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Bolsa segura-mente corrupta

María Dolores Arias
24 de marzo, 2015

La semana pasada el presidente Otto Pérez Molina y la vicepresidente Roxana Baldetti hicieron una gira por el país para revisar el cumplimiento de los programas sociales en varios departamentos de Guatemala. Esta gira pudo ser una más de las muchas que hacen para mejorar su imagen y aparentar que trabajan en defensa de los más pobres.

Sólo hubiera sido una nota más dentro de las noticias de la semana, incluyendo el toque pintoresco de los personajes en cuestión, junto con la diputada Emilennee Mazariegos, “disfrazados” de indígenas en la entrega de bolsas seguras en el departamento de Huehuetenango.

La noticia dio un giro cuando circularon fotografías de las bolsas seguras en cuestión, ya que además de alimentos incluían calendarios y postales con las imágenes del precandidato presidencial del partido oficial, Alejandro Sinibaldi y de la diputada Mazariegos, quien busca la reelección. Estas imágenes generaron indignación en las redes sociales y fueron titulares en varios medios.

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Varias cosas se deben considerar en esta situación. Una de ellas es la evidencia clara y contundente de los propósitos ocultos de estos “programas sociales”. Dichos programas sirven para mejorar la imagen de los políticos de turno, para buscar asegurarse el apoyo y voto en las siguientes elecciones, para reforzar los cacicazgos locales y fortalecer las “bases partidarias”.

Si no fuera así, entonces ¿por qué incluir en la bolsa de alimentos propaganda partidista? ¿Acaso es para alimentarles el espíritu con las imágenes de los “amados líderes” o ungidos a precandidatos? ¿Qué sentido tiene incluir fotos y símbolos del partido oficial en las bolsas de alimentos que usted y yo pagamos con nuestros impuestos? Eso sin considerar el “negocio” detrás de la compra de los insumos y de la corrupción en la lista de beneficiarios.

No sé cuántas muestras más necesitamos para entender que este problema no es de quién está en el gobierno. Recordemos que con el binomio Torres-Colom hubo muchas acusaciones de corrupción y uso electorero de la bolsa –en aquellas épocas solidaria- por parte del ahora partido en el poder, partido que ahora es cuestionado por lo mismo.

Ante la ola de críticas, Rudy Pineda, presidente del tribunal Supremo Electoral –TSE-; afirmó que ya se habían iniciado las investigaciones para determinar si hubo o no campaña anticipada, así como las sanciones que correspondan. Recordemos que al año pasado el Partido Patriota –PP- fue suspendido temporalmente por la misma falta de la que ahora se le investiga.

Para los magistrados del TSE es una prueba más de su independencia y apego a la Ley; están en una situación donde se les puede ir de las manos el proceso electoral. Dependerá de que tan sólidos sean los argumentos de la resolución, una vez concluida la investigación.

Carlos Mencos, contralor de la Contraloría General de Cuentas –CGC-, dijo que iniciaron las investigaciones para determinar si se utilizaron recursos del gobierno para la impresión del material publicitario de Sinibaldi y Mazariegos -incluidos en las bolsas-. Me pregunto si eso implica que si la impresión la hizo el PP, ¿no importa que se utilicen mis recursos –impuestos- por medio de las bolsas para promocionar a sus precandidatos? ¿No importa que quienes hayan empacado las bolsas sean empleados del gobierno? ¿No importa que los fletes para transportar dichas bolsas sean pagados con mis impuestos? Hay algo que no me cuadra en esta lógica.

El binomio Baldetti-Pérez y la diputada Mazariegos no han emitido declaraciones. El vocero presidencial Jorge Ortega ha pedido que se desvincule al Ejecutivo de esta situación ya que el binomio no tenía conocimiento de esas imágenes. ¿Será acaso entonces que la gira para revisar el cumplimiento de los programas sociales es sólo para la foto? ¿Se puede desvincular al Ejecutivo, cuando es el Ministerio de Desarrollo Social -Mides- quien se encarga de este reparto? Ministerio, creado en este gobierno y anunciado como un gran logro.

Leonel Rodríguez, ministro del Mides negó cualquier responsabilidad ya que jura y perjura que cuando empacaron las bolsas no iba la propaganda. ¿Y entonces? ¿Cómo llegó ahí? ¿Por qué nadie detuvo la entrega? ¿Por qué nadie le avisó al presidente lo que sucedía? ¿Por qué nadie le avisó a la diputada Mazariegos de la situación? O acaso ¿todos estaban enterados y fingieron demencia?

También Sinibaldi -a través de un comunicado- se deslindó de toda responsabilidad en el asunto y pidió al “liderazgo local” que se abstuviera de esas prácticas. Me llama la atención que el común denominador de las declaraciones de estos personajes que se han atrevido a dar la cara es evadir toda responsabilidad, pero lo que más me preocupa es que ninguno de ellos ha ordenado o exigido una investigación exhaustiva para dar con los responsables y sancionarlos.   Es más, ni siquiera lo han hecho para cumplir con el protocolo de comunicación política.

Esto nos deja por lo menos dos lecciones: primero, los programas sociales solo sirven y servirán para fines políticos, electoreros y de pago de campaña pero nunca serán una solución eficaz para disminuir la pobreza, y segundo, que son las acciones continuadas en el tiempo las que nos demuestran el carácter de las personas y no las canciones pegajosas, eslogan o su imagen sonriente besando o cargando niños.

