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Guatemala y los métodos chavistas

Redacción República
17 de septiembre, 2014

Originalmente
se creía que este tipo de prácticas eran propias del populismo carnívoro de la
izquierda latinoamericana. Varios años después la experiencia ha demostrado que
este tipo de prácticas no se circunscriben a los simpatizantes del Socialismo
del Siglo XXI. Cada vez más gobiernos de todo tipo recurren a ellas para
consolidarse en el poder, aplacar las críticas y acabar con la oposición. La
experiencia ha demostrado la fragilidad de las democracias latinoamericanas
para evitar la captura de las instituciones del Estado por parte de grupos de
poder interesados en utilizar el poder para su propio beneficio. El acto final en este oscuro libreto, la
reforma constitucional, depende del aseguramiento y control gradual y sucesivo
de todas las instancias que podrían oponerse a la concentración total de poder
en un partido y/o una persona.



De esa
cuenta, uno de los primeros pasos consiste en obtener el pleno control del
Ejecutivo y del partido de turno sobre las autoridades electorales. De manera
que puedan controlarse así todos los elementos que permiten legitimar el poder
a través del voto ciudadano: procedimientos electorales; interpretación de la
legislación; administración de sanciones y castigos; forma y tipos de
elecciones; regulación de consultas populares; control de la información
financiera de los partidos de oposición.
La manipulación de este órgano de control le permite al partido oficial
manipular las elecciones a su sabor y antojo. La distancia entre el control de
las autoridades electorales y la reelección indefinida es mínima. 


El siguiente
paso en el referido libreto consiste en obtener el control sobre el Poder
Judicial para garantizarse así el favor de la justicia en toda causa que
involucre al partido en el poder. Sobre todo, el control sobre el poder
judicial permite al gobierno eliminar cualquier tipo de amenaza por la vía
judicial, además, claro está, de fallos favorables en cualquier asunto
relacionado con abusos de poder, malos manejos de los recursos públicos,
violaciones a los derechos humanos de los opositores, persecución a la prensa,
persecución y hostigamiento a la sociedad civil. El control sobre el Poder
Judicial permite al gobierno cerrar el círculo del poder sobre cualquier
opositor al régimen o persona o grupo de poder que no se pliegue a los deseos
de los gobernantes.

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Cualquier
parecido entre el libreto básico del Socialismo del Siglo XXI, que tan
hábilmente utilizaron Chávez, Morales, Ortega y Correa, y lo que sucede en
Guatemala no necesariamente es una coincidencia. En la actualidad somos
testigos de un claro y abierto intento por parte de los principales partidos
políticos de tomar control sobre las instituciones políticas, especialmente de
todas aquellas que, en la arquitectura constitucional de una república,
garantizan la división de poderes y el sistema de pesos y contrapesos que
limitan el uso del poder, es decir: el Poder Legislativo, Judicial, Autoridades
Electorales, Organismos de Control y el Ejército.

Guatemala y los métodos chavistas

Redacción República
17 de septiembre, 2014

Originalmente
se creía que este tipo de prácticas eran propias del populismo carnívoro de la
izquierda latinoamericana. Varios años después la experiencia ha demostrado que
este tipo de prácticas no se circunscriben a los simpatizantes del Socialismo
del Siglo XXI. Cada vez más gobiernos de todo tipo recurren a ellas para
consolidarse en el poder, aplacar las críticas y acabar con la oposición. La
experiencia ha demostrado la fragilidad de las democracias latinoamericanas
para evitar la captura de las instituciones del Estado por parte de grupos de
poder interesados en utilizar el poder para su propio beneficio. El acto final en este oscuro libreto, la
reforma constitucional, depende del aseguramiento y control gradual y sucesivo
de todas las instancias que podrían oponerse a la concentración total de poder
en un partido y/o una persona.



De esa
cuenta, uno de los primeros pasos consiste en obtener el pleno control del
Ejecutivo y del partido de turno sobre las autoridades electorales. De manera
que puedan controlarse así todos los elementos que permiten legitimar el poder
a través del voto ciudadano: procedimientos electorales; interpretación de la
legislación; administración de sanciones y castigos; forma y tipos de
elecciones; regulación de consultas populares; control de la información
financiera de los partidos de oposición.
La manipulación de este órgano de control le permite al partido oficial
manipular las elecciones a su sabor y antojo. La distancia entre el control de
las autoridades electorales y la reelección indefinida es mínima. 


El siguiente
paso en el referido libreto consiste en obtener el control sobre el Poder
Judicial para garantizarse así el favor de la justicia en toda causa que
involucre al partido en el poder. Sobre todo, el control sobre el poder
judicial permite al gobierno eliminar cualquier tipo de amenaza por la vía
judicial, además, claro está, de fallos favorables en cualquier asunto
relacionado con abusos de poder, malos manejos de los recursos públicos,
violaciones a los derechos humanos de los opositores, persecución a la prensa,
persecución y hostigamiento a la sociedad civil. El control sobre el Poder
Judicial permite al gobierno cerrar el círculo del poder sobre cualquier
opositor al régimen o persona o grupo de poder que no se pliegue a los deseos
de los gobernantes.

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Cualquier
parecido entre el libreto básico del Socialismo del Siglo XXI, que tan
hábilmente utilizaron Chávez, Morales, Ortega y Correa, y lo que sucede en
Guatemala no necesariamente es una coincidencia. En la actualidad somos
testigos de un claro y abierto intento por parte de los principales partidos
políticos de tomar control sobre las instituciones políticas, especialmente de
todas aquellas que, en la arquitectura constitucional de una república,
garantizan la división de poderes y el sistema de pesos y contrapesos que
limitan el uso del poder, es decir: el Poder Legislativo, Judicial, Autoridades
Electorales, Organismos de Control y el Ejército.