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Multiculturalidad francesa

Redacción República
09 de septiembre, 2014

La reciente publicación de las memorias de
Valérie Trierwieler sobre su relación con el presidente de Francia François
Hollande ha causado cierto revuelo en la política gala. Recordemos, Trierwieler
era la pareja del presidente hasta hace poco, cuando se descubrió un affaire
amoroso de Hollande con la actriz Julie Gayet. Curiosamente, Trierwieler había
comenzado su relación con Hollande también de forma escabrosa, cuando el actual
presidente estaba unido a otra famosa política francesa, Ségolène Royal.

Sin embargo, estos avatares amorosos del
Jefe del Estado galo, más allá de las comidillas del momento, no parecen afectar
mucho a la República. Después de todo, ya empieza a ser tradición. El
presidente anterior, Sarkozy, se divorció de Cecilia Ciganer-Albeniz a poco de
llegar al Eliseo, tras varias aventuras extramaritales por parte de ambos, para
casarse, Sarkozy, un año después, con la modelo Carla Bruni.

Claro que el ejemplo más singular lo dio
François Mitterrand, quien durante décadas mantuvo dos familias y dos hogares,
siendo muy comentado, cuando su funeral, la presencia oficial de esas sus dos
familias.

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Todo esto demuestra que los franceses han
aprendido a convivir con las debilidades humanas, incluso, entre sus
representantes políticos más significativos. Aunque algo parece cambiar, pues
la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, socialista como Hollande, temía que el
libro de Trierwieler pudiera pasarle factura política al presidente. Quizás,
una forma de querer quitarle fuego a la mala prensa que Hollande está
recibiendo más por su forma de gobernar el país, que por sus aventuras
románticas.

Por cierto, Anne Hidalgo es de origen
español, de Cádiz, como el primer ministro francés actual, Manuel Valls, que es
de Barcelona. Esta apertura a los foráneos no es exclusiva del gobierno actual.
Sin ir más lejos, Sakorzy era de origen húngaro y de sus esposas, Cecilia era
de origen español y la Bruni es italiana. Además Sarkozy nombró como ministra
de Justicia a Rachida Dati, hija de un marroquí y una argelina.

¿Qué tienen en común todos ellos? Que
origen aparte, defienden los mismos principios republicanos: libertad (para
elegir, incluso, ser infiel), igualdad (ante la ley) y propiedad (el derecho a
poseerla). Y lo hacen utilizando un idioma válido para todos, en este caso el
francés, siguiendo aquel principio de que con mis amigos utilizó mi lengua
original, pero con mis rivales manejo un idioma común que permita el diálogo,
pues, sin ese idioma común, los rivales son enemigos y el diálogo se convierte
en enfrentamiento.

Es cierto que, en ocasiones, tenemos
noticias de algaradas en Francia, vinculadas a cuestiones étnicas, en barrios
extraurbanos de mayoría magrebí, o con los gitanos trashumantes… Por lo
general, con los grupos que se alejan de esos principios republicanos.

Porque, a partir de esos principios, lo que
tratan de hacer los franceses es el verdadero ejemplo de multiculturalidad: la
búsqueda del consenso desde la diferencia, el respeto a la diferencia desde el
consenso.

Multiculturalidad francesa

Redacción República
09 de septiembre, 2014

La reciente publicación de las memorias de
Valérie Trierwieler sobre su relación con el presidente de Francia François
Hollande ha causado cierto revuelo en la política gala. Recordemos, Trierwieler
era la pareja del presidente hasta hace poco, cuando se descubrió un affaire
amoroso de Hollande con la actriz Julie Gayet. Curiosamente, Trierwieler había
comenzado su relación con Hollande también de forma escabrosa, cuando el actual
presidente estaba unido a otra famosa política francesa, Ségolène Royal.

Sin embargo, estos avatares amorosos del
Jefe del Estado galo, más allá de las comidillas del momento, no parecen afectar
mucho a la República. Después de todo, ya empieza a ser tradición. El
presidente anterior, Sarkozy, se divorció de Cecilia Ciganer-Albeniz a poco de
llegar al Eliseo, tras varias aventuras extramaritales por parte de ambos, para
casarse, Sarkozy, un año después, con la modelo Carla Bruni.

Claro que el ejemplo más singular lo dio
François Mitterrand, quien durante décadas mantuvo dos familias y dos hogares,
siendo muy comentado, cuando su funeral, la presencia oficial de esas sus dos
familias.

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aprendido a convivir con las debilidades humanas, incluso, entre sus
representantes políticos más significativos. Aunque algo parece cambiar, pues
la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, socialista como Hollande, temía que el
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una forma de querer quitarle fuego a la mala prensa que Hollande está
recibiendo más por su forma de gobernar el país, que por sus aventuras
románticas.

Por cierto, Anne Hidalgo es de origen
español, de Cádiz, como el primer ministro francés actual, Manuel Valls, que es
de Barcelona. Esta apertura a los foráneos no es exclusiva del gobierno actual.
Sin ir más lejos, Sakorzy era de origen húngaro y de sus esposas, Cecilia era
de origen español y la Bruni es italiana. Además Sarkozy nombró como ministra
de Justicia a Rachida Dati, hija de un marroquí y una argelina.

¿Qué tienen en común todos ellos? Que
origen aparte, defienden los mismos principios republicanos: libertad (para
elegir, incluso, ser infiel), igualdad (ante la ley) y propiedad (el derecho a
poseerla). Y lo hacen utilizando un idioma válido para todos, en este caso el
francés, siguiendo aquel principio de que con mis amigos utilizó mi lengua
original, pero con mis rivales manejo un idioma común que permita el diálogo,
pues, sin ese idioma común, los rivales son enemigos y el diálogo se convierte
en enfrentamiento.

Es cierto que, en ocasiones, tenemos
noticias de algaradas en Francia, vinculadas a cuestiones étnicas, en barrios
extraurbanos de mayoría magrebí, o con los gitanos trashumantes… Por lo
general, con los grupos que se alejan de esos principios republicanos.

Porque, a partir de esos principios, lo que
tratan de hacer los franceses es el verdadero ejemplo de multiculturalidad: la
búsqueda del consenso desde la diferencia, el respeto a la diferencia desde el
consenso.