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“Es parte del ser humano”

Redacción
05 de agosto, 2014
Leyendo el otro día un excelente libro editado por Alvaro Vargas Llosa, menciona algunos datos interesantes sobre el triunfo del espíritu emprendedor. Hace un análisis interesante de casos concretos de emprendedores que empezaron de cero y que han logrado cosas muy interesantes. Una de sus grandes observaciones puede asociarse con esta frase: “Al observar que millones de personas hoy han logrado encontrar una forma digna de vivir, de formas creativas a pesar de burocracias, sistemas elitistas y gobiernos despóticos, indica que el emprendimiento es parte del espíritu humano y no es exclusivo de aquellos países que han generado riquezas astronómicas.” 

Este tipo de pensamientos nos recuerda de nuevo que la capacidad emprendedora la llevamos adentro por el simple hecho de existir. Los seres humanos, en la búsqueda incesante por mejorar, desarrollan este espíritu emprendedor. La educación puede potenciar ese espíritu y hacer el camino más corto, más barato y menos doloroso para aquellos que desean emprender. 
Es maravilloso pensar que Dios ha regalado al ser humano tantas capacidades, y dentro de ellas ese pensamiento con el que puede imaginar y crear. 
Cuando observamos las cifras de estudios que miden el emprendimiento en un país, como lo es el GEM (Global Entrepreneurship Monitor), estudio que realiza el Kirzner Entrepreneurship Center de la Universidad Francisco Marroquín, es curioso observar los niveles tan altos de emprendimiento en los países más pobres, o en aquellos países cuya economía, según dice el estudio, está basada en Recursos. 
Muchos observan estos datos y lo asocian con una población pobre que tiene “hambre”. Puede ser, tristemente esto puede ser cierto. Pero si buscamos más allá, podríamos decir que el espíritu natural que es inherente al ser humano se deja ver con mayor claridad en momentos de mucha escasez. Es en escenarios de necesidad en el que la acción emprendedora se observa en su forma más pura y simple, sin esconderse ni confundirse. Allí se ve cómo el hombre, responsable de sí mismo, su futuro, su familia, busca actuar para sacar el máximo provecho de dichas acciones. Es cuando vemos el fenómeno del emprendimiento en su forma más virgen. 
Ese espíritu que detectamos puede potenciarse. Especialmente si tiene acceso a más información, si está más educado, si comprende de mundo y tiene la capacidad de ver más allá cómo sus acciones sencillas pueden volverse de amplio impacto. Claro, hay que reconocer que para jugar en las grandes ligas no basta con ser bueno para lanzar la pelota o para batear, se necesita ser excelente. Y ser excelente requiere mucha práctica, conocimientos, habilidades y claro está voluntad. 
Es así como podemos ver en cada persona un potencial emprendedor, sin que se limite porque no tiene suficiente capital. Podemos pensar como mencionan economistas reconocidos como Baumol, “el capital es el resultado de un desempeño económico exitoso y no al revés, no es un prerrequisito”. 
En este libro “Lessons from the Poor” nos recuerdan que para que ese espíritu emprendedor de frutos es necesario algunos elementos en el entorno. Menciona tres, que se observan en los países que acumulan más riqueza, y que no pueden faltar para facilitar el camino al emprendimiento: 
–“Libertad para los ciudadanos hombres y mujeres 
–Instituciones que promueven mayor seguridad para los ciudadanos 
–Mayor garantía a los derechos de propiedad de los bienes del ciudadano”. 
Así que debemos preocuparnos constantemente por mantener esas condiciones. 
Aprendamos a admirar el desarrollo que proviene de los emprendedores que todos los días están haciendo la diferencia en sus vidas y la de sus familias; son ellos en los que puede descansarse la continua y multiplicada generación de prosperidad en una sociedad.

“Es parte del ser humano”

Redacción
05 de agosto, 2014
Leyendo el otro día un excelente libro editado por Alvaro Vargas Llosa, menciona algunos datos interesantes sobre el triunfo del espíritu emprendedor. Hace un análisis interesante de casos concretos de emprendedores que empezaron de cero y que han logrado cosas muy interesantes. Una de sus grandes observaciones puede asociarse con esta frase: “Al observar que millones de personas hoy han logrado encontrar una forma digna de vivir, de formas creativas a pesar de burocracias, sistemas elitistas y gobiernos despóticos, indica que el emprendimiento es parte del espíritu humano y no es exclusivo de aquellos países que han generado riquezas astronómicas.” 

Este tipo de pensamientos nos recuerda de nuevo que la capacidad emprendedora la llevamos adentro por el simple hecho de existir. Los seres humanos, en la búsqueda incesante por mejorar, desarrollan este espíritu emprendedor. La educación puede potenciar ese espíritu y hacer el camino más corto, más barato y menos doloroso para aquellos que desean emprender. 
Es maravilloso pensar que Dios ha regalado al ser humano tantas capacidades, y dentro de ellas ese pensamiento con el que puede imaginar y crear. 
Cuando observamos las cifras de estudios que miden el emprendimiento en un país, como lo es el GEM (Global Entrepreneurship Monitor), estudio que realiza el Kirzner Entrepreneurship Center de la Universidad Francisco Marroquín, es curioso observar los niveles tan altos de emprendimiento en los países más pobres, o en aquellos países cuya economía, según dice el estudio, está basada en Recursos. 
Muchos observan estos datos y lo asocian con una población pobre que tiene “hambre”. Puede ser, tristemente esto puede ser cierto. Pero si buscamos más allá, podríamos decir que el espíritu natural que es inherente al ser humano se deja ver con mayor claridad en momentos de mucha escasez. Es en escenarios de necesidad en el que la acción emprendedora se observa en su forma más pura y simple, sin esconderse ni confundirse. Allí se ve cómo el hombre, responsable de sí mismo, su futuro, su familia, busca actuar para sacar el máximo provecho de dichas acciones. Es cuando vemos el fenómeno del emprendimiento en su forma más virgen. 
Ese espíritu que detectamos puede potenciarse. Especialmente si tiene acceso a más información, si está más educado, si comprende de mundo y tiene la capacidad de ver más allá cómo sus acciones sencillas pueden volverse de amplio impacto. Claro, hay que reconocer que para jugar en las grandes ligas no basta con ser bueno para lanzar la pelota o para batear, se necesita ser excelente. Y ser excelente requiere mucha práctica, conocimientos, habilidades y claro está voluntad. 
Es así como podemos ver en cada persona un potencial emprendedor, sin que se limite porque no tiene suficiente capital. Podemos pensar como mencionan economistas reconocidos como Baumol, “el capital es el resultado de un desempeño económico exitoso y no al revés, no es un prerrequisito”. 
En este libro “Lessons from the Poor” nos recuerdan que para que ese espíritu emprendedor de frutos es necesario algunos elementos en el entorno. Menciona tres, que se observan en los países que acumulan más riqueza, y que no pueden faltar para facilitar el camino al emprendimiento: 
–“Libertad para los ciudadanos hombres y mujeres 
–Instituciones que promueven mayor seguridad para los ciudadanos 
–Mayor garantía a los derechos de propiedad de los bienes del ciudadano”. 
Así que debemos preocuparnos constantemente por mantener esas condiciones. 
Aprendamos a admirar el desarrollo que proviene de los emprendedores que todos los días están haciendo la diferencia en sus vidas y la de sus familias; son ellos en los que puede descansarse la continua y multiplicada generación de prosperidad en una sociedad.