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El error de los economistas

Redacción
07 de marzo, 2015

Cada año participo en un coloquio sobre la propiedad privada con alumnos de Derecho Civil. La finalidad de las discusiones es que amplíen su acervo de conocimientos más allá del derecho y comprendan los enormes efectos que la propiedad tiene en la economía, y más íntimamente, en el espíritu humano.

Las discusiones tienen como punto de partida el libro The Noblest Triumph, de Tom Bethell, quien, dicho sea de paso, inicia la obra con un jalón de orejas a los economistas. El problema del debate de la prosperidad, de la creación de riqueza, dice Bethell, es que se enfoca exclusivamente en factores económicos. Los economistas pretenden dar una explicación a tal fenómeno partiendo de explicaciones macroeconómicas –un poco de estímulo fiscal aquí, un poco de política monetaria allá – ignorando por completo, o dando por sentado, el fundamento principal de la economía de mercado: la propiedad privada, es decir, el derecho.

Comparto la crítica de Bethell, aunque espero que no se me tome como un arrogante que se atreve a discutir profusamente sobre una disciplina que no es la suya (soy abogado). Por el contrario, la crítica es una invitación para que juristas y economistas aceptemos que estas dos ciencias tienen más en común de lo que parece. Dice mucho en este sentido que los grandes economistas de la historia, de Adam Smith a Hayek, hayan estudiado Derecho.

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La crítica de Bethell toma más importancia en países como los nuestros ¿Por qué? Porque muchas veces el debate sobre la pobreza en Guatemala se concentra en temas eminentemente económicos, como los son la política monetaria y fiscal, seguridad social, fronteras abiertas, etc., dejando a un lado el verdadero problema que tiene a este país de rodillas: la ingobernabilidad y el poco respeto al derecho. Un país como Estados Unidos se puede “dar el lujo” de tener discusiones económicas grandes sin tomar en cuenta tanto el aspecto jurídico, pues es un país que políticamente ya está consolidado y el rule of law sí existe.

En Guatemala debemos dar un paso atrás, la discusión que debe guiar la opinión pública de aquí a muchos años en adelante tiene que tratar sobre las reformas que necesita el país, desde la Constitución hasta leyes ordinarias, para disminuir la violencia y hacer atractiva la inversión de capital, de lo contrario el mundo que le heredaremos a nuestros hijos y nietos será uno peor al que hoy tenemos.

Tom Bethell sostiene que “el análisis económico es como un puente colgante. Puede tener toda la ingeniería sofisticada que se quiera, pero en algún momento debe fundarse en la sólida roca de la ley y en instituciones políticas seguras […] Mi tesis es, entonces, que cuando ponemos a la ley de regreso en su lugar correcto, antecediendo a la economía, y hacemos a las relaciones legales el verdadero fundamento sobre el cual el puente del análisis económico debe de colocarse, podemos ver muchos eventos históricos a través de nuevos ojos.” Bien dicho.

El error de los economistas

Redacción
07 de marzo, 2015

Cada año participo en un coloquio sobre la propiedad privada con alumnos de Derecho Civil. La finalidad de las discusiones es que amplíen su acervo de conocimientos más allá del derecho y comprendan los enormes efectos que la propiedad tiene en la economía, y más íntimamente, en el espíritu humano.

Las discusiones tienen como punto de partida el libro The Noblest Triumph, de Tom Bethell, quien, dicho sea de paso, inicia la obra con un jalón de orejas a los economistas. El problema del debate de la prosperidad, de la creación de riqueza, dice Bethell, es que se enfoca exclusivamente en factores económicos. Los economistas pretenden dar una explicación a tal fenómeno partiendo de explicaciones macroeconómicas –un poco de estímulo fiscal aquí, un poco de política monetaria allá – ignorando por completo, o dando por sentado, el fundamento principal de la economía de mercado: la propiedad privada, es decir, el derecho.

Comparto la crítica de Bethell, aunque espero que no se me tome como un arrogante que se atreve a discutir profusamente sobre una disciplina que no es la suya (soy abogado). Por el contrario, la crítica es una invitación para que juristas y economistas aceptemos que estas dos ciencias tienen más en común de lo que parece. Dice mucho en este sentido que los grandes economistas de la historia, de Adam Smith a Hayek, hayan estudiado Derecho.

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La crítica de Bethell toma más importancia en países como los nuestros ¿Por qué? Porque muchas veces el debate sobre la pobreza en Guatemala se concentra en temas eminentemente económicos, como los son la política monetaria y fiscal, seguridad social, fronteras abiertas, etc., dejando a un lado el verdadero problema que tiene a este país de rodillas: la ingobernabilidad y el poco respeto al derecho. Un país como Estados Unidos se puede “dar el lujo” de tener discusiones económicas grandes sin tomar en cuenta tanto el aspecto jurídico, pues es un país que políticamente ya está consolidado y el rule of law sí existe.

En Guatemala debemos dar un paso atrás, la discusión que debe guiar la opinión pública de aquí a muchos años en adelante tiene que tratar sobre las reformas que necesita el país, desde la Constitución hasta leyes ordinarias, para disminuir la violencia y hacer atractiva la inversión de capital, de lo contrario el mundo que le heredaremos a nuestros hijos y nietos será uno peor al que hoy tenemos.

Tom Bethell sostiene que “el análisis económico es como un puente colgante. Puede tener toda la ingeniería sofisticada que se quiera, pero en algún momento debe fundarse en la sólida roca de la ley y en instituciones políticas seguras […] Mi tesis es, entonces, que cuando ponemos a la ley de regreso en su lugar correcto, antecediendo a la economía, y hacemos a las relaciones legales el verdadero fundamento sobre el cual el puente del análisis económico debe de colocarse, podemos ver muchos eventos históricos a través de nuevos ojos.” Bien dicho.