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Lo que puede pasar en Colombia ¡Y ojalá no pase!

Redacción
04 de julio, 2014

El 14 de junio pasado el expresidente colombiano Álvaro Uribe en su twitter escribió una advertencia a los colombianos que abogan por las negociaciones que de manera irresponsable emprendió el actual jefe del estado Juan Manuel Santos con las organizaciones terroristas “Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia” (FARC) y el “Ejército de Liberación Nacional” (ELN): “Miren lo que está sufriendo Guatemala por una Paz mal hecha. Carta a los colombianos”. No se puede tener más razón en menos palabras. 

De inmediato los aludidos dueños de las oenegés guatemaltecas, vividores de esta “paz mal hecha” se sulfuraron en twitter, facebook y en sus columnas en la prensa chapina. Por supuesto, en Guatemala la gente razonable sabe desde hace mucho tiempo quiénes son estos aludidos y cómo funciona su negocio amparado por los Acuerdos de Paz. Pero a estos mercenarios de las donaciones europeas no les conviene que la verdad se riegue fuera de Guatemala. No porque se morirían de la vergüenza que nunca han tenido sino del hambre, porque trabajar y ser productivos no entra en sus planes. 
Aquí hay que hacer un paréntesis para aclarar que el mensaje del doctor Uribe fue una reacción, o mejor dicho, una alusión al artículo de mi estimado colega Fernando García publicado diez días antes y titulado “Carta a los colombianos” (http://www.opinionpi.com/detalle_articulo.php?id=336). A diferencia de Don Fernando, quien describe un panorama general del proceso de la “paz” en Guatemala y lo extrapola a Colombia; yo, por mi parte, quiero describir o predecir lo que va a suceder en Colombia si se concretan las nefastas propuestas del presidente Santos. 
Debido a que desde ya el proceso de las negociaciones de paz en Colombia sigue el mismo patrón de desarrollo que en Guatemala hace 25 años (por ejemplo, la parte del gobierno en este “diálogo” está representada por los simpatizantes e influenciados por los guerrilleros), podemos asegurar con precisión que pronto los (ex)terroristas estarán en todos los niveles del Gobierno de Colombia. Por ejemplo, la histriónica Piedad Córdoba (alias “Teodora”) sería en un futuro muy cercano la figura idónea para la guerrilla derrotada para ocupar el cargo de la Fiscal General de la Nación. 
Seguramente, la multinacional aspiradora del dinero ajeno -Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)- ya está haciendo las gestiones para abrir en Colombia su reducto de la (ex)guerrilla. De hecho, su página web ya anuncia que “Colombia, Venezuela y Perú han manifestado su interés en incorporarse”. Así que los colombianos, antes extorsionados por los secuestradores-marxistas, pronto serán extorsionados por el propio estado infestado por estos mismos secuestradores pero ahora vestidos de “sociólogos”, “escritores” y “defensores de los derechos humanos”. 
No sería sorprendente que allí, en la FLACSO-Colombia, los programas culturales, por ejemplo, fueran dirigidos por Rodrigo Londoño (alias “Timoshenko” en las FARC) quien, para ese entonces, ya será doctor en estudios literarios por alguna universidad capitalista de los odiados EEUU y se creerá, por supuesto, un gran escritor y crítico. Y una columna de opinión en algún periódico central colombiano no le caería mal. 
Y por supuesto, Colombia y los colombianos estarán protegidos por los fervientes “defensores de los derechos humanos” y reconocidos dirigentes de las organizaciones apoyadas con los recursos de los ciudadanos que pagan impuestos en los países-“garantes de la paz”. Resultará que los terroristas Luciano Marín (alias “Iván Márquez”), Jorge Torres (alias “Catatumbo”) o Nicolás Rodríguez (alias “Gabino”) en realidad no secuestraban y no mataban sino defendían a los pobres de los ricos. Habrá sus CALDH, CALAS y Grupo de Apoyo Mutuo, encabezados por ellos. Y, claro está, una columna de opinión para cada uno en algún periódico central colombiano no les caería mal. 
Y que no se les olvide a los colombianos de que los ahora terroristas y guerrilleros tendrán que ser resarcidos. Sí, con el dinero de los colombianos que pagan los impuestos. Lo más seguro es que la mujer del asesino Manuel Marulanda (alias “Tirofijo”, eliminado por el ejército colombiano), junto con su segundo esposo, ganará una demanda en la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) del resarcimiento millonario como víctima del “estado-asesino”. Así que, ¡a ahorrar! 
La lista de las predicciones es larga. En ella están una que otra comisión de “la verdad histórica” que contabilizará millones de víctimas del estado y, por consiguiente, las demandas contra el Estado por “genocidio”; premio Nóbel de la Paz algún guerrillero; las mansiones en las zonas exclusivas de Guatemala (perdón, de Bogotá o de Cartagena) pagadas por los contribuyentes; los viajes a los detestables países capitalistas con los viáticos desembolsados por el estado; las conferencias sobre las “atrocidades cometidas por del ejército” con las que los ahora terroristas van a horrorizar a los europeos ignorantes; y un largo etcétera. 
No obstante, sabiendo que Colombia siempre se ha caracterizado por un alto nivel de intelectualidad, por una buena educación y por un número importante de la gente razonable, hay esperanzas de que todo lo arriba enumerado y predicho no sucederá nunca allí. Pero, como dicen por ahí, sobre aviso no hay engaño. 
 [email protected]

Lo que puede pasar en Colombia ¡Y ojalá no pase!

