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Vivir de la pobreza

María Dolores Arias
24 de febrero, 2015

A inicios de esta semana varias bandas de delincuentes, disfrazados de asociaciones campesinas, reclutaron y movilizaron a personas para paralizar –nuevamente- el país. Los dirigentes de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas –CNOC- y el Comité de Desarrollo Campesino –Codeca- unieron “esfuerzos” para bloquear las principales carreteras de Guatemala.

Las “razones” de tales medidas de hecho eran: exigir la nacionalización de la energía eléctrica, eliminar el salario diferenciado entre otras cosas.  Estos “bochincheros antisociales” se unen para enfrentar a un “enemigo común”: la creación de riqueza.

Aseguran que su misión es impulsar, precisamente lo que atacan, el desarrollo rural.  Juran y perjuran que solo buscan el bienestar de los campesinos indígenas. Les hacen creer que atacando a quienes invierten solucionarán los males que les aquejan.

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Estos pseudolíderes campesinos se han acostumbrado a cometer cualquier cantidad de delitos para lograr sus propósitos. No tienen ningún reparo en obstaculizar las vías de comunicación e impedir que los demás puedan movilizarse. No les importan las pérdidas materiales y en vidas humanas que puedan ocasionar con sus bloqueos.  No les causa ningún problema golpear a quienes se atrevan a cuestionar las medidas de hecho y les soliciten abrir el paso.

Solo como ejemplo, es importante recordar que miembros de la Codeca han sido denunciados ante el Ministerio Público por el robo de energía eléctrica.  Energía que por cierto están pidiendo sea nacionalizada con el pretexto de los altos precios.  Este punto en particular tiene varios aspectos a analizar.

Uno de ellos es la denuncia por robo,  ya que al parecer estos  dirigentes llegan a las comunidades y les dicen que ellos les conectan la luz a su casa y deberán pagarles una cuota mensual fija. Conexión y cobro a todas “luces” ilegal. ¿Será que al nacionalizar la empresa, ya no tendrán problemas de seguir haciendo de las suyas? ¿Ni quien los denuncie? Al cabo, lo que es de todos es de nadie y los incentivos para cuidar los recursos nacionalizados serán casi nulos.

La exigencia de nacionalizar la energía eléctrica bajo la excusa de que es muy cara, se viene abajo con el anuncio –de la semana pasada- de la disminución de los precios que hicieron autoridades del sector.  En esta noticia informaron que la rebaja es debido a diferentes factores; entre ellos destaca la diversificación de fuentes de generación de la misma. Y es precisamente la energía hidroeléctrica, una de las fuentes que más contribuye a esta reducción.  Paradójicamente una de las fuentes más atacadas y rechazada por parte de estos grupos que dicen defender a los más pobres.

También estos grupos “opresores” de los campesinos, han eludido hábilmente explicarles cómo se va a mejorar el servicio y precios al nacionalizar la industria de la energía  eléctrica.  Evitan hacer comparaciones de cómo era el servicio de telefonía en manos del gobierno con el que ahora reciben.

No hablan de cómo ahora en manos privadas, la mayoría puede acceder a tener por lo menos un “frijolito”, de cómo los precios han bajado y mucho menos hablan de la cobertura. Mientras que cuando estaba nacionalizado había que caminar horas para llegar a una caseta de teléfono y con suerte poder hacer una llamada carísima no sólo en dinero sino también en tiempo.

Estos grupos de pseudo defensores de los campesinos, se han empeñado en mantener en la pobreza a quienes dicen defender, pareciera que la riqueza de estos últimos los dejaría sin “trabajo” y sin financiamiento nacional e internacional. Se afanan por obstaculizar la inversión que daría oportunidades de trabajo a muchas personas. Pareciera que su éxito consiste en condenar a una vida de miseria permanente y sin esperanza de mejorar, a quienes viven en el campo.

Estos grupos viven de la pobreza, no sólo económica sino mental de quienes pueden y no se atreven a cuestionar. De quienes pueden y les da pereza desenmascararlos.  Estos grupos seguirán viviendo de la pobreza de nuestras autoridades en el cumplimiento de la ley y en la persecución de los delincuentes como ellos. Irónicamente la pobreza de los más pobres les permite vivir como aquellos a quienes dicen detestar pero que en el fondo envidian porque no saben cómo ganarse honradamente lo que hoy poseen.

