Política
Política
Empresa
Empresa
Investigación y Análisis
Investigación y Análisis
Internacional
Internacional
Opinión
Opinión
Inmobiliaria
Inmobiliaria
Agenda Empresarial
Agenda Empresarial

De todos los dias

Redacción
15 de febrero, 2015

 (de mis recuerdos de otras épocas)
Por: Beatriz Illescas Putzeys


“BIENAVENTURADOS LOS MISERICORDIOSOS
PORQUE ELLOS ALCANZARÁN MISERICORIDA”

Entro al consulado algo tarde. Regresamos del consulado móvil en una ciudad de Carolina del Norte a eso de la una de la mañana -el aeropuerto de Atlanta estaba cerrado por una tormenta-. Encuentro que mi computadora, que tiene todo lo que necesito para poder empezar a trabajar no enciende, llamo a Hugo, él, que sabe de “compus”, no sabe qué tiene ésta en particular, pero no hay tiempo, hay que atender a la gente, hay que cuadrar lo del móvil, ya penaré por arreglarla en su momento; afuera en el lobby tenemos como 90 personas! Gil está solo en ventanilla cobrando, Elizabeth “capturando” y los demás en sus quehaceres diarios. Entra Merari y me dice, “afuera hay un señor que me gustaría que le hablara, ya no hay mucho que hacer pero si Ud. quiere verlo….”
Seguro! Respondo, pásemelo!
Entra Don Giovanny, pequeñito y flaquito y me dice mientras me extiende unos papeles arrugados: “Pues mire seño, a ver cómo me puede ayudar, qué le parece que me voy para Guatemala, vengo por mi pasaporte…. Ya tenía mi boleto y en el aeropuerto me entero que necesito un pasaporte para encaramarme al avión. Así que aquí estoy, cree Ud. que me sale rápido que solo tengo para el hotel de hoy? “- Giovanni viene de Kentucky. Le cuento que los pasaportes que se pidan hoy de emergencia vienen mañana o el miércoles pero que vamos a ver qué hacemos. Me cuenta, “Fíjese que ahora tengo que comprar mi boleto otra vez”. – “Como así?!,” le pregunto. “Pues si,” me dice, “el otro lo compré en una tiendita allá en Kentucky y ya no se sirve.” “No, no, no, no, no Don Giovanni, si sirve, sólo tiene que pagar una multa y cambiar la fecha”. “Ah no, a mi me dijeron que no servía y lo rompí… y es que sabe qué seño, yo me quiero ir ya! Me diagnosticaron cáncer en el hígado y hay que ser realista seño! Yo me voy a morir, pero me voy a ir a morir a mi tierra y tengo que irme ya, solo necesito para el hotel de un día”.
Hoy no hay tiempo de esperar la preciosa ayuda de Guate. Salgo a hablar con nuestra gente, funcionarios y paisanos, me gusta involucrarlos y enseñarles que es cierto lo de, “hoy por ti, mañana por mi”. Saludo a todos y les presento a Don Giovanny y le dejo allí… Él solito les cuenta su historia y todos responden; unos dan un dólar, otros cinco, entre todos reunimos suficiente, cancelamos el pedido del pasaporte, le damos su documento de viaje y todo él brilla de la felicidad. Nada de lo que esperaba está sucediendo como lo había imaginado. <Le juntamos 180 dólares, va! Ya tiene para el hotel, la comida, y para su boleto vía Miami.!!!> Albita me dice: “voy arriba a pedirles a los de la Asociación Latinoamericana a ver si nos consiguen el boleto con Delta.”
