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Zapatero a tu zapato

Betty Marroquin
30 de julio, 2015

Francamente, la mera mención de la palabra genocidio en el sermón del Arobispo Oscar Vian del domingo me sacó de quicio. Quizás ya me había desacostumbrado a que los médicos de almas se metieran en política porque las misas a las que trato de asistir a diario no están politizadas (si, voy a misa casi a diario). Evidentemente, las malas mañas no se les quitan a algunos curas. Se rehúsan a aceptar que la religión y la política no se deben mezclar. Con todos los problemas de valores que tenemos, en lugar de dar un sermón enfocado en el perdón, sobre el amor familiar, la concordia, la paz en el hogar, el respeto a las mujeres, la pareja, la relación padres-hijos, el Arzobispo se pone a hablar de genocidio. Creo que equivocó escenario, audiencia y atuendo. Debió pensar que estaba en el altiplano, delante de un grupo de indígenas manipulables y vestido de camuflaje. Me pregunto si el Obispo quiere ayudar al proceso de reconciliación nacional, a que Guatemala vaya hacia adelante, o busca sólo echarle leña al fuego, azuzar ánimos, y estimular el evidente deseo de venganza de una izquierda obtusa y derrotada. Y si habla de justicia y de verdad, ¿alguien por favor me diga si alguna vez han escuchado a los curas que se meten en política decir algo sobre la justicia para las víctimas de la guerrilla y la verdad sobre la enorme cantidad de casos no documentados pero de los que uno escucha hablar una y otra vez? En una cosa estamos de acuerdo, señor Arzobispo, que hay hambre de justicia entre tanta mentira, es innegable. Sólo que de la mentira y de la justicia que hablamos usted y yo, son radicalmente opuestas.

Analicemos este tema, y le cuento que al meterse en política abre la puerta para que uno se meta con su campo de acción. ¿Cuál es la labor de un sacerdote? Según lo que recuerdo desde niña, es la evangelización y la diseminación de la Palabra de Dios, de Jesús que dio la vida por nosotros, primordialmente. Pero si bien la Iglesia fue causa y en algunos casos efecto del derramamiento de sangre en Europa, y en otros confines de la tierra, precisamente por meter la nariz en política, causa frustración que en pleno siglo XXI no hayan algunos aprendido aún la lección. Madison lo dijo claro, y si bien los Estados Unidos son “una nación bajo la tutela de Dios” (one nation under God), muchos ponen en tela de juicio la separación entre Iglesia y Estado, eso no significa que todo lo que hagan sea regido por la Iglesia, en absoluto, como lo declarara el mismo George Washington al referirse al Tratado de Trípoli de 1796. Zapatero a tu zapato, señor Arzobispo. ¿O prefiere que los políticos se suban al púlpito a decirle a la gente como ser mejores cristianos?   Con lo mal que está la humanidad, el clero debiera enfocarse en las enseñanzas bíblicas y alimentar las almas de la gente. O que, ¿no se han percatado que cada vez son más los desencantados con la religión Católica? Si predicaran el amor, el perdón, el respeto, la compasión, la humildad, la honradez, quizás el mundo sería mejor. Si predicaran la palabra de Jesús, en vez de meterse en dónde no caben, otro gallo nos cantara.

Y si tanta es su gana de meterse en el tema, si su necesidad de opinar desde el púlpito es tal que no se contiene, al menos tenga el disimulo de hacerlo con un gramo de objetividad, y hable también de las víctimas de la guerrilla, o que, ¿no son dignas de compasión Cristiana? Pareciera que a todos los que condenan al General Ríos Montt y al Ejército pretendieran que a la guerrilla se les recibiera con alfombra roja en el palacio, o bien, que se les “combatiera” con atolito, champurradas o canillas de leche! Este no es un misterio como el huevo y la gallina. La guerra inició por culpa de la guerrilla, les guste o no. La guerrilla inició la guerra asquerosa de baja intensidad, sin reglas de enfrentamiento, donde todo se valía. La guerrilla destruyó puentes, carreteras, etc tratando de poner de rodillas al sector productivo del país y por ende, al gobierno. Sin plata no hay gobierno, o que, ¿no lo saben? Sin el sector productivo no hay plata para pagar impuestos, con los que se pagan los salarios del sector público, con los que se invierte en el país (en teoría al menos). ¿Qué les pasa?   Están ciegos. Como si no fuera evidente que la utopía del Comunismo NO funciona. Como si no se hubiese visto claramente su fracaso en todas partes. O que, ¿no se han informado sobre el enriquecimiento obsceno de Castro, de la Nomenclatura Rusa y China a costa del pueblo oprimido y privo de libertad?   Y si nos vamos a las fórmulas modernas, el chavismo es aún más fracaso que el castrismo. Y si no lo creen, Venezuela pasó de ser un país exportador de carne de aves y bovina, a importador, además de que frecuentemente no tienen ni papel higiénico ni leche en polvo en los supermercados.

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La ironía más grotesca cuando se trata de curas que abogan por el Comunismo o el Socialismo, es que esos credos políticos ni siquiera creen en credos religiosos, siguiendo a su fundador Karl Marx, quién consideró la religión el opio de las masas. Así que basta ya de meterse cizaña, Señor Arzobispo. La palabra mágica es RECONCILIACION. Y si no le parece, ¿según usted, para qué firmamos los Acuerdos de Paz Libre y Duradera?

