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Hasta pronto R.O.J.

Redacción República
14 de septiembre, 2014

El recién pasado día 11 de septiembre, a las 11 de la mañana dejó este
mundo Ramiro Ordóñez Jonama, un valiosísimo intelectual y acucioso investigador
de nuestra historia patria. Aunque era Abogado y Notario de profesión en donde
desempeñó importantes cargos de la administración pública, también fue un
historiador miembro de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala, que se
conoció el Archivo General de Centroamérica y el Archivo Histórico
Arquidiocesano de cabo a rabo, al igual que la Hemeroteca y Biblioteca
Nacionales. Fue también un minucioso genealogista, fundador de la Academia
Guatemalteca de Estudios Genealógicos, Heráldicos e Históricos, experto en
Heráldica y Vexología, tema sobre el que publicó interesantes análisis en la
Revista Hidalguía, de España.

Sus últimos años los pasó en las aulas de la Universidad Francisco
Marroquín –UFM-, en donde impartió clases de Historia de Guatemala e Historia
de Iberoamérica, maravillando a sus alumnos y colegas por la sencillez de su
trato y por su memoria elefantiástica, con la que sorprendía a cualquier
interlocutor recordando la dirección exacta de la casa en que nació tal o cual
de los antepasados de quien conversaba con él, y recordándole o instruyéndolo
brevemente en la ascendencia de su familia. Era un investigador maniático por
el detalle, como lo demuestra su última publicación, Un sueño de primavera, en donde derrumba el mito de la “Primavera
Democrática”, soportando cada uno de sus argumentos con el infaltable aparato
de citas bibliográficas, hemerográficas y documentales. Igual esfuerzo denota
su Biblioteca genealógica guatemalteca, en la que en dos volúmenes disecciona
en fichas bibliográficas al menos un centenar de obras relativas a la ciencia
de la Genealogía, resaltando la limpia disección que hace de la obra de la
historiadora Marta Elena Casáus Arzú, Guatemala: Linaje y Racismo, en la que
rebate, contradice y aclara punto por punto los defectos de planteamiento,
interpretación y conclusiones a los que arriba la autora, dejando el libro básicamente
inservible para quien tome en serio el trabajo de la investigación histórica.
De su trabajo de crítica resalta el ácido humor con que afrontaba los errores
de sus colegas, suavizando sus señalamientos y evidencias mediante la broma.

Destinado a ser un autor de consulta casi marginal por la claridad y
sincera convicción de sus ideas políticas, pues era un liberal convencido, dejó
varias obras necesarias y casi obligatorias para quien desee comprender el
desarrollo de la historia de nuestro país. Destaco los doce volúmenes de la
Revista de la Academia Guatemalteca de Estudios Genealógicos, Heráldicos e
Históricos, donde aunque el tema dominante es, lógicamente la genealogía y la
heráldica, también aborda temas de la vida social durante la colonia guatemalteca
que aclaran el complejo social y económico del Reino de Guatemala durante el
largo periodo en que fuimos mal administrados por la Corona española. También
resultan fundamentales para comprender la historia republicana de Centro
América durante el siglo XIX, sus ensayos El
doctor Alejandro Díaz Cabeza de Vaca, primer jefe del Estado de Guatemala
, El Coronel Mariano Paredes, Cuarto
Presidente de la República de Guatemala
y La Familia Batres y el Ayuntamiento de Guatemala, publicados todos
en las páginas de la Revista Anales de la Academia de Geografía e Historia.
También dejó legado como asesor técnico de la Asociación de Amigos del País
para la publicación de la Historia General de Guatemala y en el hermoso libro Cuatro Siglos de Expresiones Geográficas del
Istmo Centroamericano
, publicado por la UFM, y del que fue encargado de la
sección destinada a los mapas de la época colonial.

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Ramiro Ordóñez Jonama, Tío Lito, para quienes tuvimos la fortuna de ser
sus sobrinos e hijos, pues para nosotros fue un verdadero padre de crianza, fue
una persona preocupada siempre por el destino del país, preocupado porque sus
sobrinos-hijos leyeran, cuestionaran e investigaran la realidad de una
Guatemala que pierde, a los 68 años uno de sus intelectuales más brillantes y
sinceros. Para los que nos quedamos, extrañándolo muchísimo, nos queda el
consuelo de sus escritos y de sus recuerdos. Ramiro queda en nuestra en mente
para siempre, riéndose sobre alguna de sus ocurrencias, con un vaso de buen ron
en la mano. Infinitas gracias tío por todo, y hasta pronto.

