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Re-distribución y desigualdad.

Redacción
10 de febrero, 2015

En el debate sobre la desigualdad de ingresos se debe mantener presente que la economía es una ciencia, y que las leyes económicas no responden a las preferencias éticas o morales de un grupo, sino que obedecen a las leyes de la causalidad, causa y efecto.  Muchos argumentan que bajo un sistema capitalista la desigualdad de ingresos es muy grande y que el gobierno debe de intervenir y distribuir la riqueza de una manera más justa.  Superficialmente este argumento suena lógico y digno de ser implementado, sin embargo tiene una deficiencia importante que llevará a cualquier sociedad que lo implemente al fracaso, asume que la creación de riqueza (producción) y la distribución de riqueza son procesos independientes.  Se asume en el presente comentario que el objetivo de los promotores de una política de igualdad (“igualitarios”) es que los sectores más pobres de la sociedad sean, después de haber implementado su política, menos pobres.  No ‘menos pobres’ en términos relativos, comparado con los ricos, sino menos pobres en términos absolutos, por ejemplo si antes podían comprar 5 libras de pollo al mes ahora podrán comprar 6.  Es importante hacer esta aclaración, ya que existen algunos que solo buscan igualdad de todos los sectores, aunque todos sean más pobres.

Habiendo aclarado que los objetivos de los igualitarios son nobles y no maquiavélicos, lo que se debe analizar es si los pobres efectivamente serán menos pobres si el gobierno decide re-distribuir los ingresos de un país.  Y es aquí donde los igualitarios asumen que los procesos productivos seguirán sin cambio si el gobierno decide implementar una política de re-distribución.  Para implementar la política igualitaria el mecanismo que se recomienda es incrementar los impuestos y que el gobierno reparta el excedente a los sectores más pobres.  Inmediatamente podemos ver que se le está depositando una confianza tremenda al gobierno, ya que el gobierno solo podrá repartir lo que no se gaste en su funcionamiento, pero dejemos ese riesgo por un lado y asumamos que el gobierno actúa en una forma honesta y eficiente.  Asumamos que el gobierno decide imponer un impuesto a los altos ingresos de entre 50% – 70% (tasas defendidas por autor Thomas Piketty) para implementar la política de re-distribución.  Para los igualitarios el efecto de esta política es tan sencillo como identificar a todos los individuos y empresas que deberían pagar dicho impuesto, estimar los ingresos que el impuesto recaudará y evaluar la forma más eficiente de re-distribuir los ingresos.  ¿Lo ven?  Asumen que la producción seguirá existiendo, lo único que cambiará será la distribución.

Los igualitarios ignoran que en la economía no existen dos procesos independientes de producción y distribución, solo existe producción e intercambio.  Los únicos que obtienen ingresos en una economía de mercado son aquellos que han producido algo, incluyendo a los trabajadores, que han intercambiado sus servicios por un salario.  ¿Acaso alguien recibe un cheque mensual del gobierno diciendo que esa es nuestra cuota del mes por todo lo que produjo Guatemala?  Por supuesto que no, solo existe producción e intercambio, el proceso de distribución de riqueza ocurre indirectamente, y depende de los consumidores, son ellos lo que eligen, a través de sus decisiones de consumir o no consumir quienes serán los productores exitosos y quienes serán los productores que fracasan.  La historia nos demuestra que las preferencias de los consumidores cambian, lo cual hace que la actividad empresarial sea riesgosa.  Los dueños y gerentes de las empresas están constantemente analizando condiciones futuras y únicamente reemplazarán la maquinaria actual si es rentable hacerlo y únicamente ampliarán la producción si su visión del futuro es positiva.  ¿Positiva para quién?  Para ellos mismos y para su empresa, ese es su alcance, determinan si vale la pena invertir hoy para tal vez tener más mañana.

