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Prisioneros, responsables y escondidos

Redacción República
03 de septiembre, 2014
La detención sorpresiva de la cúpula de del Sistema Penitenciario, abre una importante crisis en el complejo y complicado Partido Patriota. Si ya se ha experimentado que la promesa de ‘mano dura’, entendida como una lucha frontal y contundente contra la violencia, no ha sido la mejor carta jugada por este gobierno, los hechos del día de ayer evidencian que la corrupción seguía enquistada en las instituciones policiales y de presidios. Al todo hay que agregarle que el anterior director del sistema fue destituido por graves hechos que nunca fueron jugados y que se le dio un barniz de olvido que ni siquiera ha salido a relucir en estos graves momentos.
Si todo resulta ser como se comenta (o incluso peor) es imposible pensar, con una mínima racionalidad, que las cosas se han descubierto de pronto. Cada cateo en una prisión del país ponía en evidencia la cantidad de artilugios de todo tipo que ingresan en las cárceles previo pago de un canon que ya no es secreto para nadie. Los traslados de presos de uno a otro centro también habían sido comentados por tiempo, así como los privilegios de los que algunos reclusos gozan. Más pareciera dinámica consentida, en la que todos -o al menos quienes disponen de autoridad- posibilitaban con su pasividad (por no pensar en otro tipo de actuaciones) que algo que escapaba a los más elementales análisis de inteligencia. En resumen, quienes podían tomar acciones conocían a la perfección lo que ocurría en el interior de los centros de detención. No había secretos como los que ahora se muestran sorpresivamente.

Aquí lo que ha ocurrido es que el corrupto sistema ha estado funcionando en tanto en cuanto ha servido para engrosar las cuentas corrientes de algunos y, estallado, cuando las cosas no se han hecho según lo pactado porque los intereses particulares de alguien se vieron afectados, quizá por cientos de miles de dólares. La depredación de los recursos del Estado, pero también el chantaje y la corrupción, permean la mayor parte de las actividades administrativas y políticas y, con las prisiones la fineza en menor, ya que que el costo humano es muy bajo y la disponibilidad económica muy alta, sobre todo para comprar prebendas. Mas que un éxito de Gobernación, esto es un rotundo fracaso de la política de seguridad prometida, y descubre una punta de lanza que requerirá transacciones al mas alto nivel, con el costo correspondiente para el ciudadano honrado, o descalabros mayores una vez las cosas se comiencen a conocer tal cual son y no como ahora aparecen.

Se desnuda un sistema, una sociedad y unos políticos y se continúa arrastrando un problema, el de las prisiones, que ningún gobierno ha querido abordar con la seriedad y contundencia debidas. Ahora, lo poco que queda es esperar que se siga tirando del hilo para revelar la verdadera dimensión de los hechos y que de una vez los culpables sean sancionados conforme se merecen. El crimen organizado comprar demasiadas voluntades, pero lo malo es que cada vez más almas tienen un precio muchos más asequible 
¿Qué responsabilidad asumirá el Ministerio de Gobernación como máxima autoridad? ¡A la espera!

Prisioneros, responsables y escondidos

Redacción República
03 de septiembre, 2014
La detención sorpresiva de la cúpula de del Sistema Penitenciario, abre una importante crisis en el complejo y complicado Partido Patriota. Si ya se ha experimentado que la promesa de ‘mano dura’, entendida como una lucha frontal y contundente contra la violencia, no ha sido la mejor carta jugada por este gobierno, los hechos del día de ayer evidencian que la corrupción seguía enquistada en las instituciones policiales y de presidios. Al todo hay que agregarle que el anterior director del sistema fue destituido por graves hechos que nunca fueron jugados y que se le dio un barniz de olvido que ni siquiera ha salido a relucir en estos graves momentos.
Si todo resulta ser como se comenta (o incluso peor) es imposible pensar, con una mínima racionalidad, que las cosas se han descubierto de pronto. Cada cateo en una prisión del país ponía en evidencia la cantidad de artilugios de todo tipo que ingresan en las cárceles previo pago de un canon que ya no es secreto para nadie. Los traslados de presos de uno a otro centro también habían sido comentados por tiempo, así como los privilegios de los que algunos reclusos gozan. Más pareciera dinámica consentida, en la que todos -o al menos quienes disponen de autoridad- posibilitaban con su pasividad (por no pensar en otro tipo de actuaciones) que algo que escapaba a los más elementales análisis de inteligencia. En resumen, quienes podían tomar acciones conocían a la perfección lo que ocurría en el interior de los centros de detención. No había secretos como los que ahora se muestran sorpresivamente.

Aquí lo que ha ocurrido es que el corrupto sistema ha estado funcionando en tanto en cuanto ha servido para engrosar las cuentas corrientes de algunos y, estallado, cuando las cosas no se han hecho según lo pactado porque los intereses particulares de alguien se vieron afectados, quizá por cientos de miles de dólares. La depredación de los recursos del Estado, pero también el chantaje y la corrupción, permean la mayor parte de las actividades administrativas y políticas y, con las prisiones la fineza en menor, ya que que el costo humano es muy bajo y la disponibilidad económica muy alta, sobre todo para comprar prebendas. Mas que un éxito de Gobernación, esto es un rotundo fracaso de la política de seguridad prometida, y descubre una punta de lanza que requerirá transacciones al mas alto nivel, con el costo correspondiente para el ciudadano honrado, o descalabros mayores una vez las cosas se comiencen a conocer tal cual son y no como ahora aparecen.

Se desnuda un sistema, una sociedad y unos políticos y se continúa arrastrando un problema, el de las prisiones, que ningún gobierno ha querido abordar con la seriedad y contundencia debidas. Ahora, lo poco que queda es esperar que se siga tirando del hilo para revelar la verdadera dimensión de los hechos y que de una vez los culpables sean sancionados conforme se merecen. El crimen organizado comprar demasiadas voluntades, pero lo malo es que cada vez más almas tienen un precio muchos más asequible 
¿Qué responsabilidad asumirá el Ministerio de Gobernación como máxima autoridad? ¡A la espera!