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Agenda Empresarial
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Terrorismo cibernético

Redacción
09 de septiembre, 2014

A
mediados de agosto, el Estado Islámico de Irak y el Levante EIIL (por sus
siglas en castellano e ISIL o ISIS en inglés) decapitó brutalmente al
periodista estadounidense James Foley para luego publicar el video del suceso
en la internet. La familia de la víctima acudió a Twitter y YouTube para que el
video fuera retirado de esas redes sociales, así como fotos e imágenes de dicho
acto.


Días
después, en Guatemala, los medios de comunicación y opinión pública se volcaron
hacia la aplicación “Secret” que fue calificada por muchos como nefasta debido
a que permite a los usuarios subir anónimamente fotos y comentarios para
destruir la reputación de las personas. El asunto fue abordado por el Gobierno
quien explicó que exploraría la posibilidad de regular este tipo de
aplicaciones informáticas hasta penalizar su mal uso pues atentan contra la
dignidad humana.


¿Cuál
es la conexión entre ambos hechos? La conexión es el poder que las redes
sociales tienen y lo lejos que está la sociedad y el Estado de pedirles la rendición
de cuentas por sus operaciones. Este poder es otorgado por el usuario mismo
quien voluntariamente coloca material de audio, visual o de lectura en las
redes sociales, y que lo hace amparado, en la mayoría de los casos, en la
libertad de expresión de pensamiento, o bien, en el uso abusivo de ese derecho.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

La
censura directa de redes sociales (Twitter, YouTube, Facebook, Wikileaks y
otros servicios) ha sido ejercida por varios gobiernos; al mismo tiempo, que
los afectados por determinadas publicaciones han reclamado la supresión de la
información por agraviarles en su dignidad. Surgen entonces las preguntas sobre
el rol del Estado y la ley frente a la información en internet, los derechos y
obligaciones de los usuarios ya sean personas individuales o jurídicas, qué es
censurable o no, hasta dónde debe llegar la influencia de estos servicios en el
mercado de la información y en la formación del intelecto humano, qué es
considerado lícito o ilícito para publicar.


Por un
lado, el uso de la internet para la divulgación de mensajes terroristas o de
descrédito o demérito de la dignidad humana es indiscutiblemente algo
deleznable y a todas luces un abuso del derecho, lo que ya muchas legislaciones
criminalizan, incluyendo la nuestra.


Por el
otro, la información personal que cada quien publica en las redes sociales a
las que se inscribe (Facebook, Linkedin, Instagram, etc.) deja de estar
resguardada o protegida para pasar a ser “propiedad” de la empresa que presta
el servicio, sus políticas de entrega de información funcionan para el
beneficio de la empresa y no del usuario quien hace uso de la red de forma
gratuita… ¿es ésta justificación suficiente para el uso irrestricto de la
información personal para fines comerciales?.


Este es
un momento crucial para definir las reglas del ecosistema de comunicaciones
contemporáneo. ¿Ceder el control a los gobiernos y las corporaciones? Ello sólo
nos traería mayores riegos contra la libertad de expresión de pensamiento.
Seamos cautelosos… por conveniencia no es aconsejable negociar nuestra
Libertad.

Terrorismo cibernético

Redacción
09 de septiembre, 2014

A
mediados de agosto, el Estado Islámico de Irak y el Levante EIIL (por sus
siglas en castellano e ISIL o ISIS en inglés) decapitó brutalmente al
periodista estadounidense James Foley para luego publicar el video del suceso
en la internet. La familia de la víctima acudió a Twitter y YouTube para que el
video fuera retirado de esas redes sociales, así como fotos e imágenes de dicho
acto.


Días
después, en Guatemala, los medios de comunicación y opinión pública se volcaron
hacia la aplicación “Secret” que fue calificada por muchos como nefasta debido
a que permite a los usuarios subir anónimamente fotos y comentarios para
destruir la reputación de las personas. El asunto fue abordado por el Gobierno
quien explicó que exploraría la posibilidad de regular este tipo de
aplicaciones informáticas hasta penalizar su mal uso pues atentan contra la
dignidad humana.


¿Cuál
es la conexión entre ambos hechos? La conexión es el poder que las redes
sociales tienen y lo lejos que está la sociedad y el Estado de pedirles la rendición
de cuentas por sus operaciones. Este poder es otorgado por el usuario mismo
quien voluntariamente coloca material de audio, visual o de lectura en las
redes sociales, y que lo hace amparado, en la mayoría de los casos, en la
libertad de expresión de pensamiento, o bien, en el uso abusivo de ese derecho.

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censura directa de redes sociales (Twitter, YouTube, Facebook, Wikileaks y
otros servicios) ha sido ejercida por varios gobiernos; al mismo tiempo, que
los afectados por determinadas publicaciones han reclamado la supresión de la
información por agraviarles en su dignidad. Surgen entonces las preguntas sobre
el rol del Estado y la ley frente a la información en internet, los derechos y
obligaciones de los usuarios ya sean personas individuales o jurídicas, qué es
censurable o no, hasta dónde debe llegar la influencia de estos servicios en el
mercado de la información y en la formación del intelecto humano, qué es
considerado lícito o ilícito para publicar.


Por un
lado, el uso de la internet para la divulgación de mensajes terroristas o de
descrédito o demérito de la dignidad humana es indiscutiblemente algo
deleznable y a todas luces un abuso del derecho, lo que ya muchas legislaciones
criminalizan, incluyendo la nuestra.


Por el
otro, la información personal que cada quien publica en las redes sociales a
las que se inscribe (Facebook, Linkedin, Instagram, etc.) deja de estar
resguardada o protegida para pasar a ser “propiedad” de la empresa que presta
el servicio, sus políticas de entrega de información funcionan para el
beneficio de la empresa y no del usuario quien hace uso de la red de forma
gratuita… ¿es ésta justificación suficiente para el uso irrestricto de la
información personal para fines comerciales?.


Este es
un momento crucial para definir las reglas del ecosistema de comunicaciones
contemporáneo. ¿Ceder el control a los gobiernos y las corporaciones? Ello sólo
nos traería mayores riegos contra la libertad de expresión de pensamiento.
Seamos cautelosos… por conveniencia no es aconsejable negociar nuestra
Libertad.