Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

Todos somos egoístas

Redacción
12 de febrero, 2015

Por Gloria Álvarez

¡Cuídense Guatemaltecos¡ ¡Cuídense! del político que afirma “¿Yo? Yo no tengo intereses personales. Yo pongo a mi pueblo primero” ¡Cuídense! Porque a menos que sea un marciano, ese político le está mintiendo.

“Nos urge un político que no piense en sí mismo. Un hombre bueno. Que no tenga ningún interés propio. Un mandatario que su prioridad sea el bien del pueblo y solo el bien del pueblo”

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

He escuchado a todo tipo de personas en Iberoamérica pronunciarse desesperadas de esta manera: abuelitas, maestros, desempleados, empresarios, jóvenes que se auto proclaman revolucionarios, en las aldeas y en las ciudades. Esta frase tan trillada como falsa me produce lástima porque tal hombre nunca ha existido, no existe ni existirá. Y poner nuestras esperanzas en algo que no existe es completamente inútil. No nos lleva a ningún cambio. Solo contribuye a que sigamos perdiendo el tiempo mientras nuestros países latinoamericanos se quedan rezagados (Y Guatemala en la cola de éstos) a la par de un mundo donde África ya está dando ejemplos de progreso.

Hay una verdad con la cual el hombre debe hacer las paces tiene que aceptarla y dejar de combatirla inútilmente. Esa verdad es que: Todos somos egoístas. Todos y cada uno de los más de 7 mil millones de seres humanos, somos egoístas por naturaleza porque estamos diseñados desde que nacemos hasta que morimos para poder sobrevivir. Todas las formas de vida (reptiles, anfibios, mamíferos, aves) contamos con ese instinto de supervivencia arraigado en nuestro código genético.

La diferencia con nosotros es que nuestro egoísmo tiene que convivir con el de los demás porque hemos desarrollado una inter comunicación tan eficiente, como para lograr una vida en sociedad a través de la cual nos regimos por reglas: reglas matemáticas, reglas sociales, reglas económicas, culturales, artísticas, y científicas. Todas estas reglas producto de nuestro cerebro prestando atención a la realidad para comprenderla, con el objetivo de convivir pacíficamente como seres egoístas.

Somos los únicos seres capaces de transformar los recursos que siempre han existido en este planeta desde su formación hace 4.5mil millones de años, para formar otros nuevos recursos: productos, bienes y servicios que en conjunto intercambiamos. Esos intercambios son los que en la era moderna permiten que un ser humano que por sí mismo no comprende cómo funciona el internet pueda usarlo frecuentemente.

Sin embargo sigue habiendo personas que esperan por alguien que no tenga intereses propios.

A lo largo de la historia hemos tenido dificultad con aceptar esta realidad natural y muchos han fracaso intentando combatirla. Se ha convencido a millones diciendo que una sociedad 100% altruista es posible y “se puede hacer” oprimiendo la naturaleza egoísta que tenemos y así “sacrificarnos” por el bien del “colectivo”.

Todas las dictaduras y totalitarismos y populismos han diseñado sistemas políticos para oprimir esta naturaleza y por eso han fracasado, fracasan y fracasarán. Otros, maduramente han aceptado esta naturaleza y han diseñado sistemas políticos para que vivamos pacíficamente con ella. Por ejemplo: La República.

¿Qué ha sucedido cuando alguien ha emprendido este “modelo social” artificial y ajeno a nuestra naturaleza humana? Pues lo lógico y obvio: como el egoísmo es natural, no se puede suprimir, igual surge y por eso es que Stalin y sus amigos vivieron como reyes, Fidel y sus amigos viven como dioses, Mao y sus secuaces lo mismo, Kim Jon Il, Kim Jong Un y Kin Il Jong como faraones dinásticos, y ahora para los amigos del difunto Chávez y su reemplazo Maduro tenemos el término: Boliburgueses.

¿Y tiene algo de malo que seamos egoístas? No. Es solo una realidad. Una realidad que algunos aceptamos y que otros tratan de esconder bajo el disfraz de la falsa filantropía como la mayoría de nuestros políticos y votantes.

Ese egoísmo falto de inteligencia es el que los lleva pensar que su vida, su libertad y su derecho a tener propiedad privada está por encima de los derechos de todos los demás y por eso asesinan, roban, sobornan y engañan en las elecciones para ya en el poder poner empresas propias con dinero ajeno.

El egoísta inteligente en cambio, entiende que las otras personas también tienen derecho a sus tres derechos y en lugar de empeñarse en anular nuestra naturaleza buscan una ley donde como dijo Federico Bastiat:

“La ley no tiene por misión regir nuestras conciencias, nuestras ideas, nuestras voluntades, nuestra instrucción, nuestros sentimientos, nuestros intercambios, nuestros dones o nuestros placeres. Su misión consiste en impedir que en estas materias, los actos de unos atropellen los derechos de los otros.”

