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Soft skills versus hard skills. ¿O unirlas?

Redacción
13 de enero, 2015

Los futuros integrantes a la fuerza laboral del siglo veintiuno necesitan incorporar a su caja de herramientas de destrezas lo que se llaman las destrezas suaves, “soft skills”. Estas destrezas no son aprendizajes duros, que se pueden ponderar en una prueba estandarizada, ni prueba corta; son habilidades que se desarrollan durante el curso de la carrera educativa, desde el ingreso al preescolar, hasta la promoción universitaria. Es la formación de una persona redonda.

Estudios de los requerimientos laborales han indicado que los alumnos que se gradúan inicialmente del nivel medio, necesitan estar preparados para el trabajo, no entrenados para el trabajo, distinción muy especifica para poder optar a un empleo con espacios de crecimiento, tanto de la persona como de la compañía.

Primero, los empleos actuales exigen destrezas de, y gran facilidad en, la comunicación, tanto oral como escrita. Esta comunicación en el sitio de trabajo, poder iniciar y sostener una relación clara con los directores es vital. Se busca una relación de pares, con el debido respeto hacia el empleador, quien a su vez debe estar abierto a los aportes del los colaboradores. Paralelamente, estas destrezas comunicativas se tienen que implementar en la relación con el cliente; sea servicio o producto que se esté ofreciendo; la comunicación exitosa es la vía de la oferta y la demanda, y que se opte por lo ofrecido.

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Esta destreza no se aprende en una asignatura, ni del nivel medio, ni universitario. Todo ser humano nace con la necesidad de comunicación; las herramientas de ella se aprende por medio del lenguaje, su empleo, el ejemplo y las experiencias de prueba y error.

Otra habilidad suave es la atención al detalle; la persona que se ha profundizado en la percepción, puede predecir las necesidades antes de que se detecten abiertamente. Esta apreciación se educa a través de la observación, discernimiento y análisis, otras destrezas natas pero muchas veces no desarrolladas, por no ser una “clase” per se.

La habilidad de resolver problemas es la tercera destreza suave que requieren las profesiones y los trabajos actuales y del futuro. Se regresa a la habilidad de discernir cuál es la esencia o del problema o de la necesidad, el poder de visualización de las posibilidades plausibles, con todos los aspectos positivos y negativos, para así optar por la mejor ruta, consciente de los posibles desenlaces, y como hubiese que enfrentarlos.

¿Cómo incorporar estas destrezas dentro de un currículo escolar? ¿Cómo definir dentro de las asignaturas la aprehensión de las destrezas del siglo veintiuno cuando se está “educando” con estructuras del siglo diecinueve y veinte? ¿Cómo saber que la persona promovida del nivel académico que fuese esté preparada con las herramientas necesarias para las exigencias de la vida? Y no solo la vida laboral, la vida pacifica dentro de las redes sociales de la vida? Redes sociales físicas y virtuales.

Los currículo y el sistema educativo deben tomar en consideración estos aspectos con el fin de que los egresados estén preparados para la vida. Comunicación, percepción y poder resolver problemas; no son asignaturas, ni un renglón dentro de la rubrica de ponderación de todas las asignaturas.

Deben de serlo.

La educación debe apoyar el desarrollo integro del ser humano. Estas tres destrezas suaves para la vida están implícitos en el proceso educativo; deben ser explícitos y visibles como meta del sistema educativa en su totalidad.

Son importantes las destrezas duras; es primordial tener una meta vital y puntual. Si es importante reconocer la vocación personal y enfocarse hacia su profundización y profesionalización. El éxito de esa aplicación personal radica en la integración de las destrezas suaves dentro de las destrezas duras, creando la infraestructura interna anclada al crecimiento personal y del mundo real.

Soft skills versus hard skills. ¿O unirlas?

Redacción
13 de enero, 2015

Los futuros integrantes a la fuerza laboral del siglo veintiuno necesitan incorporar a su caja de herramientas de destrezas lo que se llaman las destrezas suaves, “soft skills”. Estas destrezas no son aprendizajes duros, que se pueden ponderar en una prueba estandarizada, ni prueba corta; son habilidades que se desarrollan durante el curso de la carrera educativa, desde el ingreso al preescolar, hasta la promoción universitaria. Es la formación de una persona redonda.

Estudios de los requerimientos laborales han indicado que los alumnos que se gradúan inicialmente del nivel medio, necesitan estar preparados para el trabajo, no entrenados para el trabajo, distinción muy especifica para poder optar a un empleo con espacios de crecimiento, tanto de la persona como de la compañía.

Primero, los empleos actuales exigen destrezas de, y gran facilidad en, la comunicación, tanto oral como escrita. Esta comunicación en el sitio de trabajo, poder iniciar y sostener una relación clara con los directores es vital. Se busca una relación de pares, con el debido respeto hacia el empleador, quien a su vez debe estar abierto a los aportes del los colaboradores. Paralelamente, estas destrezas comunicativas se tienen que implementar en la relación con el cliente; sea servicio o producto que se esté ofreciendo; la comunicación exitosa es la vía de la oferta y la demanda, y que se opte por lo ofrecido.

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Esta destreza no se aprende en una asignatura, ni del nivel medio, ni universitario. Todo ser humano nace con la necesidad de comunicación; las herramientas de ella se aprende por medio del lenguaje, su empleo, el ejemplo y las experiencias de prueba y error.

Otra habilidad suave es la atención al detalle; la persona que se ha profundizado en la percepción, puede predecir las necesidades antes de que se detecten abiertamente. Esta apreciación se educa a través de la observación, discernimiento y análisis, otras destrezas natas pero muchas veces no desarrolladas, por no ser una “clase” per se.

La habilidad de resolver problemas es la tercera destreza suave que requieren las profesiones y los trabajos actuales y del futuro. Se regresa a la habilidad de discernir cuál es la esencia o del problema o de la necesidad, el poder de visualización de las posibilidades plausibles, con todos los aspectos positivos y negativos, para así optar por la mejor ruta, consciente de los posibles desenlaces, y como hubiese que enfrentarlos.

¿Cómo incorporar estas destrezas dentro de un currículo escolar? ¿Cómo definir dentro de las asignaturas la aprehensión de las destrezas del siglo veintiuno cuando se está “educando” con estructuras del siglo diecinueve y veinte? ¿Cómo saber que la persona promovida del nivel académico que fuese esté preparada con las herramientas necesarias para las exigencias de la vida? Y no solo la vida laboral, la vida pacifica dentro de las redes sociales de la vida? Redes sociales físicas y virtuales.

Los currículo y el sistema educativo deben tomar en consideración estos aspectos con el fin de que los egresados estén preparados para la vida. Comunicación, percepción y poder resolver problemas; no son asignaturas, ni un renglón dentro de la rubrica de ponderación de todas las asignaturas.

Deben de serlo.

La educación debe apoyar el desarrollo integro del ser humano. Estas tres destrezas suaves para la vida están implícitos en el proceso educativo; deben ser explícitos y visibles como meta del sistema educativa en su totalidad.

Son importantes las destrezas duras; es primordial tener una meta vital y puntual. Si es importante reconocer la vocación personal y enfocarse hacia su profundización y profesionalización. El éxito de esa aplicación personal radica en la integración de las destrezas suaves dentro de las destrezas duras, creando la infraestructura interna anclada al crecimiento personal y del mundo real.