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Indignación

Betty Marroquin
27 de julio, 2015

Es el sentir de muchos guatemaltecos ante la payasada de juicio re iniciado el jueves 23 contra el General Efraín Ríos Montt. Indignación porque es una burla a nuestro sistema judicial, convertido en una especie de Anfiteatro de Flavio, hoy día conocido como Coliseo Romano, por quienes invisten las sacras togas de la justicia como herramienta para vengar una guerra perdida. Es un verdadero circo romano con todo y verdugos, porque enjuiciar a un anciano de 89 años, y para rematarla, recluirlo en el peor hospital psiquiátrico del Hemisferio es una verdadera afronta a quien tenga un mínimo de sentido de humanidad. ¿Qué resistencia, que defensa puede presentar un anciano enfermo de cáncer terminal a estos verdugos que buscan condenarlo? ¿Y condenarlo a que cosa, cadena perpetua? ¡Por favor, es un insulto a la lógica! Que no me vengan con el cuento los ex guerrilleros y sus simpatizantes que se lo merece por los abusos de la guerra porque si eso fuera así, ¿que se merecen los violadores y asesinos, los mareros, los narcotraficantes, etc.? ¿Por qué esa ralea del peor tipo de la especie humana tiene derechos humanos, y el general no? Y si nos vamos a los puros Derechos Humanos, ¿dónde quedaron los Artículos 2, 5, 7, 8, 10, y 11 inciso a, de la insigne Declaración Universal de Derechos Humanos adoptada y proclamada el 10 de diciembre de 1948 por Naciones Unidas? Artículos que hablan de los más elementales derechos que TODO ser humano debe tener sin distinción de edad, raza, condición social, o política. Que protegen la dignidad del ser humano, sea éste quien sea, lo protege de humillación y discriminación, y le garantiza un juicio objetivo y justo. Según parece, la nueva corriente de pensamiento que ha invadido el sistema legal en Guatemala únicamente confiere esos derechos humanos a los asesinos, mareros y demás delincuentes, y sobre todo, a los ex guerrilleros.

Indignación porque quienes sí crecimos y vivimos esos 36 malditos años de la guerra, vimos en la firma de los famosos Acuerdos de Paz Firme y Duradera en 1996, la esperanza de que finalmente Guatemala pudiera salir de esa era tóxica que fue la Guerra Fría, ver hacia adelante, crecer como nación. Esperanza de que en alguna medida, trajeran reconciliación a todos los sectores, y diera a nuestro país una oportunidad para vivir en democracia y construir una nación prospera y en paz. ¿Le parece, amigo lector, que esto se haya aplicado ecuánimemente? Guerrilleros asesinos se pavean felices por la ciudad, han ocupado algunos de los cargos más altos en la Administración Pública. Si bien existen aquellos cuyos corazones han declarado abiertamente hoy día un claro desencanto con la utopía del Comunismo en todas sus formas, hay quienes no pueden tan sólo aparentarlo y son quienes hemos visto ocupar el cargo más alto en la fiscalía, recibir premios internacionales por su trabajo como verdugos, y manipular un débil sistema judicial a su sabor y antojo.

Amigo lector, he leído los comentarios indignados de muchos guatemaltecos que como yo, no tienen nada que ver con el Ejército, no pertenecen a partido político alguno, no hablan por haber tenido parientes que tuvieran arte ni parte en el conflicto, y que son simplemente ciudadanos hartos y hastiados de la cantaleta contra el ejército, del disco rayado que cantan los que perdieron la guerra y de ver a la izquierda protegida bajo un cuasi escudo invisible. Indignación alimentada del hecho de que un Embajador de los Estados Unidos tenga el poco tino de asistir personalmente a la burla de juicio contra el General. Si el Embajador Todd Robinson piensa que su presencia no influencia nada, no ha entendido a Guatemala o tiene muy malos asesores. Su mera presencia es una intromisión a los asuntos internos de nuestro país. O que, ¿los Estados Unidos son querellante adhesivo en el caso? Si el juicio es tan importante para los Estados Unidos, ¿por qué esperaron 29 años para enjuiciarlo? Siendo los cuasi dueños y señores de Guatemala, hubieran podido inventarse algo para quitarle la inmunidad mucho antes. Si el General muere en ese asco de agujero negro donde lo han llevado, el Federico Mora, tendrán culpa. Se olvidan que la nieta del General es ciudadana Americana. Que la niña crecerá y cuando sea un adulto, a cómo va el mundo, podría como mínimo demandar a los Estados Unidos por abusos a la humanidad de su abuelo y daños irreparables a la dignidad de su familia.

