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Arte para pensar

Redacción República
18 de agosto, 2014

Hace unos
días recibí una invitación que no sólo me llenó de gusto, sino además me hizo
recuperar la fe en la Guatemala de los individuos de a pie. De esa persona
individual que a pesar de tener todo en contra, a base de esfuerzo y empeño
saca adelante sus propios proyectos. Y es que con un ministerio de cultura (sí,
en minúsculas) como el que tenemos, que despilfarra la magra asignación
presupuestaria en pelotas, la gente se queda hambrienta de cultura, con sed de
conocimiento.

El evento
al que me refiero es de un grupo de artistas jóvenes que bajo el nombre de
“INTEGRADOS, Taller Experimental de Gráfica Guatemala”, inauguró el pasado día
jueves 14 de agosto una interesante muestra de su trabajo, en la sede de la
Galería Guatemala de la Fundación G&T Continental, en la sede central del
banco en la zona 9 capitalina. Los jóvenes artistas que exponen su trabajo son
Arturo Solís, Carmela Enríquez, David Ramírez, Fabiola Aguirre, Mariana Drake,
Regina Córdova y el apreciable amigo Rodolfo Sazo. Cada uno con su propia
técnica y distinto dominio del grabado presenta obras interesantes. Pero como
no soy crítico de arte, me quiero concentrar en la importancia de este tipo de
eventos por su valor ciudadano. Demuestra, en primer lugar, que Guatemala sigue
siendo un país referente del arte centroamericano, como en su momento lo dejó
en claro, por ejemplo, el majestuoso grupo Vértebra, y en segundo lugar, que
pese a la ausencia de apoyo del gobierno central, el talento sigue floreciendo,
guiado por otros importantes artistas como Marlov Barrios y el taller de
grabado del área cultural de la Municipalidad de Guatemala. El evento es
importante también, porque surge al margen de las grandes instituciones del
arte guatemalteco, que con sus dictados educan la estética de los pocos que se
interesan por el arte, y por lo tanto, estos jóvenes artistas traen una
propuesta estética ajena a la corriente mayoritaria. Se suma este esfuerzo por
lo tanto, a otros tantos de grupos pequeños que luchan contra la indiferencia
estatal y superan los problemas inmediatos que atormentan al ciudadano para
ofrecer opciones.

Porque vea
usted estimado lector, el arte no sólo es para esos entendidos con aires de
suficiencia que se tardan horas ante una determinada obra filosofando sobre el
significado (probable o improbable de la pieza), sino también para esa persona
que trata de darse una educación estética que supere el regetón y las
telenovelas mexicanas. El arte también aportará al espectador un mundo interior
más rico, que lo lleve al extremo deseable de trascender sus pensamientos
cotidianos y vaya preocupándose de ideas más complejas y temas más diversos. La
función del arte es educar no solo estéticamente, sino también de formar
pensamiento, por eso es que el arte es considerado peligroso cuando no está
bajo la égida estatal, en países como China, Cuba o la prehistórica Corea del
Norte.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

No quiero
aburrir al lector con una pretendida lección de apreciación artística, pero sí
lo quiero invitar a visitar estos valientes eventos de vanguardia como éste de
INTEGRADOS, o los que organizan la ERRE, Poporopo, SOMA o si prefiere los más
institucionales, dése una vuelta por las sedes de la Fundación Rozas-Botrán, o las
exposiciones de la Galería Sol del Río, El Ático, Lucía Gómez, y todas aquellas oportunidades que van
surgiendo a lo largo del año de contemplar arte como los que organiza la
Alianza Francesa; para descansar del estrés diario, alejarnos de nuestras
preocupaciones y para pasearse unos minutos entre las piezas y pensar despacio,
aceptar el mensaje que nos envíen los artistas y llevárnoslos a casa para
seguirles dando vueltas.


Arte para pensar

Redacción República
18 de agosto, 2014

Hace unos
días recibí una invitación que no sólo me llenó de gusto, sino además me hizo
recuperar la fe en la Guatemala de los individuos de a pie. De esa persona
individual que a pesar de tener todo en contra, a base de esfuerzo y empeño
saca adelante sus propios proyectos. Y es que con un ministerio de cultura (sí,
en minúsculas) como el que tenemos, que despilfarra la magra asignación
presupuestaria en pelotas, la gente se queda hambrienta de cultura, con sed de
conocimiento.

El evento
al que me refiero es de un grupo de artistas jóvenes que bajo el nombre de
“INTEGRADOS, Taller Experimental de Gráfica Guatemala”, inauguró el pasado día
jueves 14 de agosto una interesante muestra de su trabajo, en la sede de la
Galería Guatemala de la Fundación G&T Continental, en la sede central del
banco en la zona 9 capitalina. Los jóvenes artistas que exponen su trabajo son
Arturo Solís, Carmela Enríquez, David Ramírez, Fabiola Aguirre, Mariana Drake,
Regina Córdova y el apreciable amigo Rodolfo Sazo. Cada uno con su propia
técnica y distinto dominio del grabado presenta obras interesantes. Pero como
no soy crítico de arte, me quiero concentrar en la importancia de este tipo de
eventos por su valor ciudadano. Demuestra, en primer lugar, que Guatemala sigue
siendo un país referente del arte centroamericano, como en su momento lo dejó
en claro, por ejemplo, el majestuoso grupo Vértebra, y en segundo lugar, que
pese a la ausencia de apoyo del gobierno central, el talento sigue floreciendo,
guiado por otros importantes artistas como Marlov Barrios y el taller de
grabado del área cultural de la Municipalidad de Guatemala. El evento es
importante también, porque surge al margen de las grandes instituciones del
arte guatemalteco, que con sus dictados educan la estética de los pocos que se
interesan por el arte, y por lo tanto, estos jóvenes artistas traen una
propuesta estética ajena a la corriente mayoritaria. Se suma este esfuerzo por
lo tanto, a otros tantos de grupos pequeños que luchan contra la indiferencia
estatal y superan los problemas inmediatos que atormentan al ciudadano para
ofrecer opciones.

Porque vea
usted estimado lector, el arte no sólo es para esos entendidos con aires de
suficiencia que se tardan horas ante una determinada obra filosofando sobre el
significado (probable o improbable de la pieza), sino también para esa persona
que trata de darse una educación estética que supere el regetón y las
telenovelas mexicanas. El arte también aportará al espectador un mundo interior
más rico, que lo lleve al extremo deseable de trascender sus pensamientos
cotidianos y vaya preocupándose de ideas más complejas y temas más diversos. La
función del arte es educar no solo estéticamente, sino también de formar
pensamiento, por eso es que el arte es considerado peligroso cuando no está
bajo la égida estatal, en países como China, Cuba o la prehistórica Corea del
Norte.

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No quiero
aburrir al lector con una pretendida lección de apreciación artística, pero sí
lo quiero invitar a visitar estos valientes eventos de vanguardia como éste de
INTEGRADOS, o los que organizan la ERRE, Poporopo, SOMA o si prefiere los más
institucionales, dése una vuelta por las sedes de la Fundación Rozas-Botrán, o las
exposiciones de la Galería Sol del Río, El Ático, Lucía Gómez, y todas aquellas oportunidades que van
surgiendo a lo largo del año de contemplar arte como los que organiza la
Alianza Francesa; para descansar del estrés diario, alejarnos de nuestras
preocupaciones y para pasearse unos minutos entre las piezas y pensar despacio,
aceptar el mensaje que nos envíen los artistas y llevárnoslos a casa para
seguirles dando vueltas.