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Programas sociales y las campañas políticas

Redacción
26 de febrero, 2015

Por Manal Massis

Guatemala tiene los índices más altos de desnutrición crónica en América Latina, el 48% de la población vive en condiciones de pobreza y el 25% en condiciones de extrema pobreza, ante este escenario no podemos negar que los programas sociales son necesarios. El problema es que estos programas en Guatemala se han venido politizando en los últimos años; han pasado de ser sociales a ser programas partidistas y electorales. Estos programas se han convertido en la principal estrategia de campaña de la mayoría de partidos políticos. La pregunta es: ¿son estos programas parte de una política integral para la inclusión social de los guatemaltecos más empobrecidos? o ¿se ha convertido en una práctica común y permanente del gobierno de turno haciendo de los beneficiarios un clientelismo político?

Hace unos días tuve la oportunidad de visitar algunos municipios en el occidente del país y es fácil darse cuenta de la ausencia del estado en el interior de la república, comenzando por las precarias condiciones de acceso y la falta cobertura de los servicios básicos. Ante estas condiciones no existen incentivos para atraer inversión a muchos rincones del país, por lo que los problemas de pobreza, desnutrición crónica y desempleo son cada vez más alarmantes.

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Estas comunidades que por años han sido abandonadas por el estado, comenzaron a ser atendidas por los programas sociales, que más temprano que tarde se han desvirtuado. Como ya he mencionado, los programas sociales son necesarios y se debe generar políticas integrales de desarrollo e inclusión social, sin embargo creo que estos programas no deben ser subsidiados y mucho menos politizados.

Hoy se gastan más de 1,500 millones de quetzales en los programas sociales usados como propaganda tanto del partido oficial como de algunos partidos políticos, eligiendo a sus beneficiarios a discreción y conveniencia de sus intereses electorales. Sin embargo es un poco iluso creer que repartiendo una bolsa de comida de manera irregular vamos a reducir la desnutrición crónica, o que con un saco de fertilizante a destiempo vamos a mejorar la productividad de los pequeños productores o que a través de un bono vamos a erradicar la pobreza.

Los programas sociales deben ser enfocados a las áreas más empobrecidas que el mercado es incapaz de atender, estos deben constituir una asistencia temporal y condicionada como una plataforma que rescate a las personas que están en la zona de alto riesgo para llevarlos a realizar actividades productivas. Con esto quiero hacer un llamado a nuestros actuales y futuros gobernantes, el país necesita de políticas públicas integrales y de largo plazo para erradicar los problemas sociales y sus causas, no de programas clientelares al servicio de los partidos políticos de turno.

Programas sociales y las campañas políticas

Redacción
26 de febrero, 2015

Por Manal Massis

Guatemala tiene los índices más altos de desnutrición crónica en América Latina, el 48% de la población vive en condiciones de pobreza y el 25% en condiciones de extrema pobreza, ante este escenario no podemos negar que los programas sociales son necesarios. El problema es que estos programas en Guatemala se han venido politizando en los últimos años; han pasado de ser sociales a ser programas partidistas y electorales. Estos programas se han convertido en la principal estrategia de campaña de la mayoría de partidos políticos. La pregunta es: ¿son estos programas parte de una política integral para la inclusión social de los guatemaltecos más empobrecidos? o ¿se ha convertido en una práctica común y permanente del gobierno de turno haciendo de los beneficiarios un clientelismo político?

Hace unos días tuve la oportunidad de visitar algunos municipios en el occidente del país y es fácil darse cuenta de la ausencia del estado en el interior de la república, comenzando por las precarias condiciones de acceso y la falta cobertura de los servicios básicos. Ante estas condiciones no existen incentivos para atraer inversión a muchos rincones del país, por lo que los problemas de pobreza, desnutrición crónica y desempleo son cada vez más alarmantes.

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Estas comunidades que por años han sido abandonadas por el estado, comenzaron a ser atendidas por los programas sociales, que más temprano que tarde se han desvirtuado. Como ya he mencionado, los programas sociales son necesarios y se debe generar políticas integrales de desarrollo e inclusión social, sin embargo creo que estos programas no deben ser subsidiados y mucho menos politizados.

Hoy se gastan más de 1,500 millones de quetzales en los programas sociales usados como propaganda tanto del partido oficial como de algunos partidos políticos, eligiendo a sus beneficiarios a discreción y conveniencia de sus intereses electorales. Sin embargo es un poco iluso creer que repartiendo una bolsa de comida de manera irregular vamos a reducir la desnutrición crónica, o que con un saco de fertilizante a destiempo vamos a mejorar la productividad de los pequeños productores o que a través de un bono vamos a erradicar la pobreza.

Los programas sociales deben ser enfocados a las áreas más empobrecidas que el mercado es incapaz de atender, estos deben constituir una asistencia temporal y condicionada como una plataforma que rescate a las personas que están en la zona de alto riesgo para llevarlos a realizar actividades productivas. Con esto quiero hacer un llamado a nuestros actuales y futuros gobernantes, el país necesita de políticas públicas integrales y de largo plazo para erradicar los problemas sociales y sus causas, no de programas clientelares al servicio de los partidos políticos de turno.