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El amigo incómodo

Redacción República
09 de septiembre, 2014

Imagine por un momento que usted, un ciudadano honesto, trabajador y padre de familia una noche sale de casa con sus amigos, toma unas copas de más y desgraciadamente atropella a una persona que pierde la vida. En ese momento el fallido Sistema Penitenciario lo pone a usted a compartir celda con lo peor de la sociedad. Con toda seguridad usted pasará los próximos meses de su existencia entre secuestradores, narcotraficantes, pandilleros y extorsionistas.

El Sistema Penitenciario guatemalteco es sin duda una de las instituciones del estado que no tiene forma de mejorar bajo el mismo sistema. El hacinamiento, la corrupción y la mala concepción del sistema no permiten poder reformar el sistema, por ende es necesario refundar el mismo.

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En una misma cárcel guatemalteca usted puede encontrar a un condenado conviviendo con una persona que aún está en prisión preventiva, a un reo de alta peligrosidad junto con otra persona que cometió un delito menor. Es más, usted puede encontrar centenares de casos de personas que aún siendo condenas a la pena máxima de su delito, tendrían que pasar menos tiempo en prisión del que ya llevan encerrados.

Un viejo adagio asegura que: “En el reino de los ciegos, el tuerto es Rey”. Condenado una pena de más 20 años de prisión por asesinato, Byron Miguel Lima Oliva convirtió el Centro Carcelario de Pavoncito en su feudo. Su control en dicha cárcel era total, desde la administración de la multimillonaria Cooperativa Torre Fuerte hasta la ordenanza de los presos, el control de los traslados y la organización de las festividades.

Lima Oliva se ha convertido en el amigo incómodo de la actual administración gubernamental, ya que luego de ser financista y colaborador de la campaña presidencial del Partido Patriota, ahora sus fotos con altos funcionarios públicos son negadas y hasta calificadas de extorción.

El problema carcelario guatemalteco va mucho más allá de Lima Oliva, pero sin duda es inconcebible que un reo condenado tenga el poder de enviarle su lista de candidatos a dirigir los presidios al Ministro de Gobernación.

Los diputados de oposición han citado al Ministro de Gobernación, pero en honor a la verdad, ellos no tienen la altura moral para hablar de corrupción ni de nexos cuestionables.

Este lunes el diputado Orlando Blanco exigió la renuncia del Ministro, olvidando que su hermana aún enfrenta un proceso por dirigir un supuesto escuadrón de la muerte. Los diputados de LIDER también hablan de la salida de Mauricio López Bonilla, pero nunca han aclarado los nexos que hace reporta el tanque de pensamiento Insigth Crime entre Manuel Baldizón y el crimen organizado.

Yo no defiendo a López Bonilla, yo lo que pido es una clase política de altura. Quisiera poder ver a los mejores guatemaltecos dedicando una parte de su vida al servicio público. Uno de mis grandes deseos es que Guatemala tenga a las personas más probas y honorables en los puestos de administración pública y que las elecciones sean una lucha entre los mejores y no un descarte entre los peores.

El amigo incómodo

Redacción República
09 de septiembre, 2014

Imagine por un momento que usted, un ciudadano honesto, trabajador y padre de familia una noche sale de casa con sus amigos, toma unas copas de más y desgraciadamente atropella a una persona que pierde la vida. En ese momento el fallido Sistema Penitenciario lo pone a usted a compartir celda con lo peor de la sociedad. Con toda seguridad usted pasará los próximos meses de su existencia entre secuestradores, narcotraficantes, pandilleros y extorsionistas.

El Sistema Penitenciario guatemalteco es sin duda una de las instituciones del estado que no tiene forma de mejorar bajo el mismo sistema. El hacinamiento, la corrupción y la mala concepción del sistema no permiten poder reformar el sistema, por ende es necesario refundar el mismo.

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En una misma cárcel guatemalteca usted puede encontrar a un condenado conviviendo con una persona que aún está en prisión preventiva, a un reo de alta peligrosidad junto con otra persona que cometió un delito menor. Es más, usted puede encontrar centenares de casos de personas que aún siendo condenas a la pena máxima de su delito, tendrían que pasar menos tiempo en prisión del que ya llevan encerrados.

Un viejo adagio asegura que: “En el reino de los ciegos, el tuerto es Rey”. Condenado una pena de más 20 años de prisión por asesinato, Byron Miguel Lima Oliva convirtió el Centro Carcelario de Pavoncito en su feudo. Su control en dicha cárcel era total, desde la administración de la multimillonaria Cooperativa Torre Fuerte hasta la ordenanza de los presos, el control de los traslados y la organización de las festividades.

Lima Oliva se ha convertido en el amigo incómodo de la actual administración gubernamental, ya que luego de ser financista y colaborador de la campaña presidencial del Partido Patriota, ahora sus fotos con altos funcionarios públicos son negadas y hasta calificadas de extorción.

El problema carcelario guatemalteco va mucho más allá de Lima Oliva, pero sin duda es inconcebible que un reo condenado tenga el poder de enviarle su lista de candidatos a dirigir los presidios al Ministro de Gobernación.

Los diputados de oposición han citado al Ministro de Gobernación, pero en honor a la verdad, ellos no tienen la altura moral para hablar de corrupción ni de nexos cuestionables.

Este lunes el diputado Orlando Blanco exigió la renuncia del Ministro, olvidando que su hermana aún enfrenta un proceso por dirigir un supuesto escuadrón de la muerte. Los diputados de LIDER también hablan de la salida de Mauricio López Bonilla, pero nunca han aclarado los nexos que hace reporta el tanque de pensamiento Insigth Crime entre Manuel Baldizón y el crimen organizado.

Yo no defiendo a López Bonilla, yo lo que pido es una clase política de altura. Quisiera poder ver a los mejores guatemaltecos dedicando una parte de su vida al servicio público. Uno de mis grandes deseos es que Guatemala tenga a las personas más probas y honorables en los puestos de administración pública y que las elecciones sean una lucha entre los mejores y no un descarte entre los peores.