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Guatemala sin Ángeles.

Redacción
25 de junio, 2015

Guatemala es uno de los países más emprendedores del mundo, ocupando la posición 19 de 54 países evaluados a nivel mundial en 2013 por el Monitor de Emprendimiento Global (Global Entrepreneurship Monitor –GEM-); sin embargo, también es uno de los países en donde menos emprendimientos logran establecerse. En efecto, conforme a dicho estudio, alrededor de seis de cada diez guatemaltecos emprenden un negocio, pero tan solo 4% logran permanecer por más de dos años. Según el GEM, el emprendedor en Guatemala suele ser joven, trabaja a tiempo completo y tiene un bajo nivel educativo; muchos expertos consideran que estas características contribuyen al bajo porcentaje de permanencia de los negocios.

Si bien son hipótesis válidas y fáciles de razonar, vemos en países desarrollados que algunos emprendedores logran establecer negocios aun teniendo características similares a las anteriormente mencionadas. Recientemente, una niña de apenas 9 años de Estados Unidos creó su propia empresa de dulces que mejoran la higiene dental; ella es joven, tiene un bajo nivel educativo, y va al colegio a tiempo completo; en otras palabras, cumpliría con el perfil de alguien predestinado a fallar con su emprendimiento; entonces, ¿por qué pudo su negocio emerger cuando el de tantos Guatemaltecos falla?

A mi criterio existen dos diferencias principales entre ella y los jóvenes emprendedores de Guatemala. La primera, es que para ella existe un mercado amplio, de personas que tienen el poder adquisitivo suficiente para comprar distintos productos y servicios, problema que podría ser solucionado en Guatemala proporcionando las herramientas que faciliten el acceso a mercados regionales o extra regionales y, el segundo, es que tuvo suficiente capital para invertirle al crecimiento de su negocio. Inicialmente recibiendo capital semilla de sus familiares que seguramente lo veían como un proyecto efímero, y más adelante recibiendo grandes inversiones de parte de quienes a se conocen como “inversionistas ángeles” (concepto concebido por el profesor norteamericano William Wetzel).

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Un inversionista ángel es un empresario con amplios recursos, que le apuesta a emprendimientos invirtiendo capital, conocimiento y tiempo, la mayoría de veces a cambio de acciones de participación en la empresa; en Guatemala, un ser mitológico. La realidad es que existen pocas personas individuales o jurídicas en el país que llenan este perfil; si bien hay muchos empresarios grandes, en general siguen enfocados en invertirle a su misma empresa, o distribuyen algunos fondos a organizaciones privadas que trabajan en temas de desarrollo. Por otra parte, existen varios proyectos de parte de los sectores académico, privado y público, que apoyan a emprendedores brindándoles las herramientas para crear modelos de negocio y establecer su mercado y precios, pero no les apoyan en lo más importante que es la vinculación con inversionistas.

Esta vinculación no la ofrecen porque no existe suficiente contraparte; los inversionistas ángeles por el momento no son una realidad para Guatemala, pero esto no quiere decir que se les cierran las puertas a los emprendedores del país. Se pueden crear especies de ángeles substitutos o temporales, utilizando distintos recursos que en conjunto llenan los atributos de un ángel inversionista. Para conseguir financiamiento, existen las páginas de “crowd funding”, que son plataformas que brindan el espacio para que emprendedores compartan sus proyectos y permite a distintas personas de todo el mundo hacer donaciones para apoyarlos; y para el conocimiento en materia de cómo construir un negocio, se pueden aprovechar las herramientas que si existen en el país, como son los diplomados que ofrecen la USAC, UNIS, Galileo e INTECAP, los programas de emprendimiento que tiene la UFM y el asesoramiento que ofrecen distintas organizaciones como la Asociación de Gerentes de Guatemala.

La meta de creación de empleo que se tiene estipulada para Guatemala por el sector público y el privado no será alcanzada sin la creación de nuevos negocios, y el crecimiento de los ya establecidos. La falta de inversionistas es un obstáculo complicado de sobrepasar, pero con las herramientas tecnológicas que existen se nos abren oportunidades para reemplazar estos vacíos por opciones alternativas.