Todos somos egoístas

Redacción
12 de febrero, 2015

Por Gloria Álvarez

¡Cuídense Guatemaltecos¡ ¡Cuídense! del político que afirma “¿Yo? Yo no tengo intereses personales. Yo pongo a mi pueblo primero” ¡Cuídense! Porque a menos que sea un marciano, ese político le está mintiendo.

“Nos urge un político que no piense en sí mismo. Un hombre bueno. Que no tenga ningún interés propio. Un mandatario que su prioridad sea el bien del pueblo y solo el bien del pueblo”

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

He escuchado a todo tipo de personas en Iberoamérica pronunciarse desesperadas de esta manera: abuelitas, maestros, desempleados, empresarios, jóvenes que se auto proclaman revolucionarios, en las aldeas y en las ciudades. Esta frase tan trillada como falsa me produce lástima porque tal hombre nunca ha existido, no existe ni existirá. Y poner nuestras esperanzas en algo que no existe es completamente inútil. No nos lleva a ningún cambio. Solo contribuye a que sigamos perdiendo el tiempo mientras nuestros países latinoamericanos se quedan rezagados (Y Guatemala en la cola de éstos) a la par de un mundo donde África ya está dando ejemplos de progreso.

Hay una verdad con la cual el hombre debe hacer las paces tiene que aceptarla y dejar de combatirla inútilmente. Esa verdad es que: Todos somos egoístas. Todos y cada uno de los más de 7 mil millones de seres humanos, somos egoístas por naturaleza porque estamos diseñados desde que nacemos hasta que morimos para poder sobrevivir. Todas las formas de vida (reptiles, anfibios, mamíferos, aves) contamos con ese instinto de supervivencia arraigado en nuestro código genético.

La diferencia con nosotros es que nuestro egoísmo tiene que convivir con el de los demás porque hemos desarrollado una inter comunicación tan eficiente, como para lograr una vida en sociedad a través de la cual nos regimos por reglas: reglas matemáticas, reglas sociales, reglas económicas, culturales, artísticas, y científicas. Todas estas reglas producto de nuestro cerebro prestando atención a la realidad para comprenderla, con el objetivo de convivir pacíficamente como seres egoístas.

Somos los únicos seres capaces de transformar los recursos que siempre han existido en este planeta desde su formación hace 4.5mil millones de años, para formar otros nuevos recursos: productos, bienes y servicios que en conjunto intercambiamos. Esos intercambios son los que en la era moderna permiten que un ser humano que por sí mismo no comprende cómo funciona el internet pueda usarlo frecuentemente.

Sin embargo sigue habiendo personas que esperan por alguien que no tenga intereses propios.

A lo largo de la historia hemos tenido dificultad con aceptar esta realidad natural y muchos han fracaso intentando combatirla. Se ha convencido a millones diciendo que una sociedad 100% altruista es posible y “se puede hacer” oprimiendo la naturaleza egoísta que tenemos y así “sacrificarnos” por el bien del “colectivo”.

Todas las dictaduras y totalitarismos y populismos han diseñado sistemas políticos para oprimir esta naturaleza y por eso han fracasado, fracasan y fracasarán. Otros, maduramente han aceptado esta naturaleza y han diseñado sistemas políticos para que vivamos pacíficamente con ella. Por ejemplo: La República.

¿Qué ha sucedido cuando alguien ha emprendido este “modelo social” artificial y ajeno a nuestra naturaleza humana? Pues lo lógico y obvio: como el egoísmo es natural, no se puede suprimir, igual surge y por eso es que Stalin y sus amigos vivieron como reyes, Fidel y sus amigos viven como dioses, Mao y sus secuaces lo mismo, Kim Jon Il, Kim Jong Un y Kin Il Jong como faraones dinásticos, y ahora para los amigos del difunto Chávez y su reemplazo Maduro tenemos el término: Boliburgueses.

¿Y tiene algo de malo que seamos egoístas? No. Es solo una realidad. Una realidad que algunos aceptamos y que otros tratan de esconder bajo el disfraz de la falsa filantropía como la mayoría de nuestros políticos y votantes.

Ese egoísmo falto de inteligencia es el que los lleva pensar que su vida, su libertad y su derecho a tener propiedad privada está por encima de los derechos de todos los demás y por eso asesinan, roban, sobornan y engañan en las elecciones para ya en el poder poner empresas propias con dinero ajeno.

El egoísta inteligente en cambio, entiende que las otras personas también tienen derecho a sus tres derechos y en lugar de empeñarse en anular nuestra naturaleza buscan una ley donde como dijo Federico Bastiat:

“La ley no tiene por misión regir nuestras conciencias, nuestras ideas, nuestras voluntades, nuestra instrucción, nuestros sentimientos, nuestros intercambios, nuestros dones o nuestros placeres. Su misión consiste en impedir que en estas materias, los actos de unos atropellen los derechos de los otros.”