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Héroes del pasado

Redacción
20 de julio, 2014

El pasado mes de junio, se conmemoraron fechas significativas para dos grandes grupos que componen nuestro país. El primer grupo al cual me refiero, conmemoró el 30 de junio y celebró a quienes ellos consideran los héroes de la democracia, el ejército. El segundo grupo, también conmemoró a un personaje que también fue participe del ejército, me refiero a Jacobo Árbenz Guzmán, quien junto a Juan José Arévalo representaban y aún representan la revolución de 1944. 

A pesar que ambos grupos conmemoran a dicho héroes por ser participes de la construcción o protección de nuestra “querida” democracia, ambos grupos, no son precisamente afines. No obstante, la discrepancia de ideas entre ambos, no es la razón por la cual hago mención de lo dicho anteriormente. 
Lo que capturó mi atención fue esa idealización que muchos seres humanos hacemos con respecto a épocas y personajes pasados. En nuestro caso en especifico, me refiero a esa idealización que hemos hecho del ejército y su labor durante el Conflicto Interno Armado. Al igual que, esa admiración que tenemos a Jacobo Árbenz y sus grandes reformas. 
No estoy en contra de que lo hagamos, pero creo que es necesario que consideremos que esas figuras a las cuales admiramos se distancian mucho de las instituciones que tenemos actualmente. Y cuando hablo de instituciones, quiero decir el ejército y esas diversas facciones que aún buscan mantener vivos los principios de la revolución del 44. 
En ambos casos, creo que todos podemos concordar que tanto el ejército como esas facciones revolucionarias se diferencia mucho de lo que era en el pasado. 
En la actualidad, ciertas facciones militares han sido vinculadas con redes de narcotráfico por parte de organizaciones internacionales como InSight Crime, pasando de protectores de la democracia a ser los mismos provocadores de ingobernabilidad en nuestro país. 
En el caso de los revolucionarios, basta con mencionar que la idealización del movimiento reformador los llevó a conformar grupos insurgentes que batallaron violentamente en contra del Estado. No creo que ni Árbenz ni Arévalo hubieran deseado 30 años censura y violencia para Guatemala. 
A lo que trato de llegar con todo esto, es que es tiempo que guardemos –aunque sea por un momento- esas idealizaciones de nuestros pasados héroes y que empecemos a construir los de hoy. 
Yo pertenezco a esa generación que nació cuando ya vivíamos en la era democrática, y quiero que los héroes que yo admire en un futuro, sean instituciones que participaron en la consolidación de un sistema tolerante y diverso, un sistema participativo y justo. 
Así que los invito, a quienes ya nacieron en la era democrática, y a aquellos que nacieron antes y desean dejar atrás eso nefasto período, que seamos participes de la construcción de nuestros nuevos ídolos, ya sean apoyando a instituciones existentes, o construyendo en nosotros mismos a ese héroe que quiere una mejor Guatemala.

Héroes del pasado

Redacción
20 de julio, 2014

El pasado mes de junio, se conmemoraron fechas significativas para dos grandes grupos que componen nuestro país. El primer grupo al cual me refiero, conmemoró el 30 de junio y celebró a quienes ellos consideran los héroes de la democracia, el ejército. El segundo grupo, también conmemoró a un personaje que también fue participe del ejército, me refiero a Jacobo Árbenz Guzmán, quien junto a Juan José Arévalo representaban y aún representan la revolución de 1944. 

A pesar que ambos grupos conmemoran a dicho héroes por ser participes de la construcción o protección de nuestra “querida” democracia, ambos grupos, no son precisamente afines. No obstante, la discrepancia de ideas entre ambos, no es la razón por la cual hago mención de lo dicho anteriormente. 
Lo que capturó mi atención fue esa idealización que muchos seres humanos hacemos con respecto a épocas y personajes pasados. En nuestro caso en especifico, me refiero a esa idealización que hemos hecho del ejército y su labor durante el Conflicto Interno Armado. Al igual que, esa admiración que tenemos a Jacobo Árbenz y sus grandes reformas. 
No estoy en contra de que lo hagamos, pero creo que es necesario que consideremos que esas figuras a las cuales admiramos se distancian mucho de las instituciones que tenemos actualmente. Y cuando hablo de instituciones, quiero decir el ejército y esas diversas facciones que aún buscan mantener vivos los principios de la revolución del 44. 
En ambos casos, creo que todos podemos concordar que tanto el ejército como esas facciones revolucionarias se diferencia mucho de lo que era en el pasado. 
En la actualidad, ciertas facciones militares han sido vinculadas con redes de narcotráfico por parte de organizaciones internacionales como InSight Crime, pasando de protectores de la democracia a ser los mismos provocadores de ingobernabilidad en nuestro país. 
En el caso de los revolucionarios, basta con mencionar que la idealización del movimiento reformador los llevó a conformar grupos insurgentes que batallaron violentamente en contra del Estado. No creo que ni Árbenz ni Arévalo hubieran deseado 30 años censura y violencia para Guatemala. 
A lo que trato de llegar con todo esto, es que es tiempo que guardemos –aunque sea por un momento- esas idealizaciones de nuestros pasados héroes y que empecemos a construir los de hoy. 
Yo pertenezco a esa generación que nació cuando ya vivíamos en la era democrática, y quiero que los héroes que yo admire en un futuro, sean instituciones que participaron en la consolidación de un sistema tolerante y diverso, un sistema participativo y justo. 
Así que los invito, a quienes ya nacieron en la era democrática, y a aquellos que nacieron antes y desean dejar atrás eso nefasto período, que seamos participes de la construcción de nuestros nuevos ídolos, ya sean apoyando a instituciones existentes, o construyendo en nosotros mismos a ese héroe que quiere una mejor Guatemala.