Zapatero a tu zapato

Betty Marroquin
30 de julio, 2015

Francamente, la mera mención de la palabra genocidio en el sermón del Arobispo Oscar Vian del domingo me sacó de quicio. Quizás ya me había desacostumbrado a que los médicos de almas se metieran en política porque las misas a las que trato de asistir a diario no están politizadas (si, voy a misa casi a diario). Evidentemente, las malas mañas no se les quitan a algunos curas. Se rehúsan a aceptar que la religión y la política no se deben mezclar. Con todos los problemas de valores que tenemos, en lugar de dar un sermón enfocado en el perdón, sobre el amor familiar, la concordia, la paz en el hogar, el respeto a las mujeres, la pareja, la relación padres-hijos, el Arzobispo se pone a hablar de genocidio. Creo que equivocó escenario, audiencia y atuendo. Debió pensar que estaba en el altiplano, delante de un grupo de indígenas manipulables y vestido de camuflaje. Me pregunto si el Obispo quiere ayudar al proceso de reconciliación nacional, a que Guatemala vaya hacia adelante, o busca sólo echarle leña al fuego, azuzar ánimos, y estimular el evidente deseo de venganza de una izquierda obtusa y derrotada. Y si habla de justicia y de verdad, ¿alguien por favor me diga si alguna vez han escuchado a los curas que se meten en política decir algo sobre la justicia para las víctimas de la guerrilla y la verdad sobre la enorme cantidad de casos no documentados pero de los que uno escucha hablar una y otra vez? En una cosa estamos de acuerdo, señor Arzobispo, que hay hambre de justicia entre tanta mentira, es innegable. Sólo que de la mentira y de la justicia que hablamos usted y yo, son radicalmente opuestas.

Analicemos este tema, y le cuento que al meterse en política abre la puerta para que uno se meta con su campo de acción. ¿Cuál es la labor de un sacerdote? Según lo que recuerdo desde niña, es la evangelización y la diseminación de la Palabra de Dios, de Jesús que dio la vida por nosotros, primordialmente. Pero si bien la Iglesia fue causa y en algunos casos efecto del derramamiento de sangre en Europa, y en otros confines de la tierra, precisamente por meter la nariz en política, causa frustración que en pleno siglo XXI no hayan algunos aprendido aún la lección. Madison lo dijo claro, y si bien los Estados Unidos son “una nación bajo la tutela de Dios” (one nation under God), muchos ponen en tela de juicio la separación entre Iglesia y Estado, eso no significa que todo lo que hagan sea regido por la Iglesia, en absoluto, como lo declarara el mismo George Washington al referirse al Tratado de Trípoli de 1796. Zapatero a tu zapato, señor Arzobispo. ¿O prefiere que los políticos se suban al púlpito a decirle a la gente como ser mejores cristianos?   Con lo mal que está la humanidad, el clero debiera enfocarse en las enseñanzas bíblicas y alimentar las almas de la gente. O que, ¿no se han percatado que cada vez son más los desencantados con la religión Católica? Si predicaran el amor, el perdón, el respeto, la compasión, la humildad, la honradez, quizás el mundo sería mejor. Si predicaran la palabra de Jesús, en vez de meterse en dónde no caben, otro gallo nos cantara.

Y si tanta es su gana de meterse en el tema, si su necesidad de opinar desde el púlpito es tal que no se contiene, al menos tenga el disimulo de hacerlo con un gramo de objetividad, y hable también de las víctimas de la guerrilla, o que, ¿no son dignas de compasión Cristiana? Pareciera que a todos los que condenan al General Ríos Montt y al Ejército pretendieran que a la guerrilla se les recibiera con alfombra roja en el palacio, o bien, que se les “combatiera” con atolito, champurradas o canillas de leche! Este no es un misterio como el huevo y la gallina. La guerra inició por culpa de la guerrilla, les guste o no. La guerrilla inició la guerra asquerosa de baja intensidad, sin reglas de enfrentamiento, donde todo se valía. La guerrilla destruyó puentes, carreteras, etc tratando de poner de rodillas al sector productivo del país y por ende, al gobierno. Sin plata no hay gobierno, o que, ¿no lo saben? Sin el sector productivo no hay plata para pagar impuestos, con los que se pagan los salarios del sector público, con los que se invierte en el país (en teoría al menos). ¿Qué les pasa?   Están ciegos. Como si no fuera evidente que la utopía del Comunismo NO funciona. Como si no se hubiese visto claramente su fracaso en todas partes. O que, ¿no se han informado sobre el enriquecimiento obsceno de Castro, de la Nomenclatura Rusa y China a costa del pueblo oprimido y privo de libertad?   Y si nos vamos a las fórmulas modernas, el chavismo es aún más fracaso que el castrismo. Y si no lo creen, Venezuela pasó de ser un país exportador de carne de aves y bovina, a importador, además de que frecuentemente no tienen ni papel higiénico ni leche en polvo en los supermercados.

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La ironía más grotesca cuando se trata de curas que abogan por el Comunismo o el Socialismo, es que esos credos políticos ni siquiera creen en credos religiosos, siguiendo a su fundador Karl Marx, quién consideró la religión el opio de las masas. Así que basta ya de meterse cizaña, Señor Arzobispo. La palabra mágica es RECONCILIACION. Y si no le parece, ¿según usted, para qué firmamos los Acuerdos de Paz Libre y Duradera?