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Dichos dueños y gerentes incluirán el nuevo impuesto en sus cálculos y solo realizarán las actividades que sean rentables bajo las nuevas condiciones.  El análisis es matemático, si los impuestos suben, menos proyectos serán rentables, entre más suban los impuestos menos proyectos serán rentables.  Con impuestos de 50 – 70%, puede ser que no sea rentable inclusive reemplazar la maquinaria existente.  Lo cual llevaría a que las empresas poco a poco desgasten la vida útil de su maquinaria y cierren operaciones cuando su capital esté completamente agotado.  La creación de riqueza es precisamente eso, un proceso, y si los que hoy crean dicha riqueza no podrán disfrutar de sus frutos, no tienen ninguna razón para seguir creándola.  Las sociedades que implementen políticas igualitarias podrán lograr que todos sean más pobres y así reducir la desigualdad relativa, pero fracasarán si su objetivo es reducir la pobreza.

Re-distribución y desigualdad.

Redacción
10 de febrero, 2015

En el debate sobre la desigualdad de ingresos se debe mantener presente que la economía es una ciencia, y que las leyes económicas no responden a las preferencias éticas o morales de un grupo, sino que obedecen a las leyes de la causalidad, causa y efecto.  Muchos argumentan que bajo un sistema capitalista la desigualdad de ingresos es muy grande y que el gobierno debe de intervenir y distribuir la riqueza de una manera más justa.  Superficialmente este argumento suena lógico y digno de ser implementado, sin embargo tiene una deficiencia importante que llevará a cualquier sociedad que lo implemente al fracaso, asume que la creación de riqueza (producción) y la distribución de riqueza son procesos independientes.  Se asume en el presente comentario que el objetivo de los promotores de una política de igualdad (“igualitarios”) es que los sectores más pobres de la sociedad sean, después de haber implementado su política, menos pobres.  No ‘menos pobres’ en términos relativos, comparado con los ricos, sino menos pobres en términos absolutos, por ejemplo si antes podían comprar 5 libras de pollo al mes ahora podrán comprar 6.  Es importante hacer esta aclaración, ya que existen algunos que solo buscan igualdad de todos los sectores, aunque todos sean más pobres.

Habiendo aclarado que los objetivos de los igualitarios son nobles y no maquiavélicos, lo que se debe analizar es si los pobres efectivamente serán menos pobres si el gobierno decide re-distribuir los ingresos de un país.  Y es aquí donde los igualitarios asumen que los procesos productivos seguirán sin cambio si el gobierno decide implementar una política de re-distribución.  Para implementar la política igualitaria el mecanismo que se recomienda es incrementar los impuestos y que el gobierno reparta el excedente a los sectores más pobres.  Inmediatamente podemos ver que se le está depositando una confianza tremenda al gobierno, ya que el gobierno solo podrá repartir lo que no se gaste en su funcionamiento, pero dejemos ese riesgo por un lado y asumamos que el gobierno actúa en una forma honesta y eficiente.  Asumamos que el gobierno decide imponer un impuesto a los altos ingresos de entre 50% – 70% (tasas defendidas por autor Thomas Piketty) para implementar la política de re-distribución.  Para los igualitarios el efecto de esta política es tan sencillo como identificar a todos los individuos y empresas que deberían pagar dicho impuesto, estimar los ingresos que el impuesto recaudará y evaluar la forma más eficiente de re-distribuir los ingresos.  ¿Lo ven?  Asumen que la producción seguirá existiendo, lo único que cambiará será la distribución.

Los igualitarios ignoran que en la economía no existen dos procesos independientes de producción y distribución, solo existe producción e intercambio.  Los únicos que obtienen ingresos en una economía de mercado son aquellos que han producido algo, incluyendo a los trabajadores, que han intercambiado sus servicios por un salario.  ¿Acaso alguien recibe un cheque mensual del gobierno diciendo que esa es nuestra cuota del mes por todo lo que produjo Guatemala?  Por supuesto que no, solo existe producción e intercambio, el proceso de distribución de riqueza ocurre indirectamente, y depende de los consumidores, son ellos lo que eligen, a través de sus decisiones de consumir o no consumir quienes serán los productores exitosos y quienes serán los productores que fracasan.  La historia nos demuestra que las preferencias de los consumidores cambian, lo cual hace que la actividad empresarial sea riesgosa.  Los dueños y gerentes de las empresas están constantemente analizando condiciones futuras y únicamente reemplazarán la maquinaria actual si es rentable hacerlo y únicamente ampliarán la producción si su visión del futuro es positiva.  ¿Positiva para quién?  Para ellos mismos y para su empresa, ese es su alcance, determinan si vale la pena invertir hoy para tal vez tener más mañana.

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