Me he enfermado y he llamado a mi doctora pero ya no está. Se marchó de forma repentina hace algunos meses, no me enteré, no se despidió. Los médicos de ahora (en su mayoría) reciben al paciente y distraídos, al mismo tiempo que aquel les relata los síntomas, llenan la hoja del laboratorio (del cual reciben una comisión). Cobran y programan una próxima visita. Regresa el paciente tan solo para que le recetan medicamentos (por lo que también reciben comisión de las grandes farmacéuticas). Sin tan siquiera ser acompañado a la puerta por su médico sale el paciente cabizbajo, receta en mano. Las dos consultas juntas no duran a veces ni diez minutos. La relación médico-paciente es ahora, llanamente, un acto de comercio y lo más honesto y apropiado sería que los médicos se inscribiesen en el Registro Mercantil. Mi doctora no era así. A ella dedico esta columna. ¿Cómo la conocí? Esta es la historia.
Me he enfermado y he llamado a mi doctora pero ya no está. Se marchó de forma repentina hace algunos meses, no me enteré, no se despidió. Los médicos de ahora (en su mayoría) reciben al paciente y distraídos, al mismo tiempo que aquel les relata los síntomas, llenan la hoja del laboratorio (del cual reciben una comisión). Cobran y programan una próxima visita. Regresa el paciente tan solo para que le recetan medicamentos (por lo que también reciben comisión de las grandes farmacéuticas). Sin tan siquiera ser acompañado a la puerta por su médico sale el paciente cabizbajo, receta en mano. Las dos consultas juntas no duran a veces ni diez minutos. La relación médico-paciente es ahora, llanamente, un acto de comercio y lo más honesto y apropiado sería que los médicos se inscribiesen en el Registro Mercantil. Mi doctora no era así. A ella dedico esta columna. ¿Cómo la conocí? Esta es la historia.