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Alza de precios de carne: Un caso para libre comercio

Redacción
31 de julio, 2014
Recientemente los medios de comunicación han anunciado el aumento en los precios de la carne de res en nuestro país. El precio, según reportan los medios, aumentó Q.2.00 por libra y rápidamente el ministro de economía anunció que no existían “motivos técnicos” para el aumento de precios. De inmediato anunciaron sanciones a los productores por “especulación”. También se habló de la necesidad de impulsar una ley para enfrentar tal situación y de controlar el “contrabando” de reses hacia México para resolver el problema (Siglo veintiuno, 7 de julio de 2014). 
Creo que la lectura que hace el gobierno de la situación es desafortunada. En primer lugar hay que tener claros ciertos temas coyunturales. El consumo de carne (y de proteínas en general) es un hábito que solo es posible al tener cierto nivel de ingresos. Es en cierto sentido un “lujo” de una economía pujante. Recordemos pues que producir un kilo de carne supone, aproximadamente, el consumo de 9 kilos de granos. 
Esto queda claramente ilustrado si vemos que los países desarrollados tienen un consumo de carne mucho mayor en relación a los países en desarrollo. Para 2002 los países desarrollados consumían 80 kilos de carne per cápita en tanto que los países menos desarrollados consumían 29 kilos de carne per cápita. Los datos al día de hoy han variado pero no de manera significativa. 
¿Qué tiene que ver esto con el alza del precio de la carne en nuestro país? Están surgiendo nuevas clases medias en nuestros países. La tendencia es que estas nuevas clases medias comiencen a consumir carne y en consecuencia lo haga también la demanda por ese producto. Eso ha quedado reflejado en el aumento de precios que ha tenido la carne de res en los últimos años en la región. Entre 2007 y 2013 las ventas de carne de res aumentaron un 7.3% en Centroamérica (CentralAmericaData.com). 
Esto nos lleva al segundo punto: la poca fe de nuestros países en el comercio libre. En general en los últimos años hemos visto (afortunadamente) una reducción en los impuestos a las importaciones. Esto ha hecho que muchos productos antes inaccesibles hayan bajado de precio. Lamentablemente no hemos tenido un comercio tan libre para rendirnos más beneficios porque existen otro tipo de barreas, en esta caso las fitosanitarias, que hacen que la movilidad de estos productos sea menor. 
Valga hacer mención que Guatemala recibió dos reclamos de Nicaragua, en 2010 y 2011, por imponer barreras fitosanitarias no justificadas que impidieron que carne nicaragüense (presumiblemente más barata) ingresase a nuestro país. Este tipo de barreas son la regla en todos los países y solo provocan que no podamos aprovechar los beneficios de la competencia sino además obligan al comercio “ilegal” o contrabando. 
En este sentido se ha dado el “contrabando” de reses de Guatemala a México, que denuncia el ministro, pues en México también hay escasez de carne y están pagando más por ella. Del mismo modo por la reciente alza de precios de la carne en Guatemala, en Honduras denunciaban el contrabando de reses de Honduras hacia nuestro país. El contrabando, naturalmente, es consecuencia de las regulaciones que impiden el libre flujo de estas mercancías. 
Es un error común pensar que evitando la exportación de carne conseguirán abastecer la demanda local a precios bajos. El gobierno de Argentina impuso fuertes barreras a la exportación de carne de res en 2005 y solo consiguió que el país de las vacas redujera su stock de ganado una quinta parte desde entonces. Un desastre.

Alza de precios de carne: Un caso para libre comercio

Redacción
31 de julio, 2014
Recientemente los medios de comunicación han anunciado el aumento en los precios de la carne de res en nuestro país. El precio, según reportan los medios, aumentó Q.2.00 por libra y rápidamente el ministro de economía anunció que no existían “motivos técnicos” para el aumento de precios. De inmediato anunciaron sanciones a los productores por “especulación”. También se habló de la necesidad de impulsar una ley para enfrentar tal situación y de controlar el “contrabando” de reses hacia México para resolver el problema (Siglo veintiuno, 7 de julio de 2014). 
Creo que la lectura que hace el gobierno de la situación es desafortunada. En primer lugar hay que tener claros ciertos temas coyunturales. El consumo de carne (y de proteínas en general) es un hábito que solo es posible al tener cierto nivel de ingresos. Es en cierto sentido un “lujo” de una economía pujante. Recordemos pues que producir un kilo de carne supone, aproximadamente, el consumo de 9 kilos de granos. 
Esto queda claramente ilustrado si vemos que los países desarrollados tienen un consumo de carne mucho mayor en relación a los países en desarrollo. Para 2002 los países desarrollados consumían 80 kilos de carne per cápita en tanto que los países menos desarrollados consumían 29 kilos de carne per cápita. Los datos al día de hoy han variado pero no de manera significativa. 
¿Qué tiene que ver esto con el alza del precio de la carne en nuestro país? Están surgiendo nuevas clases medias en nuestros países. La tendencia es que estas nuevas clases medias comiencen a consumir carne y en consecuencia lo haga también la demanda por ese producto. Eso ha quedado reflejado en el aumento de precios que ha tenido la carne de res en los últimos años en la región. Entre 2007 y 2013 las ventas de carne de res aumentaron un 7.3% en Centroamérica (CentralAmericaData.com). 
Esto nos lleva al segundo punto: la poca fe de nuestros países en el comercio libre. En general en los últimos años hemos visto (afortunadamente) una reducción en los impuestos a las importaciones. Esto ha hecho que muchos productos antes inaccesibles hayan bajado de precio. Lamentablemente no hemos tenido un comercio tan libre para rendirnos más beneficios porque existen otro tipo de barreas, en esta caso las fitosanitarias, que hacen que la movilidad de estos productos sea menor. 
Valga hacer mención que Guatemala recibió dos reclamos de Nicaragua, en 2010 y 2011, por imponer barreras fitosanitarias no justificadas que impidieron que carne nicaragüense (presumiblemente más barata) ingresase a nuestro país. Este tipo de barreas son la regla en todos los países y solo provocan que no podamos aprovechar los beneficios de la competencia sino además obligan al comercio “ilegal” o contrabando. 
En este sentido se ha dado el “contrabando” de reses de Guatemala a México, que denuncia el ministro, pues en México también hay escasez de carne y están pagando más por ella. Del mismo modo por la reciente alza de precios de la carne en Guatemala, en Honduras denunciaban el contrabando de reses de Honduras hacia nuestro país. El contrabando, naturalmente, es consecuencia de las regulaciones que impiden el libre flujo de estas mercancías. 
Es un error común pensar que evitando la exportación de carne conseguirán abastecer la demanda local a precios bajos. El gobierno de Argentina impuso fuertes barreras a la exportación de carne de res en 2005 y solo consiguió que el país de las vacas redujera su stock de ganado una quinta parte desde entonces. Un desastre.