Redacción
04 de julio, 2014

El 14 de junio pasado el expresidente colombiano Álvaro Uribe en su twitter escribió una advertencia a los colombianos que abogan por las negociaciones que de manera irresponsable emprendió el actual jefe del estado Juan Manuel Santos con las organizaciones terroristas “Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia” (FARC) y el “Ejército de Liberación Nacional” (ELN): “Miren lo que está sufriendo Guatemala por una Paz mal hecha. Carta a los colombianos”. No se puede tener más razón en menos palabras. 

De inmediato los aludidos dueños de las oenegés guatemaltecas, vividores de esta “paz mal hecha” se sulfuraron en twitter, facebook y en sus columnas en la prensa chapina. Por supuesto, en Guatemala la gente razonable sabe desde hace mucho tiempo quiénes son estos aludidos y cómo funciona su negocio amparado por los Acuerdos de Paz. Pero a estos mercenarios de las donaciones europeas no les conviene que la verdad se riegue fuera de Guatemala. No porque se morirían de la vergüenza que nunca han tenido sino del hambre, porque trabajar y ser productivos no entra en sus planes. 
Aquí hay que hacer un paréntesis para aclarar que el mensaje del doctor Uribe fue una reacción, o mejor dicho, una alusión al artículo de mi estimado colega Fernando García publicado diez días antes y titulado “Carta a los colombianos” (http://www.opinionpi.com/detalle_articulo.php?id=336). A diferencia de Don Fernando, quien describe un panorama general del proceso de la “paz” en Guatemala y lo extrapola a Colombia; yo, por mi parte, quiero describir o predecir lo que va a suceder en Colombia si se concretan las nefastas propuestas del presidente Santos. 
Debido a que desde ya el proceso de las negociaciones de paz en Colombia sigue el mismo patrón de desarrollo que en Guatemala hace 25 años (por ejemplo, la parte del gobierno en este “diálogo” está representada por los simpatizantes e influenciados por los guerrilleros), podemos asegurar con precisión que pronto los (ex)terroristas estarán en todos los niveles del Gobierno de Colombia. Por ejemplo, la histriónica Piedad Córdoba (alias “Teodora”) sería en un futuro muy cercano la figura idónea para la guerrilla derrotada para ocupar el cargo de la Fiscal General de la Nación. 
Seguramente, la multinacional aspiradora del dinero ajeno -Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO)- ya está haciendo las gestiones para abrir en Colombia su reducto de la (ex)guerrilla. De hecho, su página web ya anuncia que “Colombia, Venezuela y Perú han manifestado su interés en incorporarse”. Así que los colombianos, antes extorsionados por los secuestradores-marxistas, pronto serán extorsionados por el propio estado infestado por estos mismos secuestradores pero ahora vestidos de “sociólogos”, “escritores” y “defensores de los derechos humanos”. 
No sería sorprendente que allí, en la FLACSO-Colombia, los programas culturales, por ejemplo, fueran dirigidos por Rodrigo Londoño (alias “Timoshenko” en las FARC) quien, para ese entonces, ya será doctor en estudios literarios por alguna universidad capitalista de los odiados EEUU y se creerá, por supuesto, un gran escritor y crítico. Y una columna de opinión en algún periódico central colombiano no le caería mal. 
Y por supuesto, Colombia y los colombianos estarán protegidos por los fervientes “defensores de los derechos humanos” y reconocidos dirigentes de las organizaciones apoyadas con los recursos de los ciudadanos que pagan impuestos en los países-“garantes de la paz”. Resultará que los terroristas Luciano Marín (alias “Iván Márquez”), Jorge Torres (alias “Catatumbo”) o Nicolás Rodríguez (alias “Gabino”) en realidad no secuestraban y no mataban sino defendían a los pobres de los ricos. Habrá sus CALDH, CALAS y Grupo de Apoyo Mutuo, encabezados por ellos. Y, claro está, una columna de opinión para cada uno en algún periódico central colombiano no les caería mal. 
Y que no se les olvide a los colombianos de que los ahora terroristas y guerrilleros tendrán que ser resarcidos. Sí, con el dinero de los colombianos que pagan los impuestos. Lo más seguro es que la mujer del asesino Manuel Marulanda (alias “Tirofijo”, eliminado por el ejército colombiano), junto con su segundo esposo, ganará una demanda en la Comisión Interamericana de los Derechos Humanos (CIDH) del resarcimiento millonario como víctima del “estado-asesino”. Así que, ¡a ahorrar! 
La lista de las predicciones es larga. En ella están una que otra comisión de “la verdad histórica” que contabilizará millones de víctimas del estado y, por consiguiente, las demandas contra el Estado por “genocidio”; premio Nóbel de la Paz algún guerrillero; las mansiones en las zonas exclusivas de Guatemala (perdón, de Bogotá o de Cartagena) pagadas por los contribuyentes; los viajes a los detestables países capitalistas con los viáticos desembolsados por el estado; las conferencias sobre las “atrocidades cometidas por del ejército” con las que los ahora terroristas van a horrorizar a los europeos ignorantes; y un largo etcétera. 
No obstante, sabiendo que Colombia siempre se ha caracterizado por un alto nivel de intelectualidad, por una buena educación y por un número importante de la gente razonable, hay esperanzas de que todo lo arriba enumerado y predicho no sucederá nunca allí. Pero, como dicen por ahí, sobre aviso no hay engaño. 
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