Entro de regreso a la oficina y el corazón se me vuelve a contraer una vez más con una extraña mezcla de alivio y dolor y sin poder contenerme me suelto a llorar. Lloro por aquel guatemalteco al que le es más fácil decir “Guatemala es una desgracia!” Lloro por el que no ha querido aprender lo que otros viven tan lejos de su tierra; lloro por los mismos hispanos que aquí, no se tocan el corazón para ayudar a un necesitado y también por aquellos que aprovechan espacios utilizando la inocencia o ignorancia de gentes más sencillas para hacer más y más y más negocios, lloro por la generosidad de tantos que están con sus propios problemas pero dan y creen, lloro por la franqueza y tranquilidad de Don Giovanny. Y aunque trato de disimularlo, él me mira e intentando consolarme me dice: “No seño, no se aflija… si uno aquí tiene un tiempo, yo estoy bien, quiero regresar y ver a mi esposa, quiero ver a mi hijo y hacer la lucha, quien quita!!!! Por allá dice mi hermano que hay un hospital donde me pueden curar”. Le digo: “A lo mejor le conseguimos su pasaje”. Y abre los ojos y me regala una sonrisota de inocencia y gratitud que valen mil horas de preocupaciones.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Merari entra y lo invita a almorzar, no ha comido en dos días “porque el dolor es grande”. Me deja “encargada” su bolsa de papel kraft con sus 180 dólares. Y se va feliz y agradecido a ver a donde lo lleva este funcionario que día a día cuenta sus gastos porque tiene 4 niñas a quienes mantener…..Regresa y calladito allí sentado espera con paciencia a ver si sale lo del boleto. Mientras esperamos si sale, Albita atiende registro y espulga el código civil buscando algún artículo que ampare a la señora aquella que no pudo tramitar el pasaporte de su hijo menor porque el padre no volvió a aparecerse, Liz y Gil continúan capturando, sacando el día de pasaportes y tarjetas; Merari entrevista deportados, Hugo se dedica con premura y detalle a sacar la caja fiscal que debe irse HOY, yo, trabajo en mis casos de protección mientras que con el celular hablo con uno de los hospitales sobre un enfermo que quieren “dar de alta” por que no es americano y la cuenta es exorbitante..” pero a donde por el amor de Dios si está moribundo!?”, llamo en el teléfono a la funeraria que se llevó sin autorización de la familia a un fallecido, recibo a un reportero para el Discovery Channel para un documental sobre la Inmigración y los problemas sociales que ha originado, y de reojo veo mi compu y rezo por otro milagrito por favor… Así transcurren los minutos que rápido se convierten en horas, me escapo unos segundos para oír por teléfono a mi Isabelita que está allá en Guate de vacaciones, reviso mi correo en una laptop que no sé como aún funciona, firmo papeles, trato de resolver, de acompañar, de merecer, de aprender a ser más humana y sobre todo doy gracias a Dios por mi trabajo maravilloso que me da tanto, por los milagros que nos permite presenciar y porque con ellos nos enseña a todos los que trabajamos en este lugarcito, que el mundo, con todo y todo, es bueno.
Giovanni, tranquilo y en paz espera lo que haya de venir. Así con esa sencillez tan natural de nuestra gente, con el color de su piel ya amarillenta, doblado un poco por el dolor que siente, soñando con el encuentro mientras que sus ojos vivaces y llenos de chispitas me muestran que en este pedacito de extraterritorialidad que se llama “el consulado” sintió el calor de su tierra que lo esperará siempre con los brazos abiertos simplemente por que es su tierra.

