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El deporte rey

Redacción
09 de julio, 2014
Algunos de los pocos lectores que poseo me han pedido que con motivo del mundial de fútbol escriba algo sobre este deporte, no tan pesimista; ya que, en palabras de algunos de ellos: ‘no todo tiene que ser malas noticias’. Haré mi mejor intento. 
Antes de iniciar este evento deportivo una amiga me dijo que pensaba boicotear el mundial, ya estaba harta de la fiebre del fútbol y el asunto no había ni comenzado, su pregunta era, ¿por qué tanto fútbol? ¿Por qué no otro deporte? 
Sin duda el fútbol ocupa un lugar privilegiado entre los deportes. La fijación del humano con el fútbol es descomunal, exagerada y enfermiza. Transmitir un juego de fútbol es para las cadenas televisivas, sin duda, la prioridad número uno, haya o no mundial. Pobres de aquellos a quienes el fútbol no gusta, pobres de aquellos que lo detestan; los deportes que ellos prefieren se transmiten a deshoras. 
La popularidad del fútbol seguramente reside en su simpleza, en su accesibilidad. Primero, para jugarlo no hace falta más que un balón. Este, además, puede ser virtualmente de cualquier material. Puede jugarse igualmente con uno de plástico o de tripa de coche; e, incluso, puede jugarse con otros balones diseñados para otros deportes, por ejemplo, con uno de baloncesto o basquetbol (no tan inflado) o uno de balonvolea o voleibol, incluso quizá, con uno de rugby. Considérese entonces en los implementos que necesita para practicar otras deportes: para el golf, palos; para el tenis, raquetas; para el hockey, también palos; para el béisbol, guantes y bates. Para el fútbol, en cambio, necesita un par de piernas, si no se es para nada hábil con ellas aún se puede jugar de guardameta. 
Segundo, piense en la infraestructura que se requiere para jugar fútbol: un pedazo de tierra más o menos aplanado y unas cuantas piedras para las porterías, para esto último el blog es una mejor opción (de allí que sea tan popular entre los albañiles). Piense ahora, nuevamente, en el tenis: cancha muy bien aplanada de asfalto, arcilla o grama y la red; basquetbol: una canasta, un tablero, área de tierra con torta de cemento (por lo menos); golf: un área de terreno considerablemente extensa y muy bien cuidada; polo acuático: piscina (aclimatada es lo mejor). Tomemos en cuenta que el fútbol lo puede jugar incluso en el cráter del Volcán de Agua, eso lo dice todo. ¿Podría jugarse cualquiera de esos otros deportes allí? Por último, para el fútbol no se necesita mucha gente. Puede uno jugarlo incluso solo: haciendo ‘tecniquitas’ o simplemente pateando el balón contra la pared; en pareja: penales; en trío: ‘sacarrín’; de cuatro: ‘paritos’; tres contra tres: una buena ‘chamusca’; cuatro contra cuatro: una mejor; cinco contra cinco: ya puede inscribir un equipo por allí; consiga veinte personas y ya forma una cuadrangular con cuatro equipos (para un juego de béisbol se necesitan dieciocho personas). Resulta entonces que el fútbol es un deporte inclusivo, no exclusivo. Vea, para jugar polo necesita un caballo y ser de alcurnia. 
En resumen al fútbol tiene acceso cualquiera, no se requiere de mayor adiestramiento o instrucción sino garra, corazón, ganas de correr y de patear. En el fútbol no importa el estrato social, la raza ni el color, lo juega el que quiera y como quiera, con o sin la sutileza de Zidane, con o sin la visión de Pirlo. El fútbol es nuestro pan, nuestro circo, nuestro opio. El fútbol es el deporte de las masas, de los pobres y ya que en el mundo hay y siempre habrán mas pobres que ricos, el fútbol es y será siempre el deporte rey.

El deporte rey

Redacción
09 de julio, 2014
Algunos de los pocos lectores que poseo me han pedido que con motivo del mundial de fútbol escriba algo sobre este deporte, no tan pesimista; ya que, en palabras de algunos de ellos: ‘no todo tiene que ser malas noticias’. Haré mi mejor intento. 
Antes de iniciar este evento deportivo una amiga me dijo que pensaba boicotear el mundial, ya estaba harta de la fiebre del fútbol y el asunto no había ni comenzado, su pregunta era, ¿por qué tanto fútbol? ¿Por qué no otro deporte? 
Sin duda el fútbol ocupa un lugar privilegiado entre los deportes. La fijación del humano con el fútbol es descomunal, exagerada y enfermiza. Transmitir un juego de fútbol es para las cadenas televisivas, sin duda, la prioridad número uno, haya o no mundial. Pobres de aquellos a quienes el fútbol no gusta, pobres de aquellos que lo detestan; los deportes que ellos prefieren se transmiten a deshoras. 
La popularidad del fútbol seguramente reside en su simpleza, en su accesibilidad. Primero, para jugarlo no hace falta más que un balón. Este, además, puede ser virtualmente de cualquier material. Puede jugarse igualmente con uno de plástico o de tripa de coche; e, incluso, puede jugarse con otros balones diseñados para otros deportes, por ejemplo, con uno de baloncesto o basquetbol (no tan inflado) o uno de balonvolea o voleibol, incluso quizá, con uno de rugby. Considérese entonces en los implementos que necesita para practicar otras deportes: para el golf, palos; para el tenis, raquetas; para el hockey, también palos; para el béisbol, guantes y bates. Para el fútbol, en cambio, necesita un par de piernas, si no se es para nada hábil con ellas aún se puede jugar de guardameta. 
Segundo, piense en la infraestructura que se requiere para jugar fútbol: un pedazo de tierra más o menos aplanado y unas cuantas piedras para las porterías, para esto último el blog es una mejor opción (de allí que sea tan popular entre los albañiles). Piense ahora, nuevamente, en el tenis: cancha muy bien aplanada de asfalto, arcilla o grama y la red; basquetbol: una canasta, un tablero, área de tierra con torta de cemento (por lo menos); golf: un área de terreno considerablemente extensa y muy bien cuidada; polo acuático: piscina (aclimatada es lo mejor). Tomemos en cuenta que el fútbol lo puede jugar incluso en el cráter del Volcán de Agua, eso lo dice todo. ¿Podría jugarse cualquiera de esos otros deportes allí? Por último, para el fútbol no se necesita mucha gente. Puede uno jugarlo incluso solo: haciendo ‘tecniquitas’ o simplemente pateando el balón contra la pared; en pareja: penales; en trío: ‘sacarrín’; de cuatro: ‘paritos’; tres contra tres: una buena ‘chamusca’; cuatro contra cuatro: una mejor; cinco contra cinco: ya puede inscribir un equipo por allí; consiga veinte personas y ya forma una cuadrangular con cuatro equipos (para un juego de béisbol se necesitan dieciocho personas). Resulta entonces que el fútbol es un deporte inclusivo, no exclusivo. Vea, para jugar polo necesita un caballo y ser de alcurnia. 
En resumen al fútbol tiene acceso cualquiera, no se requiere de mayor adiestramiento o instrucción sino garra, corazón, ganas de correr y de patear. En el fútbol no importa el estrato social, la raza ni el color, lo juega el que quiera y como quiera, con o sin la sutileza de Zidane, con o sin la visión de Pirlo. El fútbol es nuestro pan, nuestro circo, nuestro opio. El fútbol es el deporte de las masas, de los pobres y ya que en el mundo hay y siempre habrán mas pobres que ricos, el fútbol es y será siempre el deporte rey.