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Radiografía del hombre del siglo XXI

Redacción
20 de febrero, 2015

No cabe duda que vivimos en una época realmente increíble, que no tiene parecido en la historia. Gracias a la ciencia y la tecnología, ahora nada pasa desapercibido. El conocimiento  y la información se han democratizado a tal nivel que el mundito entero es el escenario de un gran espectáculo para todos nosotros. Ya no podemos alegar ignorancia, ni siquiera preguntar a otro cuál es el significado de una palabra: hacerlo muestra pereza porque si no sabemos algo, ahí está nuestro Smartphone y Google, ahí está Wikipedia y Youtube para ponernos al día.

La velocidad de las comunicaciones y el fácil acceso del ciudadano común a las noticias, tanto para conocerlas como para crearlas, han hecho cosas increíbles.  En unas partes del mundo derrocó a dictadores, en otras ha orquestado protestas masivas que inclinan la balanza a favor de ciertos grupos de poder.  La música, el cine, millones de libros están al alcance de cualquier persona con un celular. ¿Aún cree que vive en tiempos aburridos?

Sin embargo, toda creación humana, por buena que sea, siempre trae como corolario efectos negativos.  La masificación de las comunicaciones ha creado a un hombre por demás extraño, aquél que se enamora de los hechos más intrascendentes  pero que poco le preocupa aquello que le debería horrorizar como seres civilizados que creen ser.

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Lea las noticias todos los días por una semana. En estos meses se enterará de hechos extraordinarios como el regreso de Portillo, un ¡expresidente! condenado en juicio y sentenciado a guardar prisión en EE.UU. pero que será un activo político valiosísimo en estas elecciones (así de podridos estamos).  En asuntos más cotidianos están las decenas de muertes diarias a causa de  violencia, la enorme corruptela que se trae el gobierno de turno, el crecimiento del narco y la inoperatividad de nuestras instituciones públicas.

Si vamos más lejos, al acontecer internacional,  resulta que el Estado Islámico continua con las decapitaciones, en estos últimos días fue el turno de 21 cristianos egipcios secuestrados en Libia (hasta el barbarismo se globaliza en nuestros días).

Ahora bien, ¿estas cosas le horrorizan? ¿No? ¿Siquiera le impactan?  Estoy seguro que la respuesta es negativa porque la consecuencia de la masificación de la información es la enorme apatía que envenena el corazón y la moral. Por el contrario causa polémica entre la juventud,  entre los hombres y mujeres que pronto heredarán el mando del mundo, cosas triviales como que la socialité Kim Kardashian, que es famosa por ser famosa (así de tautológico), desnude su enorme trasero para una revista, cosa que es difícil de entender dado que ella salió del anonimato por un video porno casero que se hizo público.

¿Qué consecuencias tendrá para la historia este reacomodo de la moral del hombre del siglo XXI? Difícil predecir, pero es un hecho que esa flexibilidad entre los límites del bien y el mal muchas veces permite que en las sociedades se cuelen ideas muy peligrosas. En fin, esta insensibilidad probablemente es una manifestación de lo loco que estamos o, por el contrario, es el único remedio del que podemos echar mano para llevar una vida tranquila en medio de un mundo tan disparatado.

Radiografía del hombre del siglo XXI

Redacción
20 de febrero, 2015

No cabe duda que vivimos en una época realmente increíble, que no tiene parecido en la historia. Gracias a la ciencia y la tecnología, ahora nada pasa desapercibido. El conocimiento  y la información se han democratizado a tal nivel que el mundito entero es el escenario de un gran espectáculo para todos nosotros. Ya no podemos alegar ignorancia, ni siquiera preguntar a otro cuál es el significado de una palabra: hacerlo muestra pereza porque si no sabemos algo, ahí está nuestro Smartphone y Google, ahí está Wikipedia y Youtube para ponernos al día.

La velocidad de las comunicaciones y el fácil acceso del ciudadano común a las noticias, tanto para conocerlas como para crearlas, han hecho cosas increíbles.  En unas partes del mundo derrocó a dictadores, en otras ha orquestado protestas masivas que inclinan la balanza a favor de ciertos grupos de poder.  La música, el cine, millones de libros están al alcance de cualquier persona con un celular. ¿Aún cree que vive en tiempos aburridos?

Sin embargo, toda creación humana, por buena que sea, siempre trae como corolario efectos negativos.  La masificación de las comunicaciones ha creado a un hombre por demás extraño, aquél que se enamora de los hechos más intrascendentes  pero que poco le preocupa aquello que le debería horrorizar como seres civilizados que creen ser.

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Lea las noticias todos los días por una semana. En estos meses se enterará de hechos extraordinarios como el regreso de Portillo, un ¡expresidente! condenado en juicio y sentenciado a guardar prisión en EE.UU. pero que será un activo político valiosísimo en estas elecciones (así de podridos estamos).  En asuntos más cotidianos están las decenas de muertes diarias a causa de  violencia, la enorme corruptela que se trae el gobierno de turno, el crecimiento del narco y la inoperatividad de nuestras instituciones públicas.

Si vamos más lejos, al acontecer internacional,  resulta que el Estado Islámico continua con las decapitaciones, en estos últimos días fue el turno de 21 cristianos egipcios secuestrados en Libia (hasta el barbarismo se globaliza en nuestros días).

Ahora bien, ¿estas cosas le horrorizan? ¿No? ¿Siquiera le impactan?  Estoy seguro que la respuesta es negativa porque la consecuencia de la masificación de la información es la enorme apatía que envenena el corazón y la moral. Por el contrario causa polémica entre la juventud,  entre los hombres y mujeres que pronto heredarán el mando del mundo, cosas triviales como que la socialité Kim Kardashian, que es famosa por ser famosa (así de tautológico), desnude su enorme trasero para una revista, cosa que es difícil de entender dado que ella salió del anonimato por un video porno casero que se hizo público.

¿Qué consecuencias tendrá para la historia este reacomodo de la moral del hombre del siglo XXI? Difícil predecir, pero es un hecho que esa flexibilidad entre los límites del bien y el mal muchas veces permite que en las sociedades se cuelen ideas muy peligrosas. En fin, esta insensibilidad probablemente es una manifestación de lo loco que estamos o, por el contrario, es el único remedio del que podemos echar mano para llevar una vida tranquila en medio de un mundo tan disparatado.