Hasta pronto R.O.J.

Redacción República
14 de septiembre, 2014

El recién pasado día 11 de septiembre, a las 11 de la mañana dejó este
mundo Ramiro Ordóñez Jonama, un valiosísimo intelectual y acucioso investigador
de nuestra historia patria. Aunque era Abogado y Notario de profesión en donde
desempeñó importantes cargos de la administración pública, también fue un
historiador miembro de la Academia de Geografía e Historia de Guatemala, que se
conoció el Archivo General de Centroamérica y el Archivo Histórico
Arquidiocesano de cabo a rabo, al igual que la Hemeroteca y Biblioteca
Nacionales. Fue también un minucioso genealogista, fundador de la Academia
Guatemalteca de Estudios Genealógicos, Heráldicos e Históricos, experto en
Heráldica y Vexología, tema sobre el que publicó interesantes análisis en la
Revista Hidalguía, de España.

Sus últimos años los pasó en las aulas de la Universidad Francisco
Marroquín –UFM-, en donde impartió clases de Historia de Guatemala e Historia
de Iberoamérica, maravillando a sus alumnos y colegas por la sencillez de su
trato y por su memoria elefantiástica, con la que sorprendía a cualquier
interlocutor recordando la dirección exacta de la casa en que nació tal o cual
de los antepasados de quien conversaba con él, y recordándole o instruyéndolo
brevemente en la ascendencia de su familia. Era un investigador maniático por
el detalle, como lo demuestra su última publicación, Un sueño de primavera, en donde derrumba el mito de la “Primavera
Democrática”, soportando cada uno de sus argumentos con el infaltable aparato
de citas bibliográficas, hemerográficas y documentales. Igual esfuerzo denota
su Biblioteca genealógica guatemalteca, en la que en dos volúmenes disecciona
en fichas bibliográficas al menos un centenar de obras relativas a la ciencia
de la Genealogía, resaltando la limpia disección que hace de la obra de la
historiadora Marta Elena Casáus Arzú, Guatemala: Linaje y Racismo, en la que
rebate, contradice y aclara punto por punto los defectos de planteamiento,
interpretación y conclusiones a los que arriba la autora, dejando el libro básicamente
inservible para quien tome en serio el trabajo de la investigación histórica.
De su trabajo de crítica resalta el ácido humor con que afrontaba los errores
de sus colegas, suavizando sus señalamientos y evidencias mediante la broma.

Destinado a ser un autor de consulta casi marginal por la claridad y
sincera convicción de sus ideas políticas, pues era un liberal convencido, dejó
varias obras necesarias y casi obligatorias para quien desee comprender el
desarrollo de la historia de nuestro país. Destaco los doce volúmenes de la
Revista de la Academia Guatemalteca de Estudios Genealógicos, Heráldicos e
Históricos, donde aunque el tema dominante es, lógicamente la genealogía y la
heráldica, también aborda temas de la vida social durante la colonia guatemalteca
que aclaran el complejo social y económico del Reino de Guatemala durante el
largo periodo en que fuimos mal administrados por la Corona española. También
resultan fundamentales para comprender la historia republicana de Centro
América durante el siglo XIX, sus ensayos El
doctor Alejandro Díaz Cabeza de Vaca, primer jefe del Estado de Guatemala
, El Coronel Mariano Paredes, Cuarto
Presidente de la República de Guatemala
y La Familia Batres y el Ayuntamiento de Guatemala, publicados todos
en las páginas de la Revista Anales de la Academia de Geografía e Historia.
También dejó legado como asesor técnico de la Asociación de Amigos del País
para la publicación de la Historia General de Guatemala y en el hermoso libro Cuatro Siglos de Expresiones Geográficas del
Istmo Centroamericano
, publicado por la UFM, y del que fue encargado de la
sección destinada a los mapas de la época colonial.

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Ramiro Ordóñez Jonama, Tío Lito, para quienes tuvimos la fortuna de ser
sus sobrinos e hijos, pues para nosotros fue un verdadero padre de crianza, fue
una persona preocupada siempre por el destino del país, preocupado porque sus
sobrinos-hijos leyeran, cuestionaran e investigaran la realidad de una
Guatemala que pierde, a los 68 años uno de sus intelectuales más brillantes y
sinceros. Para los que nos quedamos, extrañándolo muchísimo, nos queda el
consuelo de sus escritos y de sus recuerdos. Ramiro queda en nuestra en mente
para siempre, riéndose sobre alguna de sus ocurrencias, con un vaso de buen ron
en la mano. Infinitas gracias tío por todo, y hasta pronto.