Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Principios, valores y voluntad de trabajar: características de un buen presidente.

Redacción
08 de enero, 2015

Por: WILLIAMS MERLGAR.

Derivado de la situación que atraviesa Guatemala (y varios países en el mundo), la mayoría de sus habitantes constantemente cuestionamos la inteligencia, conocimiento y sapiencia de las autoridades, precisamente en la toma de decisiones. Evidentemente, los guatemaltecos pedimos no una especie de filántropo, erudito y líder, sino más bien un individuo con principios, valores y rasgos quizá Social-Capitalistas.

En el presente, se tiene la concepción de que para elegir autoridades es efectivamente con base en el récord educativo, sin embargo, la historia nos demuestra que existen casos específicos y singulares que refutan la teoría de que un presidente debe de tener un grado alto de educación para tomar buenas decisiones. En este contexto, el ejemplo más puntual es José Rafael Carrera un campesino analfabeta que nació allá por lo que hoy es conocido como la zona 18, precisamente la aldea Lo de Rodriguez. Carrera, a pesar de ser iletrado decretó la fundación de la República de Guatemala, mandó a construir el majestuoso Teatro Nacional, fomentó el cultivo de la grana, estimuló la minería, ordenó la acuñación de la moneda de Oro y Plata, construyó el primer camino carretero hacia el Atlántico, colocó el primer alumbrado público en la ciudad y creó el primer cuerpo de Policía Nacional … .

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Pese a los legados mencionados, quizá, firmar el tratado internacional con Gran Bretaña, por medio del cual cedió el territorio de Belice a los ingleses; fue la decisión política con menos sapiencia que tomó.
Moraleja

Rafael Carrera básicamente entra al estereotipo de dictador, y pese a ser catalogado como “Hotentote y Racarrarraca” por algunos detractores de su época; el historiador Ralph Lee Woodward comentó en alguna ocasión que, “el levantamiento popular que Carrera encabezó, fue un exitoso movimiento de las masas campesinas contra la élite de la capital. Que una vez en el poder, el caudillo atendió a las reivindicaciones de dichos sectores pobres, protegiendo sus tierras contra los abusos y las adjudicaciones a extranjeros. Durante su gobierno, Guatemala gozó de crecimiento económico estable y expansión de sus exportaciones.” A lo dicho, la moraleja es: el General Carrera demostró que, ser presidente es un puesto que hasta un analfabeta puede desempeñar y lo que hace la diferencia entre ser buen o mal presidente es simplemente tener, como decimos en Guatemala, “las ganas” de trabajar para construir un mejor país. Además, rodearse de un grupo homogéneo que compartan los mismos ideales o pensamientos.

Con lo anterior no digo que dentro de la ecuación para elegir adecuadamente a una autoridad la variable principal sea el récord educativo del candidato. Sin embargo, los principios, valores y la voluntad de trabajar son tan indispensables como el π (pi) para calcular el área del círculo.

Por tanto, quizá “en aquellos tiempos” como dicen los abuelos, se tomaban mejores decisiones, quizá, no existía hambre de poder, quizá, no existían compromisos, quizá, no existía cabildeo, quizá, eran mejores tiempos. A lo mejor esto significa que Guatemala necesita más que un buen orador, más que un buen casaquero, más que que un perspicaz, más que un letrado; necesita autoridades con principios, valores y voluntad de trabajar para construir un mejor país. En este contexto y para terminar Guatemala también necesita un pueblo que tome mejores decisiones ¿Cómo? Probablemente preguntará; leyendo más, no creer en todo lo que digan los intoxicadores sociales, minimizando la infoxicación y por supuesto sapiencia antes de actuar.

Principios, valores y voluntad de trabajar: características de un buen presidente.

Redacción
08 de enero, 2015

Por: WILLIAMS MERLGAR.

Derivado de la situación que atraviesa Guatemala (y varios países en el mundo), la mayoría de sus habitantes constantemente cuestionamos la inteligencia, conocimiento y sapiencia de las autoridades, precisamente en la toma de decisiones. Evidentemente, los guatemaltecos pedimos no una especie de filántropo, erudito y líder, sino más bien un individuo con principios, valores y rasgos quizá Social-Capitalistas.

En el presente, se tiene la concepción de que para elegir autoridades es efectivamente con base en el récord educativo, sin embargo, la historia nos demuestra que existen casos específicos y singulares que refutan la teoría de que un presidente debe de tener un grado alto de educación para tomar buenas decisiones. En este contexto, el ejemplo más puntual es José Rafael Carrera un campesino analfabeta que nació allá por lo que hoy es conocido como la zona 18, precisamente la aldea Lo de Rodriguez. Carrera, a pesar de ser iletrado decretó la fundación de la República de Guatemala, mandó a construir el majestuoso Teatro Nacional, fomentó el cultivo de la grana, estimuló la minería, ordenó la acuñación de la moneda de Oro y Plata, construyó el primer camino carretero hacia el Atlántico, colocó el primer alumbrado público en la ciudad y creó el primer cuerpo de Policía Nacional … .

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Pese a los legados mencionados, quizá, firmar el tratado internacional con Gran Bretaña, por medio del cual cedió el territorio de Belice a los ingleses; fue la decisión política con menos sapiencia que tomó.
Moraleja

Rafael Carrera básicamente entra al estereotipo de dictador, y pese a ser catalogado como “Hotentote y Racarrarraca” por algunos detractores de su época; el historiador Ralph Lee Woodward comentó en alguna ocasión que, “el levantamiento popular que Carrera encabezó, fue un exitoso movimiento de las masas campesinas contra la élite de la capital. Que una vez en el poder, el caudillo atendió a las reivindicaciones de dichos sectores pobres, protegiendo sus tierras contra los abusos y las adjudicaciones a extranjeros. Durante su gobierno, Guatemala gozó de crecimiento económico estable y expansión de sus exportaciones.” A lo dicho, la moraleja es: el General Carrera demostró que, ser presidente es un puesto que hasta un analfabeta puede desempeñar y lo que hace la diferencia entre ser buen o mal presidente es simplemente tener, como decimos en Guatemala, “las ganas” de trabajar para construir un mejor país. Además, rodearse de un grupo homogéneo que compartan los mismos ideales o pensamientos.

Con lo anterior no digo que dentro de la ecuación para elegir adecuadamente a una autoridad la variable principal sea el récord educativo del candidato. Sin embargo, los principios, valores y la voluntad de trabajar son tan indispensables como el π (pi) para calcular el área del círculo.

Por tanto, quizá “en aquellos tiempos” como dicen los abuelos, se tomaban mejores decisiones, quizá, no existía hambre de poder, quizá, no existían compromisos, quizá, no existía cabildeo, quizá, eran mejores tiempos. A lo mejor esto significa que Guatemala necesita más que un buen orador, más que un buen casaquero, más que que un perspicaz, más que un letrado; necesita autoridades con principios, valores y voluntad de trabajar para construir un mejor país. En este contexto y para terminar Guatemala también necesita un pueblo que tome mejores decisiones ¿Cómo? Probablemente preguntará; leyendo más, no creer en todo lo que digan los intoxicadores sociales, minimizando la infoxicación y por supuesto sapiencia antes de actuar.