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¿Son culpables los gringos?

Redacción
04 de julio, 2014

El tema de la migración latinoamericana se está convirtiendo en una verdadera crisis social y comunicacional para la autoridades estadounidenses. Y es que pareciera que ante la opinión pública internacional, el problema radica únicamente en lo que pasa cuando las personas ya están en Estados Unidos y no se presta la misma atención a lo que ha provocado que estás personas estén dispuestas a emprender semejante travesía, con tal de abandonar sus países de origen.

Según la Menamig, cada hora 14 guatemaltecos salen del país hacia Estados Unidos y se estima que hasta el día de hoy más de 1.6 millones de guatemaltecos viven en aquel país. 
La ONG estadounidense Red Fronteriza por los Derechos Humanos, denunció en 2010 que cada día mueren 1 o 2 migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos. Y hoy muchos de nosotros nos dimos cuenta que una importante cantidad de migrantes ¡son niños!. CNN reportó recientemente que desde octubre de 2013, más de 52 mil menores centroamericanos y mexicanos han sido detenidos al cruzar la frontera. 
Ante esta realidad, la postura de nuestras autoridades pareciera estar enfocada únicamente en solicitar que Estados Unidos suavice sus políticas migratorias o apruebe un TPS. Esto porque sabemos, de forma muy cínica, que el regreso de estas personas a Guatemala representa tener que lidiar con el problema. 
Este es un problema de país, un país que no ha tenido la visión de construir un sendero transitable hacia el desarrollo que incluya instituciones eficientes, suficiente crecimiento económico y una serie de políticas sociales bien focalizadas y temporales que permitan rescatar a los que se han quedado atrás. 
El tema es terriblemente complejo, pero la realidad es que el momento para comenzar a diseñar este país está comenzando a quedarse atrás, si no somos capaces de formar equipos de gobierno que puedan generar acuerdos sociales y construir las bases institucionales que necesitamos, seguiremos habitando el patio trasero de la región. 
Hagamos la reflexión y dejemos de culpar a otros por los problemas que no hemos sabido resolver, si de algo son culpables los estadounidenses, es de haber edificado un país que ofrece oportunidades de desarrollo para sus habitantes y para 1.6 millones de los nuestros. 
¿A quién debemos culpar? A mí que como ciudadano he dejado por un lado la importancia de la participación cívica y política; a mí que como padre de familia he olvidado que lo más importante que puedo dejar a mi hijo es la capacidad de valerse por sí mismo; a mí que como funcionario público he retorcido el sistema para mi propio beneficio y a mí que como Presidente olvidé los ideales que algún día me llevaron a participar en política. ¡Vaya que he sido negligente!

¿Son culpables los gringos?

Redacción
04 de julio, 2014

El tema de la migración latinoamericana se está convirtiendo en una verdadera crisis social y comunicacional para la autoridades estadounidenses. Y es que pareciera que ante la opinión pública internacional, el problema radica únicamente en lo que pasa cuando las personas ya están en Estados Unidos y no se presta la misma atención a lo que ha provocado que estás personas estén dispuestas a emprender semejante travesía, con tal de abandonar sus países de origen.

Según la Menamig, cada hora 14 guatemaltecos salen del país hacia Estados Unidos y se estima que hasta el día de hoy más de 1.6 millones de guatemaltecos viven en aquel país. 
La ONG estadounidense Red Fronteriza por los Derechos Humanos, denunció en 2010 que cada día mueren 1 o 2 migrantes en la frontera entre México y Estados Unidos. Y hoy muchos de nosotros nos dimos cuenta que una importante cantidad de migrantes ¡son niños!. CNN reportó recientemente que desde octubre de 2013, más de 52 mil menores centroamericanos y mexicanos han sido detenidos al cruzar la frontera. 
Ante esta realidad, la postura de nuestras autoridades pareciera estar enfocada únicamente en solicitar que Estados Unidos suavice sus políticas migratorias o apruebe un TPS. Esto porque sabemos, de forma muy cínica, que el regreso de estas personas a Guatemala representa tener que lidiar con el problema. 
Este es un problema de país, un país que no ha tenido la visión de construir un sendero transitable hacia el desarrollo que incluya instituciones eficientes, suficiente crecimiento económico y una serie de políticas sociales bien focalizadas y temporales que permitan rescatar a los que se han quedado atrás. 
El tema es terriblemente complejo, pero la realidad es que el momento para comenzar a diseñar este país está comenzando a quedarse atrás, si no somos capaces de formar equipos de gobierno que puedan generar acuerdos sociales y construir las bases institucionales que necesitamos, seguiremos habitando el patio trasero de la región. 
Hagamos la reflexión y dejemos de culpar a otros por los problemas que no hemos sabido resolver, si de algo son culpables los estadounidenses, es de haber edificado un país que ofrece oportunidades de desarrollo para sus habitantes y para 1.6 millones de los nuestros. 
¿A quién debemos culpar? A mí que como ciudadano he dejado por un lado la importancia de la participación cívica y política; a mí que como padre de familia he olvidado que lo más importante que puedo dejar a mi hijo es la capacidad de valerse por sí mismo; a mí que como funcionario público he retorcido el sistema para mi propio beneficio y a mí que como Presidente olvidé los ideales que algún día me llevaron a participar en política. ¡Vaya que he sido negligente!