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¿Cuál debe ser el tipo de cambio?

Ramon Parellada
23 de enero, 2015

Con más de siete mil millones de dólares de las reservas monetarias internacionales no creo que nadie pueda saber a ciencia cierta cuál debería ser el tipo de cambio de mercado o libre entre el Quetzal y el dólar.

Mientras los exportadores desearían un tipo de cambio depreciado, los importadores lo prefieren apreciado.  ¿Quién tiene la razón?  ¿Beneficia a los guatemaltecos un tipo de cambio apreciado o depreciado?  El asunto depende si esa apreciación es causada por factores del mercado o bien se logra manipulando artificialmente el tipo de cambio.

Veamos un ejemplo un poco exagerado para poder entender. Un tipo de cambio artificialmente apreciado, digamos que 5 quetzales por cada dólar.  El quetzal en relación al dólar nos parece apreciado en relación a su precio de mercado.  Las consecuencias serán más importaciones y una mayor demanda de dólares por parte de los consumidores mientras que las exportaciones disminuirían.  Una situación así no es sostenible a menos que intervenga el Banco de Guatemala vendiendo dólares para todo aquel que lo necesite.

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Esto ya lo vivimos en la década de los ochentas cuando el quetzal estaba apreciado artificialmente y el Banco de Guatemala en ese entonces insistía en que el tipo de cambio debía ser uno por uno cuando ya no era sostenible esa situación.    En ese entonces, las importaciones aumentaron. En el libro “La década Perdida” de Manuel F. Ayau Cordón se explica claramente lo ocurrido en esa época.  Ante un tipo de cambio artificialmente apreciado y con control de cambio, millares de personas tuvieron la oportunidad de viajar gratis, compañías aéreas llenaban sus tanques de combustible en Guatemala, los importadores pedían que los proveedores del exterior les sobrefacturaran para conseguir más dólares baratos, los exportadores subfacturaban para dejar parte de esos dólares afueras y venderlos luego en el mercado negro y así muchas historias más que terminaron con las reservas monetarias internacionales del Banco de Guatemala.  Una depreciación artificial tendría también sus efectos negativos contrarios a los que ocurrieron con la apreciación forzosa y artificial.

Para colmo de males, el presidente del Banco de Guatemala de aquél entonces se empeñó en que había que sostener la paridad costara lo que costara.  Se endeudó y también esto se perdió.  Se impusieron tipos de cambios diferenciados.  La economía informal creció y se causó una gran distorsión a la estructura de producción y asignación de recursos en el país.  No fue sino hasta que se dejó flotar libremente el Quetzal que se logró el tipo de cambio de mercado con ajustes necesarios pero muy fuertes.

No creo que estemos en una situación similar ni mucho menos.  El Banco de Guatemala tiene una política cambiaria que consiste en no afectar el valor de mercado del tipo de cambio sino sólo sus variaciones más fuertes.  De esta manera frena los grandes picos y valles pero permite que el tipo de cambio se ubique de acuerdo a su tendencia en donde le corresponde.  En otra forma de decirlo suaviza las apreciaciones y depreciaciones del mismo.

El tipo de cambio debería ser completamente libre sin ninguna intervención del Banco de Guatemala aunque eventualmente pueda sufrir cambios fuertes.  Y es que el tipo de cambio es la relación entre el valor del Quetzal y el Dólar u otras monedas y cuanto antes demuestre el valor real de mercado menor serán las distorsiones en la asignación de recursos.

Sea como sea, no hay que intervenir el tipo de cambio.  Hay que dejar que el tipo de cambio libre busque su nivel y de la señal para que los recursos se asignen óptimamente.

¿Cuál debe ser el tipo de cambio?

Ramon Parellada
23 de enero, 2015

Con más de siete mil millones de dólares de las reservas monetarias internacionales no creo que nadie pueda saber a ciencia cierta cuál debería ser el tipo de cambio de mercado o libre entre el Quetzal y el dólar.

Mientras los exportadores desearían un tipo de cambio depreciado, los importadores lo prefieren apreciado.  ¿Quién tiene la razón?  ¿Beneficia a los guatemaltecos un tipo de cambio apreciado o depreciado?  El asunto depende si esa apreciación es causada por factores del mercado o bien se logra manipulando artificialmente el tipo de cambio.

Veamos un ejemplo un poco exagerado para poder entender. Un tipo de cambio artificialmente apreciado, digamos que 5 quetzales por cada dólar.  El quetzal en relación al dólar nos parece apreciado en relación a su precio de mercado.  Las consecuencias serán más importaciones y una mayor demanda de dólares por parte de los consumidores mientras que las exportaciones disminuirían.  Una situación así no es sostenible a menos que intervenga el Banco de Guatemala vendiendo dólares para todo aquel que lo necesite.

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Esto ya lo vivimos en la década de los ochentas cuando el quetzal estaba apreciado artificialmente y el Banco de Guatemala en ese entonces insistía en que el tipo de cambio debía ser uno por uno cuando ya no era sostenible esa situación.    En ese entonces, las importaciones aumentaron. En el libro “La década Perdida” de Manuel F. Ayau Cordón se explica claramente lo ocurrido en esa época.  Ante un tipo de cambio artificialmente apreciado y con control de cambio, millares de personas tuvieron la oportunidad de viajar gratis, compañías aéreas llenaban sus tanques de combustible en Guatemala, los importadores pedían que los proveedores del exterior les sobrefacturaran para conseguir más dólares baratos, los exportadores subfacturaban para dejar parte de esos dólares afueras y venderlos luego en el mercado negro y así muchas historias más que terminaron con las reservas monetarias internacionales del Banco de Guatemala.  Una depreciación artificial tendría también sus efectos negativos contrarios a los que ocurrieron con la apreciación forzosa y artificial.

Para colmo de males, el presidente del Banco de Guatemala de aquél entonces se empeñó en que había que sostener la paridad costara lo que costara.  Se endeudó y también esto se perdió.  Se impusieron tipos de cambios diferenciados.  La economía informal creció y se causó una gran distorsión a la estructura de producción y asignación de recursos en el país.  No fue sino hasta que se dejó flotar libremente el Quetzal que se logró el tipo de cambio de mercado con ajustes necesarios pero muy fuertes.

No creo que estemos en una situación similar ni mucho menos.  El Banco de Guatemala tiene una política cambiaria que consiste en no afectar el valor de mercado del tipo de cambio sino sólo sus variaciones más fuertes.  De esta manera frena los grandes picos y valles pero permite que el tipo de cambio se ubique de acuerdo a su tendencia en donde le corresponde.  En otra forma de decirlo suaviza las apreciaciones y depreciaciones del mismo.

El tipo de cambio debería ser completamente libre sin ninguna intervención del Banco de Guatemala aunque eventualmente pueda sufrir cambios fuertes.  Y es que el tipo de cambio es la relación entre el valor del Quetzal y el Dólar u otras monedas y cuanto antes demuestre el valor real de mercado menor serán las distorsiones en la asignación de recursos.

Sea como sea, no hay que intervenir el tipo de cambio.  Hay que dejar que el tipo de cambio libre busque su nivel y de la señal para que los recursos se asignen óptimamente.