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Formas de Gobierno

Redacción
20 de junio, 2015

En el mundo encontramos varias formas de gobierno, refiriéndonos a las distinciones entre un país con reyes, con sistema presidencialista o bien con un sistema parlamentario. El nuestro, en Guatemala, en este sentido, es, prácticamente, un mixto.
¿Qué es mejor entre tener reyes, presidentes o parlamentos? Verdaderamente, es una pregunta que no se puede responder desde esas diferencias. Este año se cumplen 800 años de la firma de la Carta Magna por Juan Sin Tierra. Ese documento dio lugar al nacimiento del Parlamento, la Cámara Alta, en Inglaterra. Hoy día, nadie puede negar que Inglaterra, el Reino Unido, no es uno de los países con mejores condiciones de vida del mundo. De la misma manera que lo es el Reino de los Países Bajos (Holanda) o el Reino de Suecia, para mencionar un par. Del otro lado, tenemos un sistema mucho más parlamentario, sin reyes, en países como Alemania o Austria y el fenómeno de la democracia directa de los Cantones de la Comunidad Helvética (Suiza). Estados Unidos es un sistema Presidencialista, dentro de una Federación. Alemania y Austria son parlamentarios y federales. En otras latitudes, tenemos regímenes presidencialistas, como Corea del Norte, China u otros países africanos, en los que si bien se llama presidente, hereda el cargo y manda más que un Rey europeo.

¿Si no es importante si tenemos sistema presidencialista, parlamentario o real, qué es lo que sí importa?

La respuesta es en la definición de poderes conferidos o limitados a esas autoridades. En el Reino Unido, desde 1215, la lucha ha sido limitar el ejercicio del poder en manos del Rey, a su mínima expresión. Impedirle que utilice el poder para abusar de él. Por esos abusos, del Rey y el Parlamento, es que en 1776 se independizan 13 colonias en las Américas para fundar lo que hoy es Estados Unidos de América. Un experimento en el que bajo los principios de gobierno limitado que los documentos “constitucionales” ingleses establecían se erige un nuevo sistema en el que no hay nobleza, sino un “primero entre pares”, el presidente. En Alemania y Austria, la casa de los Emperadores (Austria en alemán se traduce como “Imperio de Oriente”), el sistema es parlamentario, sin embargo, claramente delimitadas las facultades de dicho Parlamento. Lo mismo se puede decir de los Reinos de los Países Bajos o Suecia, en el que el Rey y su Parlamento tienen esferas de poder muy bien definidas y limitadas.

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¿Qué limita en esos países el poder? La limitante está en lo que denominamos “garantías civiles” o “derechos individuales”. Es así que el gobernante está excluido de poder utilizar el poder estatal en las esferas “privadas”. Por ello es que se necesita que lo citen, oigan, venzan y condenen para que deje de ser inocente; que un gobernante no puede utilizar la fuerza para matarlo o quitarle su propiedad, que no es más que el producto de su trabajo -intelectual o físico. Eso, claro está, no impide que usted quiera condenarse a sí mismo y acepte reparar daños causados sin necesidad de intervención del juez o bien que decida dar toda su fortuna a una obra benéfica o para fundar una comunidad con sus mejores amigos. Al contrario, si no tuviéramos esas garantía, usted no podría formar una comunidad, no podría donar su esfuerzo o su dinero, ni podría aceptar hacerse responsable de situaciones que desea simplemente porque es buena gente o le parece adecuado, ya que nada, ni su vida, sería suya, sino del gobernante, fuera él un rey, un presidente o un parlamento.

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20 de junio, 2015

En el mundo encontramos varias formas de gobierno, refiriéndonos a las distinciones entre un país con reyes, con sistema presidencialista o bien con un sistema parlamentario. El nuestro, en Guatemala, en este sentido, es, prácticamente, un mixto.
¿Qué es mejor entre tener reyes, presidentes o parlamentos? Verdaderamente, es una pregunta que no se puede responder desde esas diferencias. Este año se cumplen 800 años de la firma de la Carta Magna por Juan Sin Tierra. Ese documento dio lugar al nacimiento del Parlamento, la Cámara Alta, en Inglaterra. Hoy día, nadie puede negar que Inglaterra, el Reino Unido, no es uno de los países con mejores condiciones de vida del mundo. De la misma manera que lo es el Reino de los Países Bajos (Holanda) o el Reino de Suecia, para mencionar un par. Del otro lado, tenemos un sistema mucho más parlamentario, sin reyes, en países como Alemania o Austria y el fenómeno de la democracia directa de los Cantones de la Comunidad Helvética (Suiza). Estados Unidos es un sistema Presidencialista, dentro de una Federación. Alemania y Austria son parlamentarios y federales. En otras latitudes, tenemos regímenes presidencialistas, como Corea del Norte, China u otros países africanos, en los que si bien se llama presidente, hereda el cargo y manda más que un Rey europeo.

¿Si no es importante si tenemos sistema presidencialista, parlamentario o real, qué es lo que sí importa?

La respuesta es en la definición de poderes conferidos o limitados a esas autoridades. En el Reino Unido, desde 1215, la lucha ha sido limitar el ejercicio del poder en manos del Rey, a su mínima expresión. Impedirle que utilice el poder para abusar de él. Por esos abusos, del Rey y el Parlamento, es que en 1776 se independizan 13 colonias en las Américas para fundar lo que hoy es Estados Unidos de América. Un experimento en el que bajo los principios de gobierno limitado que los documentos “constitucionales” ingleses establecían se erige un nuevo sistema en el que no hay nobleza, sino un “primero entre pares”, el presidente. En Alemania y Austria, la casa de los Emperadores (Austria en alemán se traduce como “Imperio de Oriente”), el sistema es parlamentario, sin embargo, claramente delimitadas las facultades de dicho Parlamento. Lo mismo se puede decir de los Reinos de los Países Bajos o Suecia, en el que el Rey y su Parlamento tienen esferas de poder muy bien definidas y limitadas.

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