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Será que este circo iniciado justo el día después que la Corte ordenara al TSE inscribir a la Licda. Zury Ríos, estaba pesado, medido y calculado. Independientemente del sentir de cada quién hacia la Licda. Ríos, que les sea simpática o antipática, la realidad es que tenían que inscribirla. Todos los Constitucionalistas, los expertos en nuestra Carta Magna, los que saben interpretarla sin apasionamientos y con objetividad, dijeron desde siempre que no existe impedimento para inscribir a alguien como ella. Su padre no está actualmente en el ejercicio del poder y ella no ha dado golpe de Estado. Punto y basta. Si no les gusta, no voten por ella y listo, pero hacer gastar al Estado en una batalla estéril y obtusa para impedirle correr en las elecciones, es tan indignante como que quemen fondos del Estado en esa payasada de juicio.

Amigos, el día que dejemos a nuestras pasiones a un lado y apliquemos la Ley con ecuanimidad, objetivamente, sin vicios, tendremos una Guatemala mejor. El día que nuestros aliados nos demuestren un mínimo de respeto, siendo al menos más disimulados en su eterno intervencionismo, tendremos una Guatemala más digna. El día que la izquierda acepte que perdió la guerra iniciará finalmente un verdadero proceso de paz. Pero me temo que quienes lideran la izquierda en nuestro país son incapaces de imitar a sus camaradas de Europa del Este y de tantos otros escenarios de Guerra Fría y aceptar que la gente despierta y finalmente comprende que el Comunismo y el Socialismo no son más que una utopía en teoría, y en la práctica, son el medio de distribuir lo ajeno. Pero claro que no lo aceptarán, si se ha demostrado que son el mejor sistema de enriquecimiento rápido, para muestra un botón, don Fidelito y Huguito, y sus obscenas fortunas.

Esos jóvenes que apuntan con el dedo al General y lo tildan de genocida y asesino, no se dan cuenta que pueden expresarse única y exclusivamente porque Guatemala no cayó en el Comunismo. Porque Guatemala no fue otra Nicaragua u otra Cuba. Tienen la libertad de vestir, comer, decir, aprender, leer y vivir libremente, gracias a que Guatemala no dejó de ser una sociedad libre. ¿Y gracias a quién creen que es eso? A los soldados del Ejército de Guatemala que desde finales de los sesentas hasta que fuera derrotada la guerrilla en los ochentas dieron su vida por salvar a nuestro país de las garras del Comunismo. Como quienes recordamos la guerra, recuerdo perfectamente los reductos en la ciudad. Los bombazos en plena capital, por células de la guerrilla operantes en las zonas urbanas. Recuerdo el atosigamiento de los impuestos de guerra. Recuerdo los secuestros de empresarios y sus familiares, que fueran torturados y asesinados por la guerrilla. Y recuerdo perfectamente, que el Ejército de Guatemala, al igual que la guerrilla, era en su vasta mayoría indígena. Se han documentado familias divididas en ambos bandos. Si el genocidio es la exterminación de un grupo nacional, étnico, racial y religioso, en Guatemala no hubo genocidio. La guerra fue algo horrible, donde se cometieron acciones espantosas por ambos bandos. Era una guerra de baja intensidad, que por definición es sucia y sin reglas de enfrentamiento, y por ende, donde todo se vale. Pero me indigna que hoy día se castigue sólo a un lado, cuando primero firmamos los Acuerdos de Paz a manera de borrón y cuenta nueva (así nos lo vendieron…) y segundo, cuando únicamente persiguen a un bando. Como bien dijera Ludwig von Mises, “únicamente el imperio de la Ley impide a los gobernantes convertirse en los peores mafiosos”.

En lo personal, doy gracias al sacrificio del Ejército durante la guerra, al liderazgo de quienes derrotaron a la guerrilla, y de quienes me permitieran salvaguardar mi libertad individual. Tenemos la responsabilidad de cuidar nuestra libertad. Amigos, tratemos de ver hacia adelante y no hacia atrás, de aprender de nuestros errores, y de seguir luchando por una Guatemala en paz, pero LIBRE, SOBERANA e INDEPENDIENTE. Volviendo a von Mises, “hoy día el pueblo sólo puede buscar su salvación en la democracia, en el derecho a la autodeterminación tanto individual como de la nación”.