Guatemala sin Ángeles.

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25 de junio, 2015

Guatemala es uno de los países más emprendedores del mundo, ocupando la posición 19 de 54 países evaluados a nivel mundial en 2013 por el Monitor de Emprendimiento Global (Global Entrepreneurship Monitor –GEM-); sin embargo, también es uno de los países en donde menos emprendimientos logran establecerse. En efecto, conforme a dicho estudio, alrededor de seis de cada diez guatemaltecos emprenden un negocio, pero tan solo 4% logran permanecer por más de dos años. Según el GEM, el emprendedor en Guatemala suele ser joven, trabaja a tiempo completo y tiene un bajo nivel educativo; muchos expertos consideran que estas características contribuyen al bajo porcentaje de permanencia de los negocios.

Si bien son hipótesis válidas y fáciles de razonar, vemos en países desarrollados que algunos emprendedores logran establecer negocios aun teniendo características similares a las anteriormente mencionadas. Recientemente, una niña de apenas 9 años de Estados Unidos creó su propia empresa de dulces que mejoran la higiene dental; ella es joven, tiene un bajo nivel educativo, y va al colegio a tiempo completo; en otras palabras, cumpliría con el perfil de alguien predestinado a fallar con su emprendimiento; entonces, ¿por qué pudo su negocio emerger cuando el de tantos Guatemaltecos falla?

A mi criterio existen dos diferencias principales entre ella y los jóvenes emprendedores de Guatemala. La primera, es que para ella existe un mercado amplio, de personas que tienen el poder adquisitivo suficiente para comprar distintos productos y servicios, problema que podría ser solucionado en Guatemala proporcionando las herramientas que faciliten el acceso a mercados regionales o extra regionales y, el segundo, es que tuvo suficiente capital para invertirle al crecimiento de su negocio. Inicialmente recibiendo capital semilla de sus familiares que seguramente lo veían como un proyecto efímero, y más adelante recibiendo grandes inversiones de parte de quienes a se conocen como “inversionistas ángeles” (concepto concebido por el profesor norteamericano William Wetzel).

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Un inversionista ángel es un empresario con amplios recursos, que le apuesta a emprendimientos invirtiendo capital, conocimiento y tiempo, la mayoría de veces a cambio de acciones de participación en la empresa; en Guatemala, un ser mitológico. La realidad es que existen pocas personas individuales o jurídicas en el país que llenan este perfil; si bien hay muchos empresarios grandes, en general siguen enfocados en invertirle a su misma empresa, o distribuyen algunos fondos a organizaciones privadas que trabajan en temas de desarrollo. Por otra parte, existen varios proyectos de parte de los sectores académico, privado y público, que apoyan a emprendedores brindándoles las herramientas para crear modelos de negocio y establecer su mercado y precios, pero no les apoyan en lo más importante que es la vinculación con inversionistas.

Esta vinculación no la ofrecen porque no existe suficiente contraparte; los inversionistas ángeles por el momento no son una realidad para Guatemala, pero esto no quiere decir que se les cierran las puertas a los emprendedores del país. Se pueden crear especies de ángeles substitutos o temporales, utilizando distintos recursos que en conjunto llenan los atributos de un ángel inversionista. Para conseguir financiamiento, existen las páginas de “crowd funding”, que son plataformas que brindan el espacio para que emprendedores compartan sus proyectos y permite a distintas personas de todo el mundo hacer donaciones para apoyarlos; y para el conocimiento en materia de cómo construir un negocio, se pueden aprovechar las herramientas que si existen en el país, como son los diplomados que ofrecen la USAC, UNIS, Galileo e INTECAP, los programas de emprendimiento que tiene la UFM y el asesoramiento que ofrecen distintas organizaciones como la Asociación de Gerentes de Guatemala.

La meta de creación de empleo que se tiene estipulada para Guatemala por el sector público y el privado no será alcanzada sin la creación de nuevos negocios, y el crecimiento de los ya establecidos. La falta de inversionistas es un obstáculo complicado de sobrepasar, pero con las herramientas tecnológicas que existen se nos abren oportunidades para reemplazar estos vacíos por opciones alternativas.