De todos los dias

Redacción
15 de febrero, 2015

 (de mis recuerdos de otras épocas)
Por: Beatriz Illescas Putzeys


“BIENAVENTURADOS LOS MISERICORDIOSOS
PORQUE ELLOS ALCANZARÁN MISERICORIDA”

Entro al consulado algo tarde. Regresamos del consulado móvil en una ciudad de Carolina del Norte a eso de la una de la mañana -el aeropuerto de Atlanta estaba cerrado por una tormenta-. Encuentro que mi computadora, que tiene todo lo que necesito para poder empezar a trabajar no enciende, llamo a Hugo, él, que sabe de “compus”, no sabe qué tiene ésta en particular, pero no hay tiempo, hay que atender a la gente, hay que cuadrar lo del móvil, ya penaré por arreglarla en su momento; afuera en el lobby tenemos como 90 personas! Gil está solo en ventanilla cobrando, Elizabeth “capturando” y los demás en sus quehaceres diarios. Entra Merari y me dice, “afuera hay un señor que me gustaría que le hablara, ya no hay mucho que hacer pero si Ud. quiere verlo….”
Seguro! Respondo, pásemelo!
Entra Don Giovanny, pequeñito y flaquito y me dice mientras me extiende unos papeles arrugados: “Pues mire seño, a ver cómo me puede ayudar, qué le parece que me voy para Guatemala, vengo por mi pasaporte…. Ya tenía mi boleto y en el aeropuerto me entero que necesito un pasaporte para encaramarme al avión. Así que aquí estoy, cree Ud. que me sale rápido que solo tengo para el hotel de hoy? “- Giovanni viene de Kentucky. Le cuento que los pasaportes que se pidan hoy de emergencia vienen mañana o el miércoles pero que vamos a ver qué hacemos. Me cuenta, “Fíjese que ahora tengo que comprar mi boleto otra vez”. – “Como así?!,” le pregunto. “Pues si,” me dice, “el otro lo compré en una tiendita allá en Kentucky y ya no se sirve.” “No, no, no, no, no Don Giovanni, si sirve, sólo tiene que pagar una multa y cambiar la fecha”. “Ah no, a mi me dijeron que no servía y lo rompí… y es que sabe qué seño, yo me quiero ir ya! Me diagnosticaron cáncer en el hígado y hay que ser realista seño! Yo me voy a morir, pero me voy a ir a morir a mi tierra y tengo que irme ya, solo necesito para el hotel de un día”.
Hoy no hay tiempo de esperar la preciosa ayuda de Guate. Salgo a hablar con nuestra gente, funcionarios y paisanos, me gusta involucrarlos y enseñarles que es cierto lo de, “hoy por ti, mañana por mi”. Saludo a todos y les presento a Don Giovanny y le dejo allí… Él solito les cuenta su historia y todos responden; unos dan un dólar, otros cinco, entre todos reunimos suficiente, cancelamos el pedido del pasaporte, le damos su documento de viaje y todo él brilla de la felicidad. Nada de lo que esperaba está sucediendo como lo había imaginado. <Le juntamos 180 dólares, va! Ya tiene para el hotel, la comida, y para su boleto vía Miami.!!!> Albita me dice: “voy arriba a pedirles a los de la Asociación Latinoamericana a ver si nos consiguen el boleto con Delta.”
Entro de regreso a la oficina y el corazón se me vuelve a contraer una vez más con una extraña mezcla de alivio y dolor y sin poder contenerme me suelto a llorar. Lloro por aquel guatemalteco al que le es más fácil decir “Guatemala es una desgracia!” Lloro por el que no ha querido aprender lo que otros viven tan lejos de su tierra; lloro por los mismos hispanos que aquí, no se tocan el corazón para ayudar a un necesitado y también por aquellos que aprovechan espacios utilizando la inocencia o ignorancia de gentes más sencillas para hacer más y más y más negocios, lloro por la generosidad de tantos que están con sus propios problemas pero dan y creen, lloro por la franqueza y tranquilidad de Don Giovanny. Y aunque trato de disimularlo, él me mira e intentando consolarme me dice: “No seño, no se aflija… si uno aquí tiene un tiempo, yo estoy bien, quiero regresar y ver a mi esposa, quiero ver a mi hijo y hacer la lucha, quien quita!!!! Por allá dice mi hermano que hay un hospital donde me pueden curar”. Le digo: “A lo mejor le conseguimos su pasaje”. Y abre los ojos y me regala una sonrisota de inocencia y gratitud que valen mil horas de preocupaciones.

SUSCRIBITE A NUESTRO NEWSLETTER

Merari entra y lo invita a almorzar, no ha comido en dos días “porque el dolor es grande”. Me deja “encargada” su bolsa de papel kraft con sus 180 dólares. Y se va feliz y agradecido a ver a donde lo lleva este funcionario que día a día cuenta sus gastos porque tiene 4 niñas a quienes mantener…..Regresa y calladito allí sentado espera con paciencia a ver si sale lo del boleto. Mientras esperamos si sale, Albita atiende registro y espulga el código civil buscando algún artículo que ampare a la señora aquella que no pudo tramitar el pasaporte de su hijo menor porque el padre no volvió a aparecerse, Liz y Gil continúan capturando, sacando el día de pasaportes y tarjetas; Merari entrevista deportados, Hugo se dedica con premura y detalle a sacar la caja fiscal que debe irse HOY, yo, trabajo en mis casos de protección mientras que con el celular hablo con uno de los hospitales sobre un enfermo que quieren “dar de alta” por que no es americano y la cuenta es exorbitante..” pero a donde por el amor de Dios si está moribundo!?”, llamo en el teléfono a la funeraria que se llevó sin autorización de la familia a un fallecido, recibo a un reportero para el Discovery Channel para un documental sobre la Inmigración y los problemas sociales que ha originado, y de reojo veo mi compu y rezo por otro milagrito por favor… Así transcurren los minutos que rápido se convierten en horas, me escapo unos segundos para oír por teléfono a mi Isabelita que está allá en Guate de vacaciones, reviso mi correo en una laptop que no sé como aún funciona, firmo papeles, trato de resolver, de acompañar, de merecer, de aprender a ser más humana y sobre todo doy gracias a Dios por mi trabajo maravilloso que me da tanto, por los milagros que nos permite presenciar y porque con ellos nos enseña a todos los que trabajamos en este lugarcito, que el mundo, con todo y todo, es bueno.
Giovanni, tranquilo y en paz espera lo que haya de venir. Así con esa sencillez tan natural de nuestra gente, con el color de su piel ya amarillenta, doblado un poco por el dolor que siente, soñando con el encuentro mientras que sus ojos vivaces y llenos de chispitas me muestran que en este pedacito de extraterritorialidad que se llama “el consulado” sintió el calor de su tierra que lo esperará siempre con los brazos abiertos simplemente por que es su tierra.