Indignación

Betty Marroquin
27 de julio, 2015

Es el sentir de muchos guatemaltecos ante la payasada de juicio re iniciado el jueves 23 contra el General Efraín Ríos Montt. Indignación porque es una burla a nuestro sistema judicial, convertido en una especie de Anfiteatro de Flavio, hoy día conocido como Coliseo Romano, por quienes invisten las sacras togas de la justicia como herramienta para vengar una guerra perdida. Es un verdadero circo romano con todo y verdugos, porque enjuiciar a un anciano de 89 años, y para rematarla, recluirlo en el peor hospital psiquiátrico del Hemisferio es una verdadera afronta a quien tenga un mínimo de sentido de humanidad. ¿Qué resistencia, que defensa puede presentar un anciano enfermo de cáncer terminal a estos verdugos que buscan condenarlo? ¿Y condenarlo a que cosa, cadena perpetua? ¡Por favor, es un insulto a la lógica! Que no me vengan con el cuento los ex guerrilleros y sus simpatizantes que se lo merece por los abusos de la guerra porque si eso fuera así, ¿que se merecen los violadores y asesinos, los mareros, los narcotraficantes, etc.? ¿Por qué esa ralea del peor tipo de la especie humana tiene derechos humanos, y el general no? Y si nos vamos a los puros Derechos Humanos, ¿dónde quedaron los Artículos 2, 5, 7, 8, 10, y 11 inciso a, de la insigne Declaración Universal de Derechos Humanos adoptada y proclamada el 10 de diciembre de 1948 por Naciones Unidas? Artículos que hablan de los más elementales derechos que TODO ser humano debe tener sin distinción de edad, raza, condición social, o política. Que protegen la dignidad del ser humano, sea éste quien sea, lo protege de humillación y discriminación, y le garantiza un juicio objetivo y justo. Según parece, la nueva corriente de pensamiento que ha invadido el sistema legal en Guatemala únicamente confiere esos derechos humanos a los asesinos, mareros y demás delincuentes, y sobre todo, a los ex guerrilleros.

Indignación porque quienes sí crecimos y vivimos esos 36 malditos años de la guerra, vimos en la firma de los famosos Acuerdos de Paz Firme y Duradera en 1996, la esperanza de que finalmente Guatemala pudiera salir de esa era tóxica que fue la Guerra Fría, ver hacia adelante, crecer como nación. Esperanza de que en alguna medida, trajeran reconciliación a todos los sectores, y diera a nuestro país una oportunidad para vivir en democracia y construir una nación prospera y en paz. ¿Le parece, amigo lector, que esto se haya aplicado ecuánimemente? Guerrilleros asesinos se pavean felices por la ciudad, han ocupado algunos de los cargos más altos en la Administración Pública. Si bien existen aquellos cuyos corazones han declarado abiertamente hoy día un claro desencanto con la utopía del Comunismo en todas sus formas, hay quienes no pueden tan sólo aparentarlo y son quienes hemos visto ocupar el cargo más alto en la fiscalía, recibir premios internacionales por su trabajo como verdugos, y manipular un débil sistema judicial a su sabor y antojo.

Amigo lector, he leído los comentarios indignados de muchos guatemaltecos que como yo, no tienen nada que ver con el Ejército, no pertenecen a partido político alguno, no hablan por haber tenido parientes que tuvieran arte ni parte en el conflicto, y que son simplemente ciudadanos hartos y hastiados de la cantaleta contra el ejército, del disco rayado que cantan los que perdieron la guerra y de ver a la izquierda protegida bajo un cuasi escudo invisible. Indignación alimentada del hecho de que un Embajador de los Estados Unidos tenga el poco tino de asistir personalmente a la burla de juicio contra el General. Si el Embajador Todd Robinson piensa que su presencia no influencia nada, no ha entendido a Guatemala o tiene muy malos asesores. Su mera presencia es una intromisión a los asuntos internos de nuestro país. O que, ¿los Estados Unidos son querellante adhesivo en el caso? Si el juicio es tan importante para los Estados Unidos, ¿por qué esperaron 29 años para enjuiciarlo? Siendo los cuasi dueños y señores de Guatemala, hubieran podido inventarse algo para quitarle la inmunidad mucho antes. Si el General muere en ese asco de agujero negro donde lo han llevado, el Federico Mora, tendrán culpa. Se olvidan que la nieta del General es ciudadana Americana. Que la niña crecerá y cuando sea un adulto, a cómo va el mundo, podría como mínimo demandar a los Estados Unidos por abusos a la humanidad de su abuelo y daños irreparables a la dignidad de su familia.

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Será que este circo iniciado justo el día después que la Corte ordenara al TSE inscribir a la Licda. Zury Ríos, estaba pesado, medido y calculado. Independientemente del sentir de cada quién hacia la Licda. Ríos, que les sea simpática o antipática, la realidad es que tenían que inscribirla. Todos los Constitucionalistas, los expertos en nuestra Carta Magna, los que saben interpretarla sin apasionamientos y con objetividad, dijeron desde siempre que no existe impedimento para inscribir a alguien como ella. Su padre no está actualmente en el ejercicio del poder y ella no ha dado golpe de Estado. Punto y basta. Si no les gusta, no voten por ella y listo, pero hacer gastar al Estado en una batalla estéril y obtusa para impedirle correr en las elecciones, es tan indignante como que quemen fondos del Estado en esa payasada de juicio.

Amigos, el día que dejemos a nuestras pasiones a un lado y apliquemos la Ley con ecuanimidad, objetivamente, sin vicios, tendremos una Guatemala mejor. El día que nuestros aliados nos demuestren un mínimo de respeto, siendo al menos más disimulados en su eterno intervencionismo, tendremos una Guatemala más digna. El día que la izquierda acepte que perdió la guerra iniciará finalmente un verdadero proceso de paz. Pero me temo que quienes lideran la izquierda en nuestro país son incapaces de imitar a sus camaradas de Europa del Este y de tantos otros escenarios de Guerra Fría y aceptar que la gente despierta y finalmente comprende que el Comunismo y el Socialismo no son más que una utopía en teoría, y en la práctica, son el medio de distribuir lo ajeno. Pero claro que no lo aceptarán, si se ha demostrado que son el mejor sistema de enriquecimiento rápido, para muestra un botón, don Fidelito y Huguito, y sus obscenas fortunas.

Esos jóvenes que apuntan con el dedo al General y lo tildan de genocida y asesino, no se dan cuenta que pueden expresarse única y exclusivamente porque Guatemala no cayó en el Comunismo. Porque Guatemala no fue otra Nicaragua u otra Cuba. Tienen la libertad de vestir, comer, decir, aprender, leer y vivir libremente, gracias a que Guatemala no dejó de ser una sociedad libre. ¿Y gracias a quién creen que es eso? A los soldados del Ejército de Guatemala que desde finales de los sesentas hasta que fuera derrotada la guerrilla en los ochentas dieron su vida por salvar a nuestro país de las garras del Comunismo. Como quienes recordamos la guerra, recuerdo perfectamente los reductos en la ciudad. Los bombazos en plena capital, por células de la guerrilla operantes en las zonas urbanas. Recuerdo el atosigamiento de los impuestos de guerra. Recuerdo los secuestros de empresarios y sus familiares, que fueran torturados y asesinados por la guerrilla. Y recuerdo perfectamente, que el Ejército de Guatemala, al igual que la guerrilla, era en su vasta mayoría indígena. Se han documentado familias divididas en ambos bandos. Si el genocidio es la exterminación de un grupo nacional, étnico, racial y religioso, en Guatemala no hubo genocidio. La guerra fue algo horrible, donde se cometieron acciones espantosas por ambos bandos. Era una guerra de baja intensidad, que por definición es sucia y sin reglas de enfrentamiento, y por ende, donde todo se vale. Pero me indigna que hoy día se castigue sólo a un lado, cuando primero firmamos los Acuerdos de Paz a manera de borrón y cuenta nueva (así nos lo vendieron…) y segundo, cuando únicamente persiguen a un bando. Como bien dijera Ludwig von Mises, “únicamente el imperio de la Ley impide a los gobernantes convertirse en los peores mafiosos”.

En lo personal, doy gracias al sacrificio del Ejército durante la guerra, al liderazgo de quienes derrotaron a la guerrilla, y de quienes me permitieran salvaguardar mi libertad individual. Tenemos la responsabilidad de cuidar nuestra libertad. Amigos, tratemos de ver hacia adelante y no hacia atrás, de aprender de nuestros errores, y de seguir luchando por una Guatemala en paz, pero LIBRE, SOBERANA e INDEPENDIENTE. Volviendo a von Mises, “hoy día el pueblo sólo puede buscar su salvación en la democracia, en el derecho a la autodeterminación tanto individual como de la nación”.