@Md30

Facebook.com/mda30

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María Dolores Arias
24 de marzo, 2015

La semana pasada el presidente Otto Pérez Molina y la vicepresidente Roxana Baldetti hicieron una gira por el país para revisar el cumplimiento de los programas sociales en varios departamentos de Guatemala. Esta gira pudo ser una más de las muchas que hacen para mejorar su imagen y aparentar que trabajan en defensa de los más pobres.

Sólo hubiera sido una nota más dentro de las noticias de la semana, incluyendo el toque pintoresco de los personajes en cuestión, junto con la diputada Emilennee Mazariegos, “disfrazados” de indígenas en la entrega de bolsas seguras en el departamento de Huehuetenango.

La noticia dio un giro cuando circularon fotografías de las bolsas seguras en cuestión, ya que además de alimentos incluían calendarios y postales con las imágenes del precandidato presidencial del partido oficial, Alejandro Sinibaldi y de la diputada Mazariegos, quien busca la reelección. Estas imágenes generaron indignación en las redes sociales y fueron titulares en varios medios.

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Varias cosas se deben considerar en esta situación. Una de ellas es la evidencia clara y contundente de los propósitos ocultos de estos “programas sociales”. Dichos programas sirven para mejorar la imagen de los políticos de turno, para buscar asegurarse el apoyo y voto en las siguientes elecciones, para reforzar los cacicazgos locales y fortalecer las “bases partidarias”.

Si no fuera así, entonces ¿por qué incluir en la bolsa de alimentos propaganda partidista? ¿Acaso es para alimentarles el espíritu con las imágenes de los “amados líderes” o ungidos a precandidatos? ¿Qué sentido tiene incluir fotos y símbolos del partido oficial en las bolsas de alimentos que usted y yo pagamos con nuestros impuestos? Eso sin considerar el “negocio” detrás de la compra de los insumos y de la corrupción en la lista de beneficiarios.

No sé cuántas muestras más necesitamos para entender que este problema no es de quién está en el gobierno. Recordemos que con el binomio Torres-Colom hubo muchas acusaciones de corrupción y uso electorero de la bolsa –en aquellas épocas solidaria- por parte del ahora partido en el poder, partido que ahora es cuestionado por lo mismo.

Ante la ola de críticas, Rudy Pineda, presidente del tribunal Supremo Electoral –TSE-; afirmó que ya se habían iniciado las investigaciones para determinar si hubo o no campaña anticipada, así como las sanciones que correspondan. Recordemos que al año pasado el Partido Patriota –PP- fue suspendido temporalmente por la misma falta de la que ahora se le investiga.

Para los magistrados del TSE es una prueba más de su independencia y apego a la Ley; están en una situación donde se les puede ir de las manos el proceso electoral. Dependerá de que tan sólidos sean los argumentos de la resolución, una vez concluida la investigación.

Carlos Mencos, contralor de la Contraloría General de Cuentas –CGC-, dijo que iniciaron las investigaciones para determinar si se utilizaron recursos del gobierno para la impresión del material publicitario de Sinibaldi y Mazariegos -incluidos en las bolsas-. Me pregunto si eso implica que si la impresión la hizo el PP, ¿no importa que se utilicen mis recursos –impuestos- por medio de las bolsas para promocionar a sus precandidatos? ¿No importa que quienes hayan empacado las bolsas sean empleados del gobierno? ¿No importa que los fletes para transportar dichas bolsas sean pagados con mis impuestos? Hay algo que no me cuadra en esta lógica.

El binomio Baldetti-Pérez y la diputada Mazariegos no han emitido declaraciones. El vocero presidencial Jorge Ortega ha pedido que se desvincule al Ejecutivo de esta situación ya que el binomio no tenía conocimiento de esas imágenes. ¿Será acaso entonces que la gira para revisar el cumplimiento de los programas sociales es sólo para la foto? ¿Se puede desvincular al Ejecutivo, cuando es el Ministerio de Desarrollo Social -Mides- quien se encarga de este reparto? Ministerio, creado en este gobierno y anunciado como un gran logro.

Leonel Rodríguez, ministro del Mides negó cualquier responsabilidad ya que jura y perjura que cuando empacaron las bolsas no iba la propaganda. ¿Y entonces? ¿Cómo llegó ahí? ¿Por qué nadie detuvo la entrega? ¿Por qué nadie le avisó al presidente lo que sucedía? ¿Por qué nadie le avisó a la diputada Mazariegos de la situación? O acaso ¿todos estaban enterados y fingieron demencia?

También Sinibaldi -a través de un comunicado- se deslindó de toda responsabilidad en el asunto y pidió al “liderazgo local” que se abstuviera de esas prácticas. Me llama la atención que el común denominador de las declaraciones de estos personajes que se han atrevido a dar la cara es evadir toda responsabilidad, pero lo que más me preocupa es que ninguno de ellos ha ordenado o exigido una investigación exhaustiva para dar con los responsables y sancionarlos.   Es más, ni siquiera lo han hecho para cumplir con el protocolo de comunicación política.

Esto nos deja por lo menos dos lecciones: primero, los programas sociales solo sirven y servirán para fines políticos, electoreros y de pago de campaña pero nunca serán una solución eficaz para disminuir la pobreza, y segundo, que son las acciones continuadas en el tiempo las que nos demuestran el carácter de las personas y no las canciones pegajosas, eslogan o su imagen sonriente besando o cargando niños.

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