@Md30

Facebook.com/mda30

Vivir de la pobreza

María Dolores Arias
24 de febrero, 2015

A inicios de esta semana varias bandas de delincuentes, disfrazados de asociaciones campesinas, reclutaron y movilizaron a personas para paralizar –nuevamente- el país. Los dirigentes de la Coordinadora Nacional de Organizaciones Campesinas –CNOC- y el Comité de Desarrollo Campesino –Codeca- unieron “esfuerzos” para bloquear las principales carreteras de Guatemala.

Las “razones” de tales medidas de hecho eran: exigir la nacionalización de la energía eléctrica, eliminar el salario diferenciado entre otras cosas.  Estos “bochincheros antisociales” se unen para enfrentar a un “enemigo común”: la creación de riqueza.

Aseguran que su misión es impulsar, precisamente lo que atacan, el desarrollo rural.  Juran y perjuran que solo buscan el bienestar de los campesinos indígenas. Les hacen creer que atacando a quienes invierten solucionarán los males que les aquejan.

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Estos pseudolíderes campesinos se han acostumbrado a cometer cualquier cantidad de delitos para lograr sus propósitos. No tienen ningún reparo en obstaculizar las vías de comunicación e impedir que los demás puedan movilizarse. No les importan las pérdidas materiales y en vidas humanas que puedan ocasionar con sus bloqueos.  No les causa ningún problema golpear a quienes se atrevan a cuestionar las medidas de hecho y les soliciten abrir el paso.

Solo como ejemplo, es importante recordar que miembros de la Codeca han sido denunciados ante el Ministerio Público por el robo de energía eléctrica.  Energía que por cierto están pidiendo sea nacionalizada con el pretexto de los altos precios.  Este punto en particular tiene varios aspectos a analizar.

Uno de ellos es la denuncia por robo,  ya que al parecer estos  dirigentes llegan a las comunidades y les dicen que ellos les conectan la luz a su casa y deberán pagarles una cuota mensual fija. Conexión y cobro a todas “luces” ilegal. ¿Será que al nacionalizar la empresa, ya no tendrán problemas de seguir haciendo de las suyas? ¿Ni quien los denuncie? Al cabo, lo que es de todos es de nadie y los incentivos para cuidar los recursos nacionalizados serán casi nulos.

La exigencia de nacionalizar la energía eléctrica bajo la excusa de que es muy cara, se viene abajo con el anuncio –de la semana pasada- de la disminución de los precios que hicieron autoridades del sector.  En esta noticia informaron que la rebaja es debido a diferentes factores; entre ellos destaca la diversificación de fuentes de generación de la misma. Y es precisamente la energía hidroeléctrica, una de las fuentes que más contribuye a esta reducción.  Paradójicamente una de las fuentes más atacadas y rechazada por parte de estos grupos que dicen defender a los más pobres.

También estos grupos “opresores” de los campesinos, han eludido hábilmente explicarles cómo se va a mejorar el servicio y precios al nacionalizar la industria de la energía  eléctrica.  Evitan hacer comparaciones de cómo era el servicio de telefonía en manos del gobierno con el que ahora reciben.

No hablan de cómo ahora en manos privadas, la mayoría puede acceder a tener por lo menos un “frijolito”, de cómo los precios han bajado y mucho menos hablan de la cobertura. Mientras que cuando estaba nacionalizado había que caminar horas para llegar a una caseta de teléfono y con suerte poder hacer una llamada carísima no sólo en dinero sino también en tiempo.

Estos grupos de pseudo defensores de los campesinos, se han empeñado en mantener en la pobreza a quienes dicen defender, pareciera que la riqueza de estos últimos los dejaría sin “trabajo” y sin financiamiento nacional e internacional. Se afanan por obstaculizar la inversión que daría oportunidades de trabajo a muchas personas. Pareciera que su éxito consiste en condenar a una vida de miseria permanente y sin esperanza de mejorar, a quienes viven en el campo.

Estos grupos viven de la pobreza, no sólo económica sino mental de quienes pueden y no se atreven a cuestionar. De quienes pueden y les da pereza desenmascararlos.  Estos grupos seguirán viviendo de la pobreza de nuestras autoridades en el cumplimiento de la ley y en la persecución de los delincuentes como ellos. Irónicamente la pobreza de los más pobres les permite vivir como aquellos a quienes dicen detestar pero que en el fondo envidian porque no saben cómo ganarse honradamente lo que hoy poseen.

@Md30

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