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Benchmark en Derechos Humanos.

Redacción
07 de enero, 2015

En el mundo empresarial internacional, se utiliza el término “benchmark” para referirse a “puntos de referencia” o “parámetros” con los que pueden compararse dos o más productos o empresas. Representa el resultado de un proceso sistemático de evaluación de su valor en el mercado, lo cual pretende incentivar la competitividad a través de una serie de variables, coeficientes e indicadores predeterminados. En finanzas, se utiliza para llamar al precio o valor de referencia con el que se mide el rendimiento de las inversiones que se realizan. Es el parámetro para evaluar la eficiencia de la gestión de un portafolio financiero en comparación con emisiones del mismo tipo o en el mismo mercado.

Contar con parámetros predeterminados es de crucial utilidad para medir el rendimiento proyectado y real de las inversiones y, para quienes se dedican al comercio internacional, es vital conocer los diversos índices económicos que rigen el mercado.

Por ejemplo, en la industria de los dispositivos móviles se mide la eficacia contra otros productos o contra el producto líder de la industria. En el campo de la inversión, los indicadores más utilizados son S&P 500, Libor, Dow Jones Industrial Average (DJIA) y el Nasdaq 100.

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En los últimos años, el desempeño financiero de las empresas fue evaluado también desde la perspectiva de la responsabilidad social empresarial (RSE) por medio de instrumentos de medición multi-actor (empresas, ONG’s, consultoras, Estado) como el Dow Jones Sustainability Index, FTSE4GOOD y Bovespa Sustainability.

Ahora, luego del desarrollo de los Principios de UN sobre empresas y derechos humanos, se trabaja en un indicador sobre el desenvolvimiento de las empresas en Derechos Humanos debido a su contribución al bien común y social, así como la importancia de la reputación y la licencia social para operar. Esto obliga al sector empresarial a estar cada vez más consciente de las oportunidades de beneficio que se presenten al respetar los derechos humanos, en su propio funcionamiento y en su cadena de suministro.

Inversionistas internacionales como AVIVA y Calvert, junto con la Dutch Association of Investors for Sustainable Development (VBDO) y diferentes centros de investigación han desarrollado herramientas para ayudar a las empresas a mejorar la forma en que se abordan los temas [jurídicos] de derechos humanos.

Los beneficios positivos de contar con esto es que se unifican lenguajes entre los diferentes actores que convergen en las empresas (trabajadores, Estado, comunidades, etc.); se recompensa a las empresas que marcan el camino en combinar eficiencia en el rendimiento financiero y el respeto a las normas legales de los derechos humanos; y muestra las oportunidades de crecimiento y mejora en la responsabilidad social corporativa.

El ranking que se planifica se centrará inicialmente en cuatro sectores en los que el respeto de los derechos humanos es clave: vestuario y textiles, agricultura, industrias extractivas, y tecnología de información y comunicaciones.

La iniciativa nos da el ejemplo de cómo las organizaciones de derechos humanos y el sector financiero pueden poner en marcha una verdadera Política de Derechos Humanos basada no en la mera mención de principios filosóficos y buenas intenciones, sino en la evaluación comparativa e instalación de indicadores y mediciones con un procedimiento de análisis preestablecido y auditable por cualquier legítimo interesado (Estado, trabajadores, inversionistas, las comunidades y consumidores, al menos) que ponga la transparencia a trabajar (y no de frase publicitaria) y que fortalezca la rendición de cuentas de todos los actores. Además, pone de manifiesto la necesidad de contar con profesionales multidisciplinarios pues este nuevo reto (derechos humanos en los negocios) lo exige.

Benchmark en Derechos Humanos.

Redacción
07 de enero, 2015

En el mundo empresarial internacional, se utiliza el término “benchmark” para referirse a “puntos de referencia” o “parámetros” con los que pueden compararse dos o más productos o empresas. Representa el resultado de un proceso sistemático de evaluación de su valor en el mercado, lo cual pretende incentivar la competitividad a través de una serie de variables, coeficientes e indicadores predeterminados. En finanzas, se utiliza para llamar al precio o valor de referencia con el que se mide el rendimiento de las inversiones que se realizan. Es el parámetro para evaluar la eficiencia de la gestión de un portafolio financiero en comparación con emisiones del mismo tipo o en el mismo mercado.

Contar con parámetros predeterminados es de crucial utilidad para medir el rendimiento proyectado y real de las inversiones y, para quienes se dedican al comercio internacional, es vital conocer los diversos índices económicos que rigen el mercado.

Por ejemplo, en la industria de los dispositivos móviles se mide la eficacia contra otros productos o contra el producto líder de la industria. En el campo de la inversión, los indicadores más utilizados son S&P 500, Libor, Dow Jones Industrial Average (DJIA) y el Nasdaq 100.

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En los últimos años, el desempeño financiero de las empresas fue evaluado también desde la perspectiva de la responsabilidad social empresarial (RSE) por medio de instrumentos de medición multi-actor (empresas, ONG’s, consultoras, Estado) como el Dow Jones Sustainability Index, FTSE4GOOD y Bovespa Sustainability.

Ahora, luego del desarrollo de los Principios de UN sobre empresas y derechos humanos, se trabaja en un indicador sobre el desenvolvimiento de las empresas en Derechos Humanos debido a su contribución al bien común y social, así como la importancia de la reputación y la licencia social para operar. Esto obliga al sector empresarial a estar cada vez más consciente de las oportunidades de beneficio que se presenten al respetar los derechos humanos, en su propio funcionamiento y en su cadena de suministro.

Inversionistas internacionales como AVIVA y Calvert, junto con la Dutch Association of Investors for Sustainable Development (VBDO) y diferentes centros de investigación han desarrollado herramientas para ayudar a las empresas a mejorar la forma en que se abordan los temas [jurídicos] de derechos humanos.

Los beneficios positivos de contar con esto es que se unifican lenguajes entre los diferentes actores que convergen en las empresas (trabajadores, Estado, comunidades, etc.); se recompensa a las empresas que marcan el camino en combinar eficiencia en el rendimiento financiero y el respeto a las normas legales de los derechos humanos; y muestra las oportunidades de crecimiento y mejora en la responsabilidad social corporativa.

El ranking que se planifica se centrará inicialmente en cuatro sectores en los que el respeto de los derechos humanos es clave: vestuario y textiles, agricultura, industrias extractivas, y tecnología de información y comunicaciones.

La iniciativa nos da el ejemplo de cómo las organizaciones de derechos humanos y el sector financiero pueden poner en marcha una verdadera Política de Derechos Humanos basada no en la mera mención de principios filosóficos y buenas intenciones, sino en la evaluación comparativa e instalación de indicadores y mediciones con un procedimiento de análisis preestablecido y auditable por cualquier legítimo interesado (Estado, trabajadores, inversionistas, las comunidades y consumidores, al menos) que ponga la transparencia a trabajar (y no de frase publicitaria) y que fortalezca la rendición de cuentas de todos los actores. Además, pone de manifiesto la necesidad de contar con profesionales multidisciplinarios pues este nuevo reto (derechos humanos en los negocios) lo exige.