la confianza en el modelo democrático republicano. La impunidad es una constante y la indolencia del ciudadano es pasmosa. Ante nuestra realidad, he de mostrar mi respeto y admiración para los licenciados Álvaro Velásquez y Mynor Berganza, quienes con valentía han interpuesto una acción legal en contra del mandatario. 
La administración de Pérez Molina se ha caracterizado por la poca transparencia e irresponsables declaraciones, pero el creerse superiores a la ley y pensar que le puede hablar a los ciudadanos como ignorantes absolutos es la muestra inequívoca de enajenación que el poder ejerce sobre los gobernantes. 
Señor Presidente, con todo respeto, el hecho de ser unos simples ciudadanos no nos hace tontos, así como el simple hecho de usted ser un gobernante no lo hace ni rey, ni ungido y menos insustituible.