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Correa ¿y va de nuevo?

Redacción República
07 de septiembre, 2014

Al igual que su sobrenombre Mashi
(Compañero) el discurso de Correa, en el reciente Foro de Esquipulas, inició
con simbolismos y romanticismos que, sumados a una narrativa cuasi lírica,
provocó una serie de aplausos eufóricos que en términos pragmáticos sirven para
romper el hielo entre el expositor y su audiencia, creando una conexión más
personalizada en donde el expositor es más importante que el discurso. Ese es
el pan de cada día de los políticos y unos lo hacen muy bien, como Correa, y
otros muy mal, como los últimos tres presidentes de Guatemala.


Entrando en materia, Correa vino a
decir muchas verdades no solo de su país sino de América Latina en general y de
Guatemala muy en particular. En efecto, hemos sido sociedades secuestradas por
élites minoritarias bajo las cuales se construyeron estructuras de carácter
mercantilista que favorecen a unos pocos y no a todos con el visto bueno de los
gobiernos de turno, independientemente si son dictaduras o si son democracias o
una mezcla de ambas.


La confrontación de Correa con los
medios de comunicación lo ha llevado a ser llamado de la libertad de expresión.
Aun así, su “Revolución Ciudadana” ha generado reformas económicas, sociales y
educativas que han disminuido las tasas de pobreza. Su política se ha basado en
el aumento del gasto social y una fuerte inversión en infraestructura. Para
lograr esto se dio un considerable aumento en los ingresos fiscales para
sostener el gasto público. Este año dicho sistema chocó con los obstáculos
naturales de insostenibilidad pero, al contrario de su colega Maduro en
Venezuela, Ecuador hace un giro bastante más conservador hacia el recorte de
subsidios y subvenciones. La clave no es la ideología sino la viabilidad.

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Sin embargo, esa América Latina que
Correa vino a señalar y condenar es una de instituciones extractivas como las
llamaron Acemoglu y Robinson en “Por qué fallan las naciones” (que Correa citó).
Estas instituciones extractivas se encuentran en manos de élites conservadoras
y la pregunta es cómo cambian y se convierten en instituciones inclusivas.
¿Está Correa haciendo esto y si es así lo seguirá haciendo él? Pregunto porque
una cosa que olvidamos en estos rumbos es nuestra inmensamente rica historia de
caudillos y proyectos personalistas. El éxito o fracaso de la gestión de Correa
no se puede medir en el presente, sino más bien en el futuro. Hoy el poder está
en manos de Mashi, el heredero natural del nuevo socialismo del siglo XXI pero
¿a manos de quien o que pasarán después? ¿Hablaremos mañana de un Ecuador con
instituciones inclusivas o uno de ciclos de caos y caudillos?


@robertoantoniow

Correa ¿y va de nuevo?

Redacción República
07 de septiembre, 2014

Al igual que su sobrenombre Mashi
(Compañero) el discurso de Correa, en el reciente Foro de Esquipulas, inició
con simbolismos y romanticismos que, sumados a una narrativa cuasi lírica,
provocó una serie de aplausos eufóricos que en términos pragmáticos sirven para
romper el hielo entre el expositor y su audiencia, creando una conexión más
personalizada en donde el expositor es más importante que el discurso. Ese es
el pan de cada día de los políticos y unos lo hacen muy bien, como Correa, y
otros muy mal, como los últimos tres presidentes de Guatemala.


Entrando en materia, Correa vino a
decir muchas verdades no solo de su país sino de América Latina en general y de
Guatemala muy en particular. En efecto, hemos sido sociedades secuestradas por
élites minoritarias bajo las cuales se construyeron estructuras de carácter
mercantilista que favorecen a unos pocos y no a todos con el visto bueno de los
gobiernos de turno, independientemente si son dictaduras o si son democracias o
una mezcla de ambas.


La confrontación de Correa con los
medios de comunicación lo ha llevado a ser llamado de la libertad de expresión.
Aun así, su “Revolución Ciudadana” ha generado reformas económicas, sociales y
educativas que han disminuido las tasas de pobreza. Su política se ha basado en
el aumento del gasto social y una fuerte inversión en infraestructura. Para
lograr esto se dio un considerable aumento en los ingresos fiscales para
sostener el gasto público. Este año dicho sistema chocó con los obstáculos
naturales de insostenibilidad pero, al contrario de su colega Maduro en
Venezuela, Ecuador hace un giro bastante más conservador hacia el recorte de
subsidios y subvenciones. La clave no es la ideología sino la viabilidad.

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Sin embargo, esa América Latina que
Correa vino a señalar y condenar es una de instituciones extractivas como las
llamaron Acemoglu y Robinson en “Por qué fallan las naciones” (que Correa citó).
Estas instituciones extractivas se encuentran en manos de élites conservadoras
y la pregunta es cómo cambian y se convierten en instituciones inclusivas.
¿Está Correa haciendo esto y si es así lo seguirá haciendo él? Pregunto porque
una cosa que olvidamos en estos rumbos es nuestra inmensamente rica historia de
caudillos y proyectos personalistas. El éxito o fracaso de la gestión de Correa
no se puede medir en el presente, sino más bien en el futuro. Hoy el poder está
en manos de Mashi, el heredero natural del nuevo socialismo del siglo XXI pero
¿a manos de quien o que pasarán después? ¿Hablaremos mañana de un Ecuador con
instituciones inclusivas o uno de ciclos de caos y caudillos